¿Dónde buscaréis la belleza, y cómo encontrarla, a menos que ella misma sea vuestro camino y vuestra guía?
¿Y cómo hablaréis de ella, a menos que sea la urdidora de vuestro discurso?…
… Y la belleza no es una necesidad, sino un éxtasis.
No es la boca sedienta ni mano vacía en actitud suplicante.
Es más bien corazón inflamado y alma encantada.
No es la imagen visible aunque cerréis los ojos, ni una canción que oís, aunque tapéis vuestros oídos.
No es savia dentro de la arrugada corteza, ni ala adherida a una garra.
Es más bien un jardín siempre en flor y una bandada de ángeles volando eternamente…
GIBRÁN JALIL GIBRÁN
Tratamientos naturales
El anhelo por tener y conservar la belleza es tan ancestral como el hombre mismo. En todas las culturas antiguas se encuentran tratamientos de belleza, muchos de los cuales son valiosos aún hoy. Esto es comprensible si se considera la enorme diferencia que existe entre los cosméticos químicos y los naturales, semejantes a los antiguos, preparados en casa, cuyos ingredientes son aceites vegetales con propiedades curativas, grasas naturales, extractos de plantas y aceites esenciales de aromas exquisitos.
Las plantas empleadas en los tratamientos de la piel poseen diversos elementos curativos y de belleza, por ejemplo:
♦ Ácido tánico: astringente y antiséptico, cierra los poros de la piel y es antiinflamatorio.
♦ Sílice: fortalece el tejido conectivo, es cicatrizante, activa la circulación de la sangre y depura la piel.
♦ Mucílago: calmante y curativo.
Además, los aceites esenciales de las plantas son estimulantes y antiespasmódicos y tienen una acción curativa y tonificante de la piel. Asimismo, los ácidos de las frutas, que se han empleado desde tiempos inmemoriales en la cosmetología casera, suavizan y dan brillo y lozanía a la piel.
En contraste, los cosméticos y tratamientos comerciales utilizan aceites minerales y perfumes sintéticos, sustancias químicas y conservadores. Aunque los más caros y sofisticados son publicitados como elementos valiosísimos para la salud, juventud y belleza de la piel, es claro que la cosmetología casera posee fórmulas y conocimientos que han demostrado ser muy efectivos.
Los ingredientes para la elaboración de los tratamientos aquí indicados se consiguen en las farmacias o boticas que venden artículos a granel. Las fórmulas que requieren mezclar los ingredientes pueden prepararse en estos establecimientos, si bien es cierto que muchos elementos aquí utilizados saldrán directamente de su cocina.
Conservación de los productos y tratamientos naturales
Es obvio que estos tratamientos naturales, precisamente por no tener conservadores, son perecederos.
En general, las mascarillas de fruta e ingredientes frescos deberán utilizarse de inmediato.
Las lociones duran, por lo general, tiempo indefinido.
Las cremas deben conservarse en un lugar fresco y duran de 4 a 6 semanas. Nunca deben usarse rancias.
El vinagre de manzana hecho en casa debe guardarse en el refrigerador.
Hay que usar los champús apenas preparados, para que se mantengan en buenas condiciones hasta terminarlos.
Los polvos deben guardarse en un frasco limpio y bien tapado.
Recipientes
Los aceites esenciales, las tinturas y las lociones faciales deben envasarse en botellas oscuras.
Las cremas para el cutis se guardan en frascos de vidrio o porcelana bien limpios; antes de utilizarlos frótelos con alcohol para asegurarse de que queden libres de gérmenes que puedan contaminar la preparación.
Cabello
El cabello saludable, como todo en el organismo, depende de la calidad de la nutrición y de una adecuada circulación sanguínea. Las deficiencias nutricionales pueden ocasionar diversos problemas en él, aunque también existen factores hereditarios en lo referente a la calvicie y el encanecimiento.
Dado que el cabello está compuesto principalmente de proteínas, la deficiencia de éstas en la dieta puede conducir a cambios temporales en su color y textura, haciéndolo débil, delgado y reseco. Asimismo, la deficiencia o exceso de vitamina A causará un cabello reseco y opaco, y puede provocar su caída; pero al corregir dichas anomalías, vuelve a ser normal.
Las causas principales de la pérdida del cabello son deficiencia de magnesio, azufre y zinc y el estrés, debido a que la tensión hace que se requieran mayores cantidades de vitaminas B —especialmente B6—, biotina, inositol y ácido fólico. Además, la tensión provoca una constricción de los vasos sanguíneos que irrigan el cuero cabelludo, que causa a su vez una anemia en la raíz capilar, haciendo al cabello susceptible de caerse.
El hipotiroidismo, el embarazo y el empleo de anticonceptivos orales, los cuales poseen cobre en exceso, pueden provocar también pérdida de cabello; en el segundo caso, el problema se corregirá después del alumbramiento.
¡Ah, pero un momento! Tampoco hay que creer que siempre existe alguna deficiencia por la que el cabello se cae. Según los especialistas en esta materia, es completamente normal perder de 50 a 100 cabellos diarios; esto obedece a que cada uno crece por un tiempo definido, después del cual el folículo lo suelta y entra en una fase de descanso antes de producir otro. Vea para la salud y belleza de la piel y el cabello.
Aparte de la nutrición, hay otros aspectos que deben vigilarse: a) el cepillado, que sólo es para alisar el cabello. Debe realizarse con suavidad y cuidado, no bruscamente, ya que de este modo sólo se conseguiría romper el cabello y tirarlo. Debemos evitar rasguñar el cuero cabelludo con el cepillo; b) la elección del champú apropiado.
Según el afamado especialista Philip Kingsley, los mejores champús son los más sencillos, ya que los aditivos que contienen algunos pueden resultar más nocivos que benéficos, por ejemplo:
Los champús que contienen proteínas forman una capa que cubre el cabello y hacen que se torne quebradizo, aunque la publicidad afirme que la proteína sana las puntas abiertas: en realidad sólo las pega momentáneamente. Además, incluyen conservadores y eso no es saludable para el cabello.
La fórmula que combina champú con acondicionador es mala debido a que el primero tiene carga positiva y el segundo negativa; por tanto, no son afines. Además, al usarlos combinados estamos aplicando acondicionador también al cuero cabelludo, lo que no es recomendable. El acondicionador debe usarse sólo en las puntas.
Hay también champús que tienen placenta o los muy perfumados, etcétera. Estos ingredientes extras no son necesarios por las razones expuestas en el inciso 1.
En cuanto al pH:
♦ Un champú ligeramente ácido disminuye un poco la cutícula del cabello, dándole más brillo.
♦ Un champú ácido es el mejor para el cabello teñido o decolorado.
♦ Un champú ligeramente alcalino aumenta el folículo del cabello, lo que da un poco más de cuerpo.
♦ Si mezclamos champús de diferentes pH podemos obtener varios beneficios a la vez.
Los champús sencillos son los ideales, y aun mejores si se diluyen con agua al 50%.
Frecuencia de lavado
En relación con este tema, es muy común oír que el cabello no debe lavarse frecuentemente porque se cae y reseca o se torna muy grasoso. Sin embargo, la mayoría de los especialistas opinan que así como nos lavamos diariamente manos, cara y cuerpo, debemos lavar el cabello como parte de la higiene diaria.
Lo que en realidad importa es elegir el champú adecuado, así como lavarlo correctamente.
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