El perfume
Proyecto y realización:
Parramón Paidotribo
Dirección editorial:
María Fernanda Canal
Textos:
Agustí Vidal Valls
Diseño gráfico y maquetación:
Estudi Toni Inglès
Fotografías:
Nos & Soto, Thinkstock, Album, Marie-Hélène Cingal, Lluís Salvadó, Iñaki Rojo Legarra
Corrección:
Roser Pérez Castro
Edición:
UBEdició
Realización de los dibujos:
Jaume Farrés Ubach
Primera edición
© 2017 ParramónPaidotribo
www.parramon.com
Derechos exclusivos de edición para todo el mundo
ISBN: 978-84-342-1034-9
ISBN EPUB: 978-84-342-1071-4
THEMA: TDCJ
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Sumario
¿Olor o perfume?
Entre las muchas sensaciones olfativas que se pueden percibir durante un paseo, por ejemplo, por un puerto deportivo, están el olor a mar o los distintos olores a comida que salen de bares y restaurantes. Sin embargo, la fragancia que lleva alguien que pasa por nuestro lado se identifica inequívocamente como un perfume. Hay algo en su mensaje olfativo que singulariza una fragancia dentro del universo de los olores, una cualidad especial, un “alma” que la distingue del resto y la cataloga como perfume. Su singularidad se debe a un sentido de la proporcionalidad que el ingenio humano aplica a la mezcla de olores, un concepto de la armonía ausente en la naturaleza. De algún modo, sería una diferencia parecida a la que hay entre una cueva natural, con su espontánea escenografía de estalagmitas y estalactitas, y el Partenón; o bien la que hay entre el sonido estridente de una cuerda metálica tensada y esa misma cuerda en el armazón de un violín, diseño resonante capaz de transformar un sonido vacuo y desagradable en un regalo para los oídos.
De la misma manera que un tratado de acústica permite penetrar en el corazón del sonido de un violín sin desvelar la magia de su alma, este libro se adentra en la ciencia y el arte de la creación del perfume evidenciando, sin embargo, la irreprensibilidad de su poder emocional.
Agustí Vidal Valls Licenciado en Ciencias Químicas, empezó su formación como perfumista el año 1979. Desde ese momento, toda su carrera profesional ha estado dedicada a la creación de perfumes, integrándose en equipos de perfumistas de primer nivel.
Su formación académica incluye también estudios de piano, composición y dirección, lo que le ha permitido trabajar simultáneamente en las dos vertientes artísticas, la perfumística y la musical. Desde 1984 es director de la coral Polifònica de Granollers.
La presencia permanente de la música en su vida ha determinado un corpus creativo muy personal, así como una manera particular de entender y explicar la perfumería, que le ha llevado a dar conferencias y seminarios por todo el mundo.
Desde 2009 se dedica, fundamentalmente, a la creación de perfumes por encargo, el asesoramiento en la formación de perfumistas y la divulgación de la perfumería desde su taller de creación en Bigues i Riells (Barcelona).
FOTO: LLUÍS SALVADÓ
1 | El olor, el olfato y la química |
E l olfato es fundamental para el reconocimiento de elementos vitales de nuestra supervivencia. Pero la localización del centro de recepción en el cerebro dota al olor de una capacidad emocional que sólo puede compararse con el estímulo auditivo.
El sentido del olfato
Al estudiar el sentido del olfato hay que tener en cuenta dos aproximaciones fundamentales: por un lado, los procesos mediante los cuales las moléculas olfativas interaccionan con el olfato y la forma como envían la información al cerebro; por el otro, el tratamiento que da el cerebro a esta información.
M ucho queda aún por conocer sobre este mecanismo. Se sabe que las moléculas del olor, siempre en estado gaseoso, llegan a la zona de recepción del olfato, la llamada mucosa olfatoria, atraviesan la capa de mucus que la recubre e interaccionan con las células receptoras. Dichas células generan una señal eléctrica que viaja a la zona más primitiva del cerebro, donde es decodificada en el bulbo olfatorio.
1. La evaporación de las moléculas odoríferas genera una atmósfera alrededor de la planta que da lugar a su olor característico.
2. Con la aspiración, el olor de las moléculas penetra en la nariz.
3. La mucosa olfatoria es el centro donde se genera el estímulo olfativo.
4. El bulbo olfatorio procesa la información y la envia a estructuras superiores del cerebro.
Un olor no excita un grupo concreto de receptores sino que provoca una respuesta global de todo el sistema.
Las primeras teorías sobre el mecanismo de reconocimiento de los receptores de la mucosa olfatoria apuntaban a un modelo de tipo enzimático, es decir, cada molécula sería reconocida por una serie concreta de receptores gracias al mecanismo llave-cerradura. En consecuencia, el cerebro reconocería la señal según los receptores excitados. Ello suponía una relación muy evidente entre la estructura química y el olor. Los primeros estudios sobre olfacción se centraban en encontrar esta relación. Como se verá en la parte 3 de esta obra, dedicada a las materias primas, hay determinados olores muy ligados a estructuras químicas concretas (por ejemplo, el del sándalo o los almizcles); sin embargo, en muchos otros casos no se encuentra esta correlación. Debe tenerse en cuenta además que con esta aproximación sólo se explicaba el tipo de olor, pero sin considerar otros factores importantes como la intensidad. Por ello se intentó establecer matrices matemáticas que incluyeran diversas variables para ver la percepción olfativa en su globalidad.
La teoría actual para el ser humano
Con el tiempo, se llegó a la conclusión de que un olor no excita un grupo concreto de receptores sino que provoca una respuesta global de todo el sistema. A partir de ello se afirmó que la señal identificada por el cerebro sería la equivalente a un mapa transmitido por todo el conjunto de receptores, un mapa que es diferente para cada sensación olfativa. Se comprobó, además, que la circulación de la señal eléctrica generada se efectúa mediante una serie de neuronas organizadas en forma de árbol, es decir que, aproximadamente, cada 1.000 receptores convergen en una estructura sináptica llamada glomérulo que está en el bulbo olfatorio, y así de manera sucesiva hasta recorrer los 3 cm que separan la mucosa olfatoria del cerebro. En consecuencia, se entiende también que la respuesta individual de cada receptor recibe la influencia de los receptores colindantes.
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