El Cáncer de mama (2): metodología de la subjetividad
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El Cáncer de mama (2): metodología de la subjetividad
José Manuel García Arroyo
Editado por:
PUNTO ROJO LIBROS, S.L.
Cuesta del Rosario, 8
Sevilla 41004
España
902.918.997
info@puntorojolibros.com
ISBN: 978-16-35035-43-8
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© 2016 José Manuel García Arroyo
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José Manuel García Arroyo
El Cáncer de mama (2): metodología de la subjetividad
Este libro ha recibido la MENCIÓN DE HONOR del Grupo de Investigación para la Salud en Ciencias Humanas (Grupo IPSUM)
A Carmen Pérez Lupión,
modelo de valor, por
su contribución a la
ciencia.
El campo de la ciencia es inagotable. Cuanto más se investiga, más grandes son los tesoros que se ofrecen a nuestra mirada.
Louis Pasteur.
Por definición, la ciencia está hecha para ser superada.
Pierre Bordieu.
Índice
Capítulo 3º: Descripción del método (I):
recogida de los datos
3.1.2. Requerimientos del investigador
en la entrevista
3.2. Tipos de fórmulas verbales:
enunciados “tipo I” y “tipo II”
3.3. La cuestión de la “verdad” y la
“certidumbre subjetiva” en la investigación
Capítulo 4º: Descripción del método (2):
organización de los datos
4.6. Presentación de los datos: de los “grafos”
a los “Mapas significantes” (MS).
Capítulo 5º: Validación de los resultados.
Planteamientos críticos
Prólogo
Durante el año 2010 nos dedicamos a entrevistar a mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, algunas de las cuales tuvieron que pasar necesariamente por la extirpación del seno. La finalidad de estos encuentros de carácter clínico fue descubrir las manifestaciones personales relacionadas con la enfermedad; para ello, recogimos las frases emblemáticas que pronunciaban en la consulta, aquellas que mostraban algún aspecto particular de la experiencia. Este procedimiento no era algo completamente nuevo pues, para nuestra sorpresa, hallamos un antecedente en la obra Le langage et la pensée chez l´enfant firmada por Jean Piaget. En ella, su autor recogía las palabras de los niños mientras jugaban libremente, al tiempo que las anotaba y distribuía en varias categorías. Este memorable antecedente nos hizo pensar que no íbamos demasiado descaminados respecto al procedimiento que estábamos empleando.
Dedicamos un texto anterior a las reacciones de estas mujeres en el momento del diagnóstico y algunos artículos sueltos, publicados en varias revistas científicas, a las cuestiones de la imagen corporal, la feminidad y hasta la sexualidad de las pacientes. Pero, no habíamos tenido la ocasión de presentar los pormenores de cómo trabajábamos con ellas en la intimidad de un despacho universitario y cuál era nuestra pretensión al recoger ese material verbal que considerábamos de gran valor. Ese momento ha llegado y por fin revelaremos los medios de los que nos servimos para sacar una serie de conclusiones, según creemos, bastante próximas a la manera de vivir psicológicamente la enfermedad. De ahí que este libro se encuentre consagrado a esclarecer el método utilizado con las afectadas que acudieron voluntariamente a participar en nuestra investigación, a quiénes estaremos eternamente agradecidos por la entrega desinteresada que realizaron.
Ahora, que vamos a desvelar la metodología, nos sentimos como el mago que enseña sus trucos a la audiencia, no porque lo hallado mediante el procedimiento sea un vulgar acto de prestidigitación sino porque, a pesar de haber demostrado que se trata una manera de actuar válida, seguramente no va a hallarse exenta de críticas y opiniones encontradas y también ¿por qué no decirlo? de apoyos y adhesiones. Pero, está claro que así sucede con casi todo en la vida y ello no ha supuesto desanimarnos en el empeño.
El procedimiento al que vamos a referirnos en lo sucesivo es de orden psicológico, quiere decir que se trata de cómo abordar aquellos aspectos personales que se ponen en juego en el transcurso de la enfermedad y, en concreto, en las distintas etapas por las que la mujer obligatoriamente atraviesa, aunque no lo desee. Es importante observar que tales indagaciones entran de lleno en el campo de la Psicología Médica tal como actualmente se la entiende, en palabras de Alonso Fernández: “es la psicología de la práctica médica, cuya meta es preparar psicológicamente al médico con el objeto de que pueda comprender mejor al enfermo”. Como puede verse, coincide plenamente con el afán que aquí nos mueve, a saber: acercarnos a las pacientes y entender su dolor, para después actuar correctamente con ellas.
El punto de vista del que partimos es aquel que define al cáncer de mama como un problema de orden “somatopsíquico”, esto es cómo una alteración física que afecta psicológicamente. Esto nos aproxima al problema de cómo la mujer, con los recursos personales de que dispone, instala en su aparato mental un problema que, al menos en principio, excede sus capacidades y que es externo a él, pues pertenece al domino del cuerpo. ¿Acaso no consiste en esto la “asimilación” del problema?
Las páginas que siguen pueden entenderse también como una respuesta a numerosas preguntas que nos hemos formulado antes de ponernos con nuestra bata delante de las afectadas, como son: ¿qué objetivos hemos planteado con ellas? ¿Cómo hemos podido llevarlos a cabo? ¿Cómo se ha abordado esta problemática? ¿Con qué dificultades nos hemos encontrado? ¿Cómo se puede registrar científicamente la experiencia íntima, intransferible e inconfesable de una persona que se abre en la consulta? ¿Cómo se generalizan los resultados a partir del estudio de casos individuales sin excedernos en las conclusiones? ...Tenemos por delante un recorrido bastante largo es cierto, pero apasionante.
Antes de meternos en materia, consideramos obligatorio decir que no hemos seguido las líneas de investigación tradicionales que se manejan actualmente en psicología, en psicopatología o en psiquiatría y que, como todos sabemos, son de tipo cuantitativo. Antes al contrario, nuestra prescripción metodológica no va a emplear ningún número, dado que en realidad no hace falta en relación al material que se aborda. Actuar así supone una osadía en los tiempos que corren, somos conscientes de ello, pues casi todas las investigaciones siguen la línea precitada a la que consideran el “verdadero método científico”, desoyendo cualquier otra propuesta. En efecto, en la moderna metodología, seguir una directriz como la que aquí se propone podría considerarse un error o, más allá, la obtención de resultados poco fiables, que no pueden reproducirse, son discutibles, etc.
Con esta actitud intransigente entendemos que se está despreciando la línea clásica que analizaba y describía los fenómenos psíquicos. Basta con recordar que la psicopatología, considerada como el sustento científico de la psiquiatría, capaz de aportarle un saber imprescindible para sus actuaciones, tiene su origen en una forma de actuar parecida. Así se contempla en la monumental obra de Karl Jaspers Allgemeine Psychopathologie , que vio la luz por primera vez en 1911 y que sigue teniendo plena vigencia en gran parte de su contenido. La elección de este conjunto de actuaciones resulta obvia y se sostiene en que hemos desplazado el “objeto de estudio”, desde las manifestaciones externas, ora sintomáticas ora conductuales, de las pacientes al plano de la “subjetividad”. Con este término se alude a la “intimidad” de las mujeres o, si se prefiere, a su “mundo personal” del que hemos procurado hacer un estudio serio. A primera vista, este cambio del “objeto” de la investigación puede parecer un capricho nuestro, pero no lo es. Podemos plantearlo de otra manera: ¿para qué quiere el médico conocer las “intimidades” de una mujer que sufre cáncer mama? ¿Para qué necesita meterse en algo donde, según se piensa, puede perderse? La respuesta no se hace esperar: porque ese saber le sirve para ayudarla, al menos en dos circunstancias:
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