NOTA IMPORTANTE: en ocasiones las opiniones sostenidas en «Los libros de Integral» pueden diferir de las de la medicina oficialmente aceptada. La intención es facilitar información y presentar alternativas, hoy disponibles, que ayuden al lector a valorar y decidir responsablemente sobre su propia salud, y, en caso de enfermedad, a establecer un diálogo con su médico o especialista. Este libro no pretende, en ningún caso, ser un sustituto de la consulta médica personal. Aunque se considera que los consejos e informaciones son exactos y ciertos en el momento de su publicación, ni los autores ni el editor pueden aceptar ninguna responsabilidad legal por cualquier error u omisión que se haya podido producir.
© del texto: Martina Ferrer, 2019.
© de esta edición: RBA Libros S.A., 2019.
Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.
www.rbalibros.com
Primera edición: mayo de 2019 .
RBA INTEGRAL
Ref.: OBDO520
ISBN: 978-84-9118-204-7
EL TALLER DEL LLIBR E • REALIZACIÓN DE L A VERSIÓN DIGITAL
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Introducción: ¿por qué un libro como este?
Sé el cambio que quieres ver en el mundo.
MAHATMA GANDHI
Soy nutricionista y especialista en PNI (psiconeuroinmunología). Trabajo con mis pacientes potenciando al 100 % el cambio de hábitos establecidos para transformar su salud y ganar calidad de vida.
La base de mi trabajo es la alimentación, pero como siempre digo: no todo es alimentación . Nuestro bienestar también depende del descanso, el deporte, la gestión que hagamos de nuestras emociones y del estrés, así como de las relaciones sociales y, por supuesto, del ambiente en el que vivimos.
Todo es importante por igual, pero voy a centrarme en esto último. Por medio ambiente entendemos la contaminación de las ciudades, del tráfico, del ruido y de las emisiones de gases.
Sin embargo, la mayoría no somos conscientes de que, en nuestro entorno cotidiano, en casa y en nuestro puesto de trabajo, también estamos expuestos a millones de sustancias tóxicas que dañan nuestra salud y bienestar. De muchas de ellas no sabemos siquiera qué consecuencias tienen a nivel orgánico.
Yo considero que, como buena terapeuta, a diario he de poner en práctica lo que predico a mis pacientes. Por eso acepté el reto que me propusieron las editoras de RBA Integral, que ya conocían mi sensibilidad hacia este tema. Una propuesta difícil pero no imposible: probar a vivir una temporada sin plástico y, al mismo tiempo, escribir un libro sobre ello: sobre las estrategias que hay que llevar a cabo para evitar este producto, las dificultades que eso comporta, así como las reflexiones que supone. Un doble reto apasionante.
Sentí mariposas en el estómago mientras una parte de mí me decía: «No, qué difícil»; pero la otra, acaso la más sabia y profunda, aceptó. De modo que investigué un poco y vi que no era la única. Que no estaba sola. Había otras personas por muchos lugares del mundo llevando a cabo el reto de vivir sin plásticos, y contaban sus experiencias en las redes sociales.
Movimientos
Plastic Free July: https://www.plasticfreejuly.org/ Cada año Plastic Free July te invita a unirte al reto de generar cero residuos plásticos. Puedes inscribirte en su web y te mandan ideas y propuestas para llevar a cabo durante todo el mes. Además te invitan a compartir tus acciones y logros en las redes sociales para difundir el reto
En cuanto empecé, me di cuenta de la verdadera magnitud del empeño: el plástico nos rodea, está en todas partes. Somos verdaderos adictos al plástico, porque aparentemente presenta muchas ventajas: es ligero, útil, versátil, fácil de limpiar, barato. De hecho, se ha vuelto tan habitual que hasta resulta difícil detectarlo. Hay plástico en el mechero que tengo en la cocina, por ejemplo. En los bastoncillos de usar y tirar para limpiar las orejas. En el cepillo de dientes y en la cajetilla de hilo dental. En los bolígrafos. En las cápsulas de café. En el vaso de agua que te sirven en una reunión. El plástico está presente en millones de pequeñas cosas que utilizamos a diario. ¿Cómo evitarlo entonces? ¿Cómo reemplazarlo?
Enseguida me topé con varias dificultades, pero superarlas fue motivador. Además, yo ya tenía cierta conciencia ecológica y estaba informada sobre la corriente residuo cero (en inglés, zero waste , véase el capítulo “”). Aun así, había un montón de cosas que ignoraba pero que debía hacer para disminuir mis residuos, de modo que el reto me supuso un empujoncito.
Mi propósito es que juntos tomemos conciencia de la cantidad de plástico que nos rodea y de lo asequible que sería oponernos a él, rechazarlo y buscar alternativas. Mientras escribo el presente libro, desearía incorporar a mis hábitos de vida las cinco erres: rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y to rot , que en inglés significa «compostar».
Intentaré que este sea un libro práctico, con ideas y recursos para que tú, que has decidido empezar a cuidar el planeta, puedas hacerlo, pero también para que todo aquel que ya implemente en su día a día métodos básicos y medidas fáciles, pueda profundizar en ellos e ir más allá. Vamos a hacerlo todos juntos en lo posible, porque por poco que hagamos, cada gesto suma.
Decisiones eco en general
Un estudio de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) ha analizado qué acciones podría llevar a cabo una persona para reducir su huella de carbono. «Comer una dieta basada en vegetales, evitar los vuelos en avión, vivir sin coche y tener familias más pequeñas», apunta el coautor del estudio, Seth Wynes.
Si bien las decisiones más efectivas, tales como prescindir del coche u optar por una dieta vegetariana, exigen grandes cambios en el estilo de vida occidental, el estudio indica que hay otras decisiones personales más sencillas —como usar bombillas de bajo consumo, lavar la ropa con agua fría, o bien reciclar— y que podrían lograr un impacto importante si se tomaran de manera generalizada. Ya sean grandes o pequeñas, lo cierto es que la suma de billones de acciones individuales podría significar un cambio global de alcan ce considerable en todo el planeta.
Para mí, estas decisiones pasan por tomar conciencia plena del problema existente, cambiar una serie de hábitos a todos los niveles y trabajar día a día para promover una educación desde la infancia que muestre un alto respeto por la naturaleza.
Lo ideal sería conseguir que los nuevos habitantes de este planeta no contaminaran, no generasen residuo alguno y necesitaran reciclar lo menos posible. El objetivo, desde mi punto de vista, reside en transformar nuestros hábitos para vivir de forma sencilla.
Queda mucho recorrido por delante, pero discrepo por completo (o dudo mucho) en que una de las soluciones para contaminar menos sea «no tener hijos o tener menos».
Eduquemos en valores como la sostenibilidad, el consumo moderado, el respeto a la naturaleza, la importancia de mantener el medio ambiente, etc. Y la solución no pasará necesariamente por tener menos hijos.