La Ley de la Atracción
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Editorial dedicada a la difusión de libros y audiolibros de desarrollo personal, crecimiento personal, liderazgo y motivación.
Diseño de portada: Diego Cruz
Primera edición publicada por Taller del Éxito en 2007
ISBN-13: 978-1-93105-939-8
ISBN-10: 1-931059-39-X
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Segunda edición
Introducción
“La ciencia debe ser parte de la naturaleza y de la realidad misma. Fuera de las leyes físicas y químicas presentadas en la teoría cuántica, debemos considerar la existencia de una naturaleza muy distinta, hasta ahora poco conocida para el ser humano”.
—Niels Bohr, premio Nóbel de Física
M ucho se ha escrito sobre la ley de la atracción; se le ha atribuido un carácter universal, inmutable y hasta omnipotente. Aunque hay una gran cantidad de casos, hechos y observaciones documentadas que tienden a confirmar el postulado general de dicha ley, muchos cuestionan su validez, argumentando que éstas no han sido mas que simples coincidencias y casualidades que difícilmente confirman su veracidad o establecen una teoría que explique las causas de los resultados observados.
Algunas personas dirán que la capacidad de predecir como va a actuar una persona roza lo esotérico, pero lo cierto es que, como veremos más adelante, es posible generar modelos que demuestran la relación existente entre la manera de pensar de una persona, su comportamiento y sus logros. A pesar de esto, el hecho de que afirmemos que algo es una ley no significa que en realidad lo sea. Una hipótesis no se convierte en teoría irrefutable porque nos aseguremos de presentarla usando un lenguaje científico. Su autenticidad no aumenta porque tengamos cuidado en manejar suficientes términos y expresiones de aquellos que escuchamos con frecuencia en el campo de la ciencia. Así que lo primero que me propuse al escribir este libro –de ahí su largo título—, fue dejar claro de una vez por todas si la ley de la atracción es o no es ley.
En términos simples, la ley de la atracción indica que nosotros atraemos hacia nuestra vida aquello en lo que enfocamos nuestro pensamiento de manera constante. Lo que sucede en el exterior –a nuestro alrededor o en nuestra vida— no es mas que el reflejo de lo que está ocurriendo en nuestro interior. Nuestro mundo exterior es un reflejo de nuestro mundo interno, ya que nosotros nos hemos encargado de atraer y crear nuestras circunstancias externas con nuestros propios pensamientos.
Si nuestros pensamientos dominantes están constantemente enfocados en obtener resultados positivos, en nuestras fortalezas o en hábitos de éxito –y nuestras acciones refuerzan dicha manera de pensar— entonces eso será lo que manifestaremos en nuestra vida. Si, por el contrario, nuestros pensamientos dominantes están constantemente enfocados en la posibilidad de obtener resultados negativos, en pobres expectativas, o en nuestras debilidades, de igual manera eso es lo que atraeremos hacia nosotros mismos.
La ley de atracción establece que todo atrae su igual. Las imágenes que están grabadas en nuestra mente atraen irremisiblemente lo que representan. Aquello en lo que te enfocas tiende a expandirse en tu vida. Si te enfocas en tus debilidades, verás como éstas parecen ser cada vez mayores. Las personas, oportunidades u objetos que atraemos se asemejan en su carácter al nuestro. Ahora bien, la pregunta es si lo que postula la ley de la atracción es en realidad una ley, una hipótesis, un modelo utilizado para describir ciertos aspectos del comportamiento humano, o una simple conjetura.
Para resolver este interrogante debemos primero entender que los términos modelo, hipótesis y ley tienen significados distintos en la ciencia de los que comúnmente solemos darles.
Los científicos utilizan el término modelo para referirse a la descripción de algún fenómeno, evento o hecho observable. El objetivo de dicha descripción es presentar una teoría o hipótesis que explique el cómo y el porqué de dicho fenómeno. De esta manera podremos entonces someterla a prueba por experimentación u observación y utilizar los resultados para realizar predicciones sobre eventos similares. Una hipótesis es una proposición o afirmación provisional y exploratoria sobre la veracidad o falsedad de un concepto, que aún no ha sido confirmada o descartada por medio de la experimentación.
Por su parte, una ley científica es una proposición científica confirmada que afirma una relación constante entre dos o más variables. El diccionario de la Real Academia Española de la lengua la define como: “regla y norma constante e invariable de las cosas”, y define la expresión ley universal como una ley que es válida cualquiera que sea la naturaleza de los cuerpos a los que se aplica.
Basado en lo anterior, y en el hecho de que, como lo veremos a lo largo de esta obra, es posible poner a prueba y verificar la validez de los postulados presentados, la ley de la atracción y las proposiciones particulares derivadas de ella, podemos concluir que, lejos de ser una simple conjetura o hipótesis, la ley de la atracción es ciertamente una ley.
Sin embargo, éste es sólo el primer paso. Una vez establecemos que algo constituye una ley científica, es importante determinar que rama de la ciencia es la encargada de estudiar los argumentos, hechos u observaciones que ratifiquen su validez e ilustren los efectos y resultados que se derivan de ella. Esto nos permite situarla en el contexto científico adecuado y compararla con el conocimiento ya existente en esa misma área del saber. Por ejemplo, la ley de conservación de la materia, es una de las leyes fundamentales de la Química, área que hace parte de las disciplinas científicas conocidas como “ciencias naturales”, que tienen por objeto el estudio de la naturaleza.
De otro lado se encuentran las disciplinas científicas que se ocupan de aspectos del comportamiento y actividades de los seres humanos. A ellas se les conoce como las “ciencias sociales”. La literatura científica contiene muchos ejemplos que ilustran cómo las ciencias sociales, entre las cuales se encuentra la psicología, pueden establecer leyes con bases científicas.
Éste, creo yo, es el lugar apropiado, desde donde podemos estudiar los postulados y teorías presentados por la ley de la atracción, ya que durante más de un siglo, los psicólogos han diseñado diferentes modelos y pruebas para determinar cómo es que la personalidad, la manera de pensar y los rasgos relativamente permanentes que caracterizan a un individuo influyen en su comportamiento, desarrollo, emociones y conductas. Cómo veremos más adelante, muchos de estos modelos experimentales buscan establecer relaciones causa-efecto que nos permiten realizar predicciones muy útiles en áreas tan diversas como la medicina, las finanzas y las relaciones interpersonales.
El siguiente paso que quiero dar es esclarecer algunos de los mitos más comunes que se han tejido sobre la ley de la atracción. Para esto he dedicado todo un capítulo a tratar algunos de los errores en los que caemos con mayor frecuencia cuando buscamos corroborar su validez en nuestra propia vida.
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