A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2019
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
INTRODUCCIÓN
Papiroflexia es una palabra de origen latino que deriva de papiro («papel») y flectere («doblar») que significa «doblar el papel» y, por extensión, «darle la figura de determinados seres u objetos». Por lo tanto el término define tanto al objeto resultante como a la acción de doblar.
Por lo general, suele emplearse una hoja de papel que no se corta ni se pega ni tampoco se decora, sino que se dobla en función de una serie de esquemas geométricos precisos. El resultado representará una figura concreta (un animal, una flor, un objeto cotidiano, una figura geométrica, etc.) y tendrá una forma bidimensional o tridimensional. Las más complejas pueden considerarse, de hecho, esculturas de papel.
La acción de doblar es más difícil de definir, pues hay que tener en cuenta los orígenes de esta técnica, así como sus implicaciones y su significado.
La papiroflexia tiene una historia milenaria, que se funde con la tradición y la cultura japonesas. Al difundirse por todo el mundo, ha llevado consigo los significados que asumía en cada uno de los contextos culturales en los que se implantaba, por lo que hoy en día, es un ejercicio de concentración y meditación a la vez que un pasatiempo y una disciplina artística.
Si ha tenido una vida tan larga (y sin duda la seguirá teniendo), es porque satisface plenamente algunas exigencias y algunas predisposiciones naturales que están presentes en el hombre desde siempre.
La conexión entre la mano, el cerebro y el ojo, es decir, la capacidad de manipular unos objetos guiada por el cerebro y bajo el control de los ojos, está en la base de la evolución del hombre y de su vida cotidiana.
Pocas actividades desarrollan esa capacidad como la papiroflexia, que se puede practicar de diversas formas, desde la sencilla reproducción de esquemas ya preparados, pasando por la modificación parcial de modelos ya existentes hasta llegar a la creación de nuevos modelos o incluso de nuevas técnicas.
Ante todo, debe tenerse en cuenta que el proceso de elaboración es más importante que el resultado final y que la esencia de la papiroflexia está en los pliegues y no en el modelo ya terminado.
La sencillez del material, la complejidad de los pliegues, la precisión y la decisión de la ejecución, la posibilidad de volver a intentarlo, de repetir el trabajo evitando los errores, para mejorar y a la vez enfrentarse con uno mismo y con los demás permiten una continua asociación entre el juego de la papiroflexia y el juego de la vida.
La sencillez esquemática de las figuras es lo suficientemente evidente como para permitir cualquier tipo de trampa. Es preciso ser consciente de que lo importante es jugar con el papel, como si, por un momento, se volviera a la infancia. De nada sirve cortar y pegar.
Volver a jugar, saber empezar de nuevo es, en efecto, una gran virtud.
La transformación, paso a paso, desde la hoja de papel hasta el objeto terminado es una manera de comprender la relatividad, el devenir y la evolución, concepciones todas que están en la base del pensamiento humano y de la naturaleza.
Y no termina aquí: la papiroflexia es concentración, precisión, creatividad, educación del sentido estético, es matemática y geometría (¡y lo mejor es que lo hacemos sin que nos demos cuenta!).
He aquí por qué puede ser una técnica de relajación, un simple pasatiempo o incluso, por qué no, un ejercicio de higiene mental. Pero, con todo, siempre será algo más.
BREVE HISTORIA DE LA PAPIROFLEXIA
Tal vez fue un chino el primero que dobló un trozo de papel (¿hay algo de la antigüedad que no haya sido descubierto por un chino?). Sin embargo, fue en Japón donde el papel se introdujo en el siglo VI d. de C. y se fue perfeccionado hasta asumir una importancia y unos significados completamente nuevos (de hecho, ¿hay algo que no haya sido mejorado por un japonés?).
El uso que se daba al papel en Japón es muy variado. Por ejemplo, en los templos sintoístas se utilizan unas tiras de papel blanco doblado (go-hei) para representar a ciertas divinidades.
Por otra parte, en la ceremonia del matrimonio se aplican mariposas de papel doblado (o-cho y me-cho, es decir, macho y hembra) a las copas de sake del brindis nupcial.
Además, tampoco faltan los motivos de felicitación. La costumbre de acompañar regalos con envoltorios de papel doblado (noshi) cuya forma varía según la ocasión y el tipo de regalo forma parte de una venerable tradición. El origen del nombre es muy curioso: noshi es la abreviación de noshi-awabi, una tira de carne de molusco marino secada al sol que en un principio era el contenido de los envoltorios, símbolo de abundancia y de buena suerte.
El papel doblado también se utiliza con finalidad práctica: sólo hay que pensar en la construcción de ingeniosas cajas con más de un compartimento (tato) para guardar pequeños objetos domésticos como agujas, etc. Las plantas medicinales y las hierbas y especias aromáticas para la cocina suelen guardarse todavía hoy en sobres (tsutsumi) doblados de distinta forma en función de su contenido.
Estas técnicas formaban parte del bagaje cultural de las jóvenes esposas y su conocimiento se transmitía oralmente de madre a hija, de generación en generación.
Paralelamente se desarrolló la utilización de los juguetes de papel doblado. La tradición oral aportó personajes de fábulas y de historias más o menos verídicas que sirvieron de modelo a muchas figuras con las que los niños jugaron.
El repertorio no variaba mucho y se entregaba a cada generación de forma repetitiva y ritual, sin ninguna innovación.
Si en el origen de la papiroflexia se encuentran complicadas reglas relacionadas con el simbolismo religioso sintoísta y, posteriormente, con el ceremonial de la corte, varias fuentes literarias del siglo XVIII hablan de ella como de uno de los pasatiempos más populares en Japón, tanto entre los adultos como entre los niños.
En Europa el conocimiento del papel se difundió relativamente tarde: los árabes lo introdujeron en España, donde se empezó a fabricar a partir del siglo X .