A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2019
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
INTRODUCCIÓN
Si hay algún mueble que debería hacerse a medida para cada usuario, sin duda sería la silla.
En la Antigüedad y la Edad Media los carpinteros las construían por encargo para cada uno de sus clientes, siguiendo el principio clásico que consideraba al hombre la medida de todas las cosas. Durante mucho tiempo cada silla fue un objeto único en su diseño y construcción, hasta que en el siglo pasado se inició la producción en serie para reducir costes y se uniformaron sus dimensiones, ignorando las diferencias de talla y dando pie, en cierta manera, a la adopción de posturas inadecuadas para solventar la falta de comodidad.
Este libro se propone recuperar los procedimientos de fabricación artesanal. Está dirigido a carpinteros profesionales y aficionados con una cierta experiencia que deseen hacer de sus sillas unas piezas de gran ergonomía.
La materia se ha organizado en tres partes.
En la primera se indican y recomiendan los materiales, las herramientas y la maquinaria que suelen emplearse.
En la segunda se explican las técnicas básicas de carpintería que deben conocerse para la construcción de sillas. Con el fin de que las indicaciones puedan comprenderse con facilidad, se recurrirá a ejemplos concretos y se desarrollará un proyecto completo. Además, se presentarán algunos procedimientos de ebanistería útiles para estas labores.
En la tercera y última parte se exponen 25 modelos de sillas que puede realizar usted mismo, acompañados de las explicaciones correspondientes, los despieces y detalles constructivos significativos, las listas de las piezas con sus medidas orientativas y las instrucciones concretas de construcción y montaje de cada uno de los proyectos.
Los diseños propuestos son bastante sencillos, ya que se ha procurado ofrecer soluciones técnicas y métodos factibles no estrictamente profesionales. Por ello, se ha preferido recurrir a ensambles o uniones a base de clavijas o tornillos de montaje de fácil ejecución.
El texto se ha restringido a las indicaciones imprescindibles, sin divagar en cuestiones teóricas, y se acompaña de numerosas ilustraciones y fotografías explicativas, ya que el propósito, eminentemente práctico, es facilitar los conocimientos necesarios que permitan obtener buenos resultados en poco tiempo.
Estamos seguros de que la construcción artesanal de sillas le deparará grandes satisfacciones.
EL EQUIPO NECESARIO
La construcción de sillas requiere habilidad, dedicación, bastantes horas de experiencia, así como un espacio para trabajar y el equipo, que se detalla a continuación.
El taller
Para realizar cualquier trabajo de carpintería hay que disponer de un espacio adecuado, que puede consistir en un garaje, una habitación o un cobertizo habilitado a tal efecto.
Es importante que este espacio cuente con las medidas suficientes para desenvolverse con facilidad ().
Fig. 1. El taller
Ha de disponer de iluminación (natural a ser posible) suficiente y estar bien ventilada a través de la puerta y las ventanas, ya que en esta actividad se levanta una cantidad de polvo considerable.
La distribución adecuada de este taller debe prever la colocación de una mesa o una superficie de apoyo donde trabajar con maquinaria fija y portátil, como, por ejemplo, la sierra de cinta de sobremesa, el taladro acoplado al soporte de columna, el torno, el cepillo eléctrico de banco y también una electroafiladora que permite mantener afiladas las herramientas de corte para la realización de trabajos de precisión.
Son imprescindibles también los armarios donde colocar ordenadamente las herramientas manuales. A ser posible deberán alojar compartimentos o cajas compartimentadas donde colocar puntas y tornillos por tamaños y grosores.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que algunos productos, como las colas y barnices, son inflamables, por lo que deberán almacenarse con las debidas precauciones.
En las paredes del taller se pueden fijar paneles de tablero contrachapado en donde sujetar las herramientas manuales mediante soportes metálicos o de madera adaptados a cada una de ellas. Si dibuja la silueta de cada una, le resultará fácil encontrar su sitio correcto.
En el taller debemos reservar un área donde almacenar los materiales y la madera maciza, de forma que los retales y piezas cortas estén ordenadas por tamaños y sean localizables a simple vista.
El banco de carpintero
Disponer de un banco de trabajo de carpintero profesional sería lo ideal, aunque existen en el mercado modelos para aficionados de dimensiones más reducidas que cumplen perfectamente con los requisitos necesarios para realizar cualquier proyecto.
Si no dispone de espacio suficiente, puede optar por un banco plegable.
El banco de carpintero clásico se basa fundamentalmente en una superficie de trabajo de 200 x 50 cm y de unos 5 cm de espesor con un canal dispuesto a lo largo en donde colocar las herramientas o piezas que en algún momento nos estorben en nuestra labor ().
Fig. 2. Banco de carpintero tradicional
La superficie de trabajo debe estar cerca de una fuente de luz, ya sea natural o artificial.
El tablero del banco está soportado por cuatro patas robustas de 7 cm de grueso por 14 cm de ancho. Las traseras están inclinadas hacia atrás para dar mayor estabilidad al conjunto.
La prensa vertical es el elemento fundamental de este banco; se utiliza para sujetar correctamente las piezas en las que se está trabajando y se coloca sobre la pata delantera izquierda. Consta de un tornillo sujeto a la prensa de madera y una palanca para apretarla o aflojarla.
La prensa vertical, o de carpintero, se puede complementar con otra horizontal, o de ebanista, que permite sujetar piezas más pequeñas.
También es conveniente disponer de un cajón donde colocar las herramientas y accesorios necesarios, así como de una bandeja en la que dejar las piezas que necesitemos.