Drake Garrison - Guía de Hombres Lobo en Español: Todo lo que Querías Saber pero Temías Preguntar de estas Misteriosas Criaturas Nocturnas

Los animales y humanos siempre han tenido una relación muy cercana.

Desde el fiel y leal amigo del hombre, el perro, hasta las aves que surcan los cielos y nos observan desde las alturas.

Es difícil creer que, después de haber pasado miles de años conviviendo, relacionándonos, y ayudándonos mutuamente, no haya existido una forma natural de volvernos unos con ellos. Muchas religiones y corrientes de pensamiento afirman haberlos logrado, y han dejado registro de ello en sus miles de historias al respecto.

Por ejemplo, los nativos americanos creían firmemente en los espíritus animales, y que, a través de ritos, ejercicios, y prácticas espirituales, algunos humanos eran capaces de unir sus almas con las de aquellos espíritus que los protegían durante su crecimiento. Esta unión era vista como sagrada, y uno de los mayores honores que un guerrero podía obtener de los dioses. Algunos lo conseguían durante la muerte, y unos pocos en vida.

Esta unión era, hasta cierto punto, metafórica, pero muchas tribus incluso llegaron a creer que la unión podía no estar limitada al plano espiritual, sino que también podía materializarse en la tierra, dándole la capacidad al guerrero de convertirse en el animal que le había otorgado su bendición.

Bajo esta misma línea de pensamiento, que además se repite a lo largo de diferentes culturas y religiones sin importar la época, es lógico que eventualmente hayamos llegado a la pregunta que buscamos responder en este libro: ¿pudo haber existido una mezcla entre humanos y lobos que esté rondando los mismos suelos por los que caminamos?

El mito del hombre lobo no es exclusivo del oeste del mundo.

En Grecia, el popular poeta y escritor Oviedo dejó registro de esta criatura mitológica desde tiempos inmemorables en su obra Metamorfosis, mientras que las culturas escandinavas tenían diferentes figuras caninas como seres de vital importancia en su mitología y cosmovisión.

Si tu curiosidad es lo suficientemente grande como para considerar la existencia de tal criatura, este libro podrá ayudarte a entender mejor a estos seres, y a todos aquellos individuos que han dedicado su vida entera a la búsqueda de ellos.

Katie Zahn, de 15 años, y tres amigos tenían una criatura canina en su mente el día que manejaron hasta Avon Bottoms, una remota área salvaje en el suroeste del condado Rock, en Wisconsin. Acurrucado en la parte de atrás de su auto se encontraba un cachorro de Rottweiler que uno de los adolescentes había traído al viaje para vendérselo a alguien en el área.

El joven grupo había organizado un encuentro con los nuevos dueños del perro en uno de los refugios del condado.

Pero después de que habían concluido la transacción y se habían despedido del perro, decidieron explorar el área e investigar sobre alguna de las leyendas urbanas que habían escuchado sobre esa área pantanosa y arbolada.

Según habían escuchado, un grupo de científicos locos habían mantenido un laboratorio secreto en el área, al menos eso decía la historia, y de alguna forma habían logrado crear un híbrido de humano y animal que se escapó entre la naturaleza. Supuestamente, los científicos abandonaron el área después de caer en desesperación y miedo, y así dejaron los “mamíferos animales” que habían creado sueltos en los alrededores. De vez en cuando, algún aventurero afortunado (o desafortunado) reportaba haber visto un híbrido canino acechando cerca de Avon.

Esperando ver a una de las criaturas con sus propios hijos, Katie y sus amigos manejaron a un campo donde se habían reportado avistamientos, pero nunca les pareció fuera de lo ordinario.

Los dos chicos tomaron sus pistolas de aire de la cajuela del coche y se aventuraron a explorar mientras Katie y su amiga esperaban cerca del auto.

Poco tiempo había pasado antes de que los chicos regresaran corriendo y gritando aterrorizados en dirección al vehículo. Para la sorpresa de Katie, una criatura de dos metros, cubierta de pelo, y la cabeza de un lobo los estaba siguiendo. El “lobo” estaba corriendo en sus patas traseras. Los chicos les gritaron a sus amigas que se metieran al auto, y Katie y su amiga obedecieron rápidamente. Uno de los jóvenes se giró y disparó su pistola de aire a la criatura antes de aparragarse dentro del automóvil. Nunca supo si falló o, como recordó después, la bola simplemente rebotó en la bestia, ya que nada le sucedió. Pero nadie se interesó en quedarse para averiguar por qué. El conductor pisó el acelerador y huyeron de ahí.

Sin importar lo emocionante que había sido el encuentro, no era el final de la historia de Katie.

Aunque los adolescentes estaban sorprendidos, finalmente acordaron manejar por un poco más para ver si lograban avistar a la criatura una vez más para averiguar lo que era. Se detuvieron en un puente y se juntaron a mirar por el barandal hacia el río que estaba debajo. Localizaron desde ahí a otras tres de esas bestias, muy similares a la que habían visto originalmente, pero un poco más pequeñas.

Estaban arrodilladas junto al agua y bebían con sus manos como lo hacen los humanos. Y cuando se dieron cuenta de que los adolescentes estaban en el puente observándolos, los tres animales similares a un lobo se pararon sobre sus patas traseras como si estuvieran listos para abalanzarse sobre ellos. Esto asustó a Katie y sus amigos hasta el punto de decir dejar el área permanentemente. Nunca volvieron a ir, y Katie es la única de los cuatro que habló públicamente sobre lo que sucedió ese día.