MINDFUL
EATING
El Sabor de la Atención
Javier García Campayo, Héctor Morillo, Alba López Montoyo y Marcelo Demarzo
Prólogo: Jean L. Kristeller
Siglantana
Dirección de la Colección «Mindfulness»:
Javier García Campayo
© Editorial Siglantana S. L., 2017
Ilustración de la cubierta: Silvia Ospina Amaya
Maquetación y preimpresión: José M.ª Díaz de Mendívil Pérez
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ISBN (Siglantana): 978-84-18556-79-1
Depósito legal: B-21925-2017
Impreso en España - Printed in Spain
SUMARIO
por Jean L. Kristeller
PRÓLOGO
Todos comemos, y todos comemos, a veces, sin poner nada de atención. Es imprescindible volver a conectar con nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestras emociones, y alimentarnos con la comida que nos gusta de una forma saludable y curativa, y solo eso. Nada más y nada menos. Los autores aportan su considerable experiencia y liderazgo para concienciarnos sobre el valor de mindfulness en una de sus aplicaciones más universales: cómo comemos.
Este libro trata sobre la ciencia del comer, junto a la naciente disciplina del poder de mindfulness, para enseñarnos a reconectar con nosotros mismos de una forma sana y efectiva. Para aquellos que son nuevos en la práctica de mindfulness, la obra abre una ventana a una forma diferente de ser, primero en relación con la ingesta y la comida, pero también, en un sentido más amplio, con otros aspectos de la vida. A los lectores familiarizados con mindfulness, les va a permitir entender cómo llevar más conciencia a su relación con la comida y con el proceso de la alimentación, lo que constituye una forma eficaz de profundizar en la práctica varias veces al día. Los autores sientan las bases para comprender la alimentación consciente, en el contexto histórico de nuestra relación con la comida y teniendo en cuenta el énfasis que ponen las tradiciones meditativas en la ingesta, así como el creciente alejamiento de una forma equilibrada de comer que presenta el ser humano, que ha pasado de pertenecer a sociedades con dificultades para encontrar comida a civilizaciones con una gran abundancia alimentaria.
Asimismo, proporcionan herramientas básicas que cada uno puede usar de forma gradual para descubrir sus propias capacidades de crear una nueva relación con la comida. Gran parte de la lucha que libramos con el peso, la alimentación y la comida, tiene que ver con ciertos patrones de conductas, emociones y pensamientos que vamos desarrollando a lo largo de la vida. Aprender a reconocerlos, dentro de un marco compasivo y no autocrítico, es clave para poder aplicar mindfulness a la alimentación. En mi propia experiencia, los pacientes me suelen asegurar que se sienten a merced de pensamientos que no pueden modificar (como «debería/no debería», «solo una vez más…», etc.), y se asombran de que aprender a observar dichos pensamientos de una forma consciente, y no de un modo reactivo, les otorga mucho más poder para generar conductas alternativas.
El libro se centra en los aspectos de la alimentación que nos ayudan a crear equilibrio y flexibilidad según las señales corporales que recibimos en nuestra relación con la comida: aprender a diferenciar entre el hambre físico y el emocional; percibir los síntomas de saciedad y no simplemente desear comer más y más sin límite; o ser conscientes de cómo la comida puede alimentarnos tanto física como emocionalmente sin perder el control. ¿Cómo podemos usar la creciente información existente sobre nutrición sin vernos sobrepasados? ¿Cómo nos enfrentamos a las presiones sociales del entorno sin resultar groseros? ¿O a la presión de vivir en una sociedad de sobreabundancia alimenticia?
En suma, basándose en su amplio conocimiento en la práctica de mindfulness y en el valor de la autocompasión, los autores nos ofrecen un lenguaje de autoreflexión y autocuración para lo que, a veces, vivimos como una continua pelea: nuestra relación con la comida y la alimentación. Tratan temas nucleares como quiénes somos y cómo podemos enriquecer nuestra vida diaria, cultivando el equilibrio respecto a la auténtica razón de por qué comemos: para llevar la energía de la comida a todas las partes de nuestro cuerpo de una forma sabia y con sentido.
Jean L. Kristeller
Catedrática emérita de Psicología Indiana State UniversityTerre Haute, Indiana (Estados Unidos)
CAPÍTULO 1
LA RELACIÓN DE LOS SERES HUMANOS CON LOS ALIMENTOS A LO LARGO DE LA HISTORIA
EL ESTILO DE ALIMENTACIÓN DEL HOMBRE MODERNO
La mayoría de los habitantes de nuestras sociedades modernas tiene la suerte de disponer de comida abundante de modo que, si queremos, podemos realizar cinco ingestas al día (como recomiendan las autoridades sanitarias), además de «picar» entre horas si nos apetece. Por otra parte, la dieta es tan variada que incluye todos los nutrientes animales y vegetales que podamos imaginar, muchos de ellos producidos a cientos o miles de kilómetros de distancia. Por último, podemos disfrutar de los ali mentos durante semanas gracias a sofisticados sistemas de con servación, como los frigoríficos y el envasado al vacío, entre otros. Por si esto fuera poco, el cocinado de los alimentos se ha convertido en una tecnología sofisticada y muy apreciada, de forma que la gastronomía es una actividad que mueve mucho dinero y constituye uno de los principales reclamos turísticos de muchas regiones. Pero no debemos olvidar que todo ello se ha logrado gracias al desarrollo tecnológico producido en las últimas décadas (y solo en los países desarrollados).
Debido a esta abundancia, los comportamientos alimenticios de los individuos pueden ser muy variados, algo impensable en las sociedades en las que solo es posible la supervivencia. Así, la obesidad guarda una importante correlación con el nivel económico. En países ricos como Estados Unidos, las poblaciones económicamente deprimidas, como los hispanos o los afroamericanos, presentan índices de obesidad significativamente superiores a la población de origen europeo. Por el contrario, en países en vías de desarrollo, la obesidad es una enfermedad de las clases pudientes, que pueden permitirse un exceso de alimentos.
Lo mismo ocurre con los trastornos de la conducta alimen taria, como la anorexia o la bulimia. Son enfermedades occiden tales, prácticamente desconocidas en países donde los recursos alimenticios son escasos.
Los psicoanalistas afirman que para utilizar la comida de forma simbólica, como ocurre en esta enfermedad, tiene que constituir un bien abundante, no se puede simbolizar en situación de supervivencia.
No debemos olvidar que nuestro cerebro se estructura en la época de los grandes depredadores y en sociedades de cazadores y recolectores. Sus hábitos alimenticios tenían poco que ver con los del hombre actual y, por eso, es necesario conocerlos para saber de dónde partimos.
LA ALIMENTACIÓN DEL HOMBRE PRIMITIVO
Las bandas de cazadores-recolectores eran poco numerosas, de entre veinte y treinta familias, y estaban continuamente desplazándose. En todo el planeta, la población de humanos apenas llegaba a varios millones, es decir, la población de cualquier gran urbe actual. El modo de supervivencia consistía en ocupar una gran extensión de terreno, moviéndose continuamente, porque se esquilmaba el territorio ya que se acababa con la caza y los frutos del bosque.
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