Ya desde el comienzo de la civilización los hombres han modelado los materiales blandos para crear objetos útiles y necesarios para su supervivencia.
Esta práctica ha evolucionado a lo largo de los siglos hasta perder, en nuestros días, su naturaleza utilitaria en favor de otra más artística y refinada.
Los materiales han ido aumentando y junto a la milenaria arcilla encontramos hoy en día la pasta salada, también natural, y diversos preparados químicos creados específicamente para ser modelados y adquirir las formas más variadas.
El acto de modelar se ha convertido, pues, en un arte con sus propias normas, si bien la imaginación y la libertad del autor son muy importantes.
Nuestra experiencia se pone, a través de las páginas de este libro, a disposición de todas aquellas personas que deseen acercarse a esta disciplina para conocer una nueva manera de desarrollar su destreza y su creatividad. Los ejemplos, los consejos y las explicaciones permitirán que los principiantes aprendan las técnicas y ofrecerán a los expertos nuevas ideas para sus creaciones.
De todas formas, debemos pensar que, en la reproducción de estas piezas, cada uno de nosotros podrá poner su experiencia y su sensibilidad para crear objetos siempre diferentes y de gran belleza.
LA MASA DE PAN O (PASTA SALADA)
La preparación de la mesa de trabajo
Antes de empezar a trabajar, es necesario preparar con mucho cuidado el espacio que se piensa utilizar. Lo mejor es disponer de un local o una habitación que pueda utilizarse como taller, ya que permite dejar todo el material y los utensilios en su sitio definitivo, sin tener que desmontar la mesa cada vez que acaba la sesión.
Si por el contrario no fuese así, conviene trabajar en la cocina, pues allí hay todo lo que se necesita.
Para empezar, habrá que dejar la mesa bien limpia, sin objetos, manteles ni tapetes. En el caso de que se trate de un mueble delicado, es mejor taparla con un hule que se puede encontrar en cualquier ferretería o tienda de material de cocina. De este modo podremos evitar que se manche o se ensucie demasiado.
Luego preparamos el material necesario. Colocamos en la mesa todos los utensilios y materiales que hagan falta para disponer de ellos con facilidad. Sólo así trabajaremos bien y evitaremos dejar manchas de masa por todos los muebles de la cocina.
Todas las creaciones en pasta salada de este libro las hemos realizado sobre una bandeja antiadherente. Es mejor no utilizar papel de horno ya que durante la cocción coge una forma ondulada que estropearía la parte posterior del objeto. En el caso de que la masa se enganche a la bandeja, no debemos preocuparnos: será suficiente untar la base con un poco de aceite antes de empezar a trabajar.
El amasado
La preparación de la masa es una operación básica. Si se hace deprisa, se trabaja mal o los ingredientes están mal proporcionados, el resultado final de la obra puede peligrar. Hay que seguir bien las instrucciones, proceder poco a poco y amasar muy bien los ingredientes para que queden perfectamente mezclados.
Para evitar desagradables sorpresas, lo mejor es comenzar lentamente. De este modo no se tendrá que tirar ni la masa ni, lo que es peor, las obras.
He aquí los ingredientes necesarios:
• 200 g de harina de trigo;
• 320 g de sal de cocina;
• 125 ml de agua;
• una cucharilla de café de PAP (un producto similar a la cola para empapelar que puede encontrarse en droguerías y tiendas de decoración).
En un tazón se mezclan bien la sal, batida previamente, y la harina. Con la ayuda de un tenedor, se hace un agujero en el centro del compuesto y se vierten el agua y el pegamento lentamente.
Se sigue amasando con el tenedor de manera que la harina absorba toda el agua.
Una vez que el empaste haya dejado de ser líquido, se vierte en la mesa, y, con las manos calentadas con agua tibia, se sigue amasando para dejar el empaste aún más homogéneo. No hay que dejar de trabajar la masa hasta que deje de pegarse a los dedos; al tocarla deberá tener una consistencia similar a la masa de la pizza.
Tal como se puede ver en la receta, no todas las harinas absorben igual el agua. Rápidamente aprenderemos a reconocer la consistencia correcta y, con un poco de experiencia, podremos obtener una masa perfecta para cada ocasión. De todas formas, si el empaste resultara demasiado blando, aunque se haya trabajado por lo menos 10 minutos, puede continuarse encima de una tabla de madera, ya que este material absorbe la humedad excedente y podría resolver el problema.
Si, por el contrario, la masa se rompe entre las manos, habrá que verter agua lentamente y en pequeñas cantidades. Cuando la pasta salada esté lista se deberá proteger con película transparente y guardarse en la nevera por lo menos una hora antes de utilizarla.
Los utensilios
Para modelar la pasta salada se utilizan casi exclusivamente las manos. Sin embargo, en la realización de detalles o de formas distintas de lo normal pueden ser útiles algunos utensilios que pueden encontrarse en la cocina.
A continuación presentamos algunos de los más frecuentes, si bien con el tiempo encontraremos otros que nos ayuden a dar un toque especial a nuestras creaciones:
• cuchillo;
• tenedor;
• rodillo (o una botella);
• varillas de madera;
• almirez;
• alicates de corte;
• alambre;
• tijeras;
• moldes para ravioles;
• moldes para galletas;
• cuchillo para queso;
• papel de lija fino;
• colores al temple;
• acuarelas;
• pinceles de punta fina (n.° 3, 4 y 5);
• pinceles de punta llana (n.° 5 y 6).
Todos los instrumentos necesarios para trabajar
La cocción
La pasta salada se puede cocer en un horno doméstico normal, eléctrico o de gas. No aconsejamos el microondas ya que la masa necesita una cocción lenta para secarse sin romperse.