Colección dirigida por Luis López González
Olga Cebrián es emprendedora, coach humanista, conferenciante, mentora, profesora de meditación y terapeuta humanista Gestalt. Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la UOC, posee Formación en Psicología Gestalt (IPG, Madrid) y certificación en coaching (CEC). Formada en Máster de Mindfulness terapéutico por la Universidad de Deusto Salud, en MBSR (Mindfulness Basic stress reduction) por el Instituto Nirakara (UCM) y en Senior Management Program (SMP) por el Instituto de Empresa (IE). Tras más de 20 años trabajando como directiva en las áreas de marketing y comunicación en empresas multinacionales, emprendió como co-fundadora la creación de una startup de difusión internacional www.aomm.tv (plataforma de clases de yoga y meditación online). Se dedica al mundo del acompañamiento a personas y grupos y a la difusión de la meditación y el silencio y da conferencias, retiros y talleres en España y América Latina. Es miembro de la red «Amigos del Desierto».
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ISBN: 978-84-285-6411-3
Índice
Para Mayte, mi madre,
por atreverse a darme la vida.
«Quien no conoce el desierto no conoce el silencio».
Proverbio argelino
Introducción
«¿Hablar del desierto no sería, ante todo,
callarse como él?» Théodore Monod.
E scribir sobre el desierto es hablar de la riqueza de la pobreza. Es hablar del interior que habita en el ser humano. El desierto es un lugar misterioso. Un espacio de contrastes donde conviven finitud y eternidad. Es una forma de vivir y una forma de dejar de vivir al mismo tiempo.
La escritura y edición de este libro ha sido una tarea hercúlea. Mi idea era trazar un mapa para ayudarte a entrar en el desierto y hacerlo con la mayor pureza posible. El desierto es un viaje que necesita un contexto: antes, durante y después del desierto. El desierto como un camino de un lado a otro de la vida.
Con la escritura de Desierto, he querido ser fiel a la tradición y compartir, de la mejor manera posible, una experiencia real de desierto. Lo mejor del libro son los diecisiete testimonios que encontramos al final. Personas reales con verdaderos desiertos. Esto, a mi modo de ver, es lo más enriquecedor del proyecto.
En este Desierto han participado personas muy diferentes: hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, cristianos, ateos, agnósticos, budistas, sufís, hindúes, escritores, psicólogos, abogados, empresarios, productores de series, jubilados, profesores de yoga, maestros... Todos en busca de lo mismo: una verdad interior que no se mueve al antojo de lo externo. Todos comparten sus propios desiertos.
Para algunos el desierto es una elección, para otros un tránsito obligatorio por la vida. En todos vamos a encontrar desnudez y sufrimiento. Estos desiertos están llenos de riqueza y preñados de verdad. Todos con la humildad y honradez que exige el desierto.
Quiero daros las gracias por este regalo tan grande. Espero que sirva de acicate a las personas que vayáis a leerlo y que os ayude a vivir. Espero que os dejéis tocar por el silencio; que estas experiencias colonicen vuestro corazón, y os sirvan para adentraros en las arenas escurridizas del desierto.
He tomado muchas notas para escribir este libro. He asistido a cursos y conferencias. He dado o recibido más de cuarenta retiros de silencio en este tiempo. Todos ellos me han servido de inspiración para poder dar forma a este Desierto.
He vivido obsesionada por habitar el desierto y conocerlo. Por desvelar sus secretos y contároslos luego. He pasado un mes y medio en el desierto carmelitano de las Batuecas y he viajado por medio mundo habitando más de una decena de desiertos. El desierto habita en todas partes, no necesitas ir al desierto geográfico para conocerlo.
La vida iba pasando y todo iba sucediendo en mi interior: He desbrozado sombras, he conocido el desierto –mi desierto interior– y he podido descubrir algunas capas que me envolvían y que me estaban separando de la vida. Puedo decir que he atravesado el desierto: sombra a sombra, herida a herida, respiración a respiración.
Espero que la lectura de este Desierto sea de vuestro interés. He pretendido que no fuera un proyecto vasto y denso, y para eso, he tratado de ir a la esencia. He querido sintetizar, también, las ideas más importantes que he ido aprendiendo estos años sobre el desierto.
Quiero dar las gracias a Pablo d’Ors, a quien hace ya unos años me ha unido la vida. Pablo es mi amigo, un gran maestro y, sobre todo, un increíble compañero de vida. Pablo ha seguido mis pasos pacientemente en estos meses. Me ha sostenido y ayudado durante la escritura de Desierto . Sin él no habría conocido el desierto.
También quiero dar las g racias a mi familia, a mis amigos de siempre y a mis nuevos amigos de camino. Gracias por alentarme y perdón por el poco caso que os he hecho mientras trabajaba en este Desierto. Gracias a la editorial San Pablo por el aliento al confiarme este Desierto. Y, sobre todo, gracias a los que me disteis un sí quiero cuando os pedí vuestra participación en el proyecto. Gracias por compartir vuestra desnudez y vuestros desiertos.
Sobre Desierto diré: que es un libro que va de verdades, de desnudos y de desiertos. En el desierto no hay más que verdad, sin verdad no hay posibilidad alguna de desierto.
Todos estamos llamados a vivir el desierto. Lo elijamos o no, todos vamos a pasar por el desierto. La vida nos lleva al desierto para que no nos resistamos a ella. Otros viajamos en busca de sentido: la búsqueda de sentido es una de las principales razones por las que vamos al desierto. Para encontrar sentido a lo que ya existe, a lo que ya tenemos en la vida. Buscar fuera de la vida no nos acerca a ella. Los buscadores queremos encontrar lo que se encuentra detrás de ella. Ahí detrás está la verdadera vida.
El desierto puede adoptar muchas formas: un duelo, una enfermedad, un fracaso escolar, un despido, una depresión, un ataque de ansiedad, la desesperación, el desamor... todos iguales y distintos. Pero en todos ocurre lo mismo: en todos hay sufrimiento, vacío y una posibilidad.
El desierto se repite circularmente. Iremos más de una vez. Siempre dentro y siempre fuera: dentro de casa, fuera de casa. Dentro de mí, fuera de mí... Dentro y fuera del desierto. Vivimos así: saliendo y entrando de nuestra existencia. La vida es un círculo virtuoso: dar y recibir, amar y ser amado... Viajamos de la vida al desierto y del desierto a la vida. De la vida a la muerte y de la muerte a la vida.
Hablar del desierto es hablar de lo que nos ocurre antes, durante y después del desierto. Un desierto no es algo descontextualizado. Es más que un espacio de tiempo. Es el marco donde habita el silencio, porque sin silencio no hay desierto. Es un viaje de un lugar a otro de la vida. Un antes, un desierto y un después.
El desierto es vacío y es amor. Lo más probable es que encuentres grandes amigos en el desierto. El desierto nos hace regalos increíbles. Es sorprendente reconocer a un amigo en el desierto. La amistad es la otra cara del desierto, es el secreto del silencio. En el silencio no hay fisuras, no hay división posible. La unidad nace en el desierto y la amistad, como consecuencia inmediata, es la hija predilecta del desierto. Toda sabiduría se verifica en compasión, todo el desierto se verifica en amistad y verdadera alteridad. En el desierto se nos enseña lo esencial: aprendemos a escuchar y a atender a la verdad. En el desierto, realmente, a lo que aprendemos es a amar.