B ien, tu amigo ya se ha avenido a buscar ayuda. ¿Y, ahora qué? Incluso aunque acuda a un grupo de apoyo o, empiece una terapia, el recorrido que le espera dista mucho de haber finalizado. Pese a que no es necesario involucrarse personalmente en su tratamiento, resulta de ayuda saber lo que ocurre durante el mismo, sobre todo si tu amigo sufre preocupaciones o preguntas iniciales sobre lo que cada uno implica.
La terapia para un trastorno alimentario suele dejarse en manos de un psiquiatra. Este profesional de la medicina ofrece apoyo y cuidado mediante orientación psicológica y también puede derivar a sus pacientes a terapeutas autorizados. Este tipo de tratamiento suele realizarse cara a cara y está orientado a diferenciar los hábitos de comida saludables de los destructivos, potenciando mediante las conversaciones el desarrollo de una imagen corporal positiva.
Asimismo, hay muchos grupos de apoyo que pueden ayudar al afectado. Encontrar el más conveniente depende del tipo de trastorno. Estos grupos se reúnen con regularidad por las tardes o después de la escuela. Formar parte de una comunidad en la cual la recuperación es un esfuerzo de grupo es increíblemente efectivo para algunas personas.
Los profesionales de la salud diagnostican el desorden alimentario, ofrecen orientación, tratamiento o terapia, y facilitan otros servicios para ayudar en la recuperación.
PROGRAMAS HOSPITALARIOS
Cuando el trastorno alimentario pone en peligro la vida, el afectado debe salir de su entorno. Los tratamientos hospitalarios ofrecen cuidados durante las veinticuatro horas además de terapia física y mental. Los psicólogos y psiquiatras establecen un régimen de atención hospitalaria que incluye medicación, si se precisa, para tratar los trastornos psicológicos coexistentes. Los pacientes suelen vivir y trabajar con otros que también están aprendiendo a entender sus problemas. Antes de dar el alta, los médicos trazan con cada paciente un «plan de acción» para enfrentarse a la vida cotidiana.
EN EL PUNTO DE MIRA: DEMI LOVATO
Al haber empezado en series televisivas de Disney Channel, como Camp Rock y Sunny, entre estrellas, Demi Lovato no es ajena a ser el centro de atención. La actriz pronto alcanzó el éxito como cantante solista, pero sus batallas públicas contra la depresión, las autolesiones y la bulimia la condujeron a un programa de rehabilitación en 2010. Una vez completado el programa, Lovato le reveló a Katie Couric que había luchado contra su imagen corporal desde que tenía tres años, en gran parte a causa de su sensación de cómo «debía» ser su aspecto. Desde su recuperación ha abogado por los tratamientos de los trastornos alimentarios. Habla a menudo sobre las nocivas percepciones culturales de cómo debería ser el físico y sigue insistiendo en la importancia de buscar tratamiento para estos trastornos. «Mi forma de animar a las adolescentes que sufren trastornos alimentarios, se autolesionan, o lo que sea, es decirles que busquen ayuda. Eso es lo mejor que puedes hacer por ti misma. No solo puede cambiar tu vida, sino salvarla».
ENFOQUE MULTIDISCIPLINAR
Algunos especialistas en trastornos alimentarios recomiendan tratarlos con un enfoque multidisciplinar, lo que significa que el paciente tendrá un equipo de orientadores compuesto por psiquiatras, psicólogos, dietistas y otras figuras de apoyo que trabajarán juntos para abordar todos los aspectos del trastorno. Esto, aunque exhaustivo, proporciona orientación en todos los frentes y ayuda al afectado a aprender hábitos saludables para la mente, el cuerpo y el espíritu.
¿CÓMO SE SABE SI HAY MEJORÍA?
La recuperación de un trastorno alimentario suele ser lenta, ya que los afectados tardan en aprender cómo debe ser una relación saludable con la comida. Quizá te preguntes qué signos indican que tu amigo va por buen camino. Se puede pensar que la ganancia de peso en un paciente de anorexia o su pérdida en uno de trastorno por atracón indica una mejoría. A menudo, sin embargo, hay que curar primero los pensamientos negativos y los traumas psicológicos. Los cambios positivos en la actitud y la autoestima, y el parecer menos ansioso o cauto en relación con los alimentos son signos inequívocos de que la recuperación está en marcha.
COMBATIR EL COTILLEO Y EL ACOSO ESCOLARES
Al saber que tienes un conocido con un desorden alimentario, hay gente que cotilleará tanto en la escuela como en las actividades recreativas. Por eso, sé consciente de que el cotilleo es especialmente dañino para quien está recuperándose, tanto que puede retrasar su curación. Para el afectado, los rumores y el acoso verbal o físico magnifican los síntomas y el sentido de autoconciencia, ambos muy ligados a la autoestima. Si oyes un cotilleo o presencias un acoso, no dudes en señalar que es inapropiado y cruel. Comparte tus preocupaciones con un profesor u otro funcionario escolar que pueda ayudarte a trazar un plan para evitar daños mayores.
ALIMENTACIÓN Y VIDA SOCIAL
Como amigo o amiga, es importante que trates al afectado con normalidad. Acudan a acontecimientos sociales, hablen de temas que no se limiten a los trastornos alimentarios y disfruten juntos de actividades recreativas. Unas de las mejores cosas que puede hacer el afectado mientras se recupera es buscar una actividad o una afición que le guste y le distraiga de sentimientos y pensamientos. Anímale a probar algo nuevo o a retomar algo que le interesara. Por ejemplo, aprender artes y oficios, o periodismo, o a tocar un instrumento, o participar en alguna actividad de grupo...
Quizá te preocupe cómo enfocar las situaciones relacionadas con la comida o el ejercicio. Después de todo, podrías evitar para siempre ese tipo de cosas..., pero no debes. Es importante que no alteres tu comportamiento ni tu dieta ni tus hábitos de ejercicio para acomodarte al afectado. Puede que no te apetezca comer delante de él, pero tú debes seguir con tu vida. Crearle entornos a medida impedirá que aprenda a lidiar con las situaciones y los requisitos de la vida real, a los que tendrá que enfrentarse para conseguir la mejoría.
ESTAR CONECTADO: ANIMAR Y APOYAR
Dar ánimos se convierte a veces en todo un reto por la ansiedad que provoca decir algo inadecuado. Cuando el afectado mejora, es tentador decirle cosas como: «¡Tienes mucho mejor aspecto!». Para el oyente medio, esto puede parecer un cumplido, pero para una persona que se está recuperando, los comentarios relacionados con el físico significan algo muy distinto. Cuando alguien realiza un esfuerzo para aceptar su imagen corporal un simple «?Estás mejor!» puede interpretarse como «Estoy gordo».
Todo es mejor con gente que se preocupa por ti. Mejorar en la salud mental y en la salud física será mucho más fácil para tu amigo cuando cuente con un fuerte sistema de apoyo.
Lo mejor es decir frases afirmativas y positivas que se centren en los logros o en el estado de ánimo. Por ejemplo, «Estoy muy orgulloso de ti», «Es genial verte más feliz» o «Estás siendo muy valiente» son formas de indicar que crees en la recuperación de tu amigo sin referirte a su físico. Por muy importante que sea darle ánimos y apoyo, asegúrate de no alimentar ninguna negatividad que pueda albergar. Si te dice «Tengo una pinta espantosa» o «Esto no lleva a ninguna parte», contéstale tan solo que lo está haciendo muy bien y que va por el buen camino.