Comer atentos
Guía para redescubrir una relación sana con los alimentos
Prólogo de Jon Kabat-Zinn
Jan Chozen Bays, MD
Shambhala Español
Boston
2015
Shambhala Español
Una división de Shambhala Publications, Inc.
Horticultural Hall
300 Massachusetts Avenue
Boston, Massachusetts 02115
www.shambhala.com
Título original: Mindful Eating
Diseño de la cubierta: Jim Zaccaria
Fotografía de la cubierta: Corey Kohn
© 2009 Jan Chozen Bays
© de esta edición: 2013 Editorial Kairós, S.A.
© de la traducción del inglés al castellano: Miguel Portillo
Revisión del texto: Amelia Padilla
Fotocomposición: Grafime, Barcelona
Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total ni parcial de este libro, ni la recopilación en un sistema informático, ni la transmisión por medio electrónicos, mecánicos, por fotocopias, por registro o por otros métodos, salvo de breves extractos a efectos de reseña, sin la autorización previa y por escrito del editor o el propietario del copyright.
Datos del catálogo de publicaciones de la Biblioteca del Congreso:
Bays, Jan Chozen.
[Mindful eating. Spanish]
Comer atentos: guía para redescubrir una relación sana con los alimentos / Jan Chozen Bays; prólogo de Jon Kabat-Zinn.
pages cm
eISBN 978-0-8348-0046-5
ISBN 978-1-61180-222-1 (paperback)
1. Food habits—Psychological aspects. 2. Compulsive eating. 3. Mindfulness-based cognitive therapy. 4. Consciousness—Religious aspects—Buddhism. I. Kabat-Zinn, Jon, writer of introduction. II. Bays, Jan Chozen. Mindful eating. Translation of: III. Title.
TX357.B45518 2015
616.85′26—dc23
2014047610
Sumario
a mis padres, Bob y Jean Burgess, que me enseñaron a amar todas las clases de alimentos y que me transmitieron su comprensión instintiva de lo que es comer atentos. Mi padre halló una enorme mesa de productos dañados y rebajados, y pan de ayer, en el cielo, y espero que mamá pueda convencerle de que los ángeles solo comen los aguacates más caros y grandes.
A mi marido, que de manera natural está libre de todo deseo por la comida, excepto en lo tocante a café y queso.
Su falta de emoción por los alimentos ha sido un antídoto maravilloso para mi pasión por ella.
Muchas gracias a todos los estudiantes que me han educado y divertido –y a los demás– durante nuestras clases y talleres de comer con atención. Y gracias especialmente a aquellos cuyas historias (nombres cambiados para proteger a los “culpables”) aparecen incluidas en el libro.
A Freiderike Eishin Boissevain y Megrette Fletcher, cuyo entusiasmo acerca del potencial del comer con atención para aliviar el sufrimiento de sus pacientes me proporcionó claridad cuando perdí la perspectiva y me quedé atascada durante semanas frente a una pantalla de ordenador.
A Brian Wansink, que ha llevado a cabo los experimentos más retorcidos e ingeniosos a fin de proporcionar apoyo empírico a las intuiciones que tuvimos durante las clases de comer atentos. Aunque nunca lo conocí, me imagino a Brian, junto con sus investigadores ayudantes en su laboratorio en Cornell, palmeándose los muslos y riéndose de lo lindo mientras discutían una nueva idea acerca de otro experimento, y luego cayéndose al suelo muertos de risa y desternillándose al compartir los resultados.
También muchas gracias a Ajahn Amaro, del monasterio de Abhayagiri, que resolvió, con su característica ecuanimidad e irónico humor, mis muchas preguntas por correo electrónico acerca de fuentes en el canon Pali y sobre cómo comía el Buda.
A los editores de Shambhala Publications, que han tenido el valor de probar un tipo distinto de libro dhármico. Que vuestra fe sea recompensada, si no es aquí, con muchos puntos de mérito que puedan ser canjeados en el más allá.
«Ver un mundo en un grano de arena
y un cielo en una flor silvestre,
sostener el infinito en la palma de la mano
y la eternidad en una hora.»
William Blake
Resulta difícil pensar en otra función biológica más importante para el mantenimiento de nuestra vida aparte de la comida, pues, a diferencia de las plantas, nosotros no sintetizamos nuestro sustento a partir de la luz y el aire. Respirar sucede por sí mismo, gracias a Dios. Lo mismo sucede con dormir. Pero comer requiere cierta implicación deliberada por nuestra parte, bien al cultivar, cosechar, cazar, comprar, ir al restaurante, o a la hora de adquirir cierta variedad de alimentos que suelen requerir de cierta preparación y combinación por nuestra parte a fin de maximizar sus beneficios. Como mamíferos, contamos con una compleja red de circuitos en el sistema nervioso que complica el poder disfrutar sencillamente de la comida y de todas las funciones sociales que giran alrededor de preparar, compartir y celebrar el milagro del sustento y la red de vida de la que formamos parte y de la que dependemos.
De manera análoga y por desgracia, en el mundo también abundan los estados mentales inconscientes, de adicción y autoengaño, que funcionan igualmente como destructores ocasionales de la cordura, el bienestar y de las relaciones auténticas a todos los niveles del cuerpo, la mente y el mundo. Cada uno de nosotros los sufre en uno u otro grado, y no solo en lo relativo a los alimentos y el comer, sino en muchos aspectos distintos de nuestras vidas. Forman parte de la condición humana, que tal vez se haya visto agravada en esta era de presiones y tensiones que inciden en nuestra cultura de permanente conectividad, hiperactividad deficitaria de atención y obsesionada con las celebridades. El lado positivo es que las presiones internas y externas que sufren nuestras mentes y cuerpos, y los sufrimientos que ocasionan esas influencias a veces malsanas, son reconocibles y pueden trabajarse deliberadamente para beneficio de cualquiera que esté dispuesto a emprender el cultivo –aunque solo sea una pizca– del mindfulness (atención plena) y la cordialidad. Este libro es una amable invitación para emprender esa cura, y un sabio guía para acompañarte en el viaje de toda una vida hacia tu propia integridad.
En ningún sitio pueden verse manifestados de manera tan patética y trágica esos elementos de la condición humana que llamamos inconsciencia, adicción y autoengaño como en los trastornos y patologías de nuestra relación con la comida y la alimentación. Esas patologías de desequilibrio son impulsadas en la propia sociedad por muchos y complejos factores. Por desgracia, se han ido convirtiendo en normas culturales que mantienen ciertos tipos específicos de autoengaño, obsesión y una preocupación infinita acerca de lo que pesa o deja de pesar el cuerpo. Se manifiestan como una incomodidad e insatisfacción constantes e intensas, aunque a veces sumergidas y disfrazadas, o bien compensadas en exceso respecto al aspecto del propio cuerpo y cómo nos sentimos interiormente. Esta insatisfacción permanente anida en las preocupaciones ordinarias acerca del propio aspecto, que se ve obligado, a causa de los deseos, a encajar en un modelo idealizado acerca de qué aspecto deberíamos tener y la impresión que la propia apariencia debiera producir en los demás. Todo ello conforma y deforma la autenticidad de la propia experiencia interior. Esta insatisfacción mental conduce a patologías asociadas con la imagen corporal, distorsiones acerca de cómo nos percibimos interna y externamente a nosotros mismos, y a profundas cuestiones relativas a la autoestima. Catalizada en gran medida por una omnipresente exposición en los medios de información, se halla incluso presente en niños y adolescentes, a lo largo de toda nuestra vida, incluso en la vejez. Es una situación muy triste a la que hay que enfrentarse con una infinita compasión y autocompasión, así como con estrategias eficaces para restaurar el equilibrio y la cordura en nuestro mundo y en nuestras vidas individuales.
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