• Quejarse

Immanuel Kant - Crítica del juicio

Aquí puedes leer online Immanuel Kant - Crítica del juicio texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1790, Editor: ePubLibre, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Immanuel Kant Crítica del juicio
  • Libro:
    Crítica del juicio
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1790
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Crítica del juicio: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Crítica del juicio" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Immanuel Kant: otros libros del autor


¿Quién escribió Crítica del juicio? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Crítica del juicio — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Crítica del juicio " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
ADVERTENCIA DE LA PRIMERA EDICIÓN

Siendo esta la primera vez que se presenta al público español una traducción de la Crítica del juicio, hecha directamente del alemán, me parece necesario hacer previamente alguna indicación respecto al método seguido en el trabajo. Una regla general, que me ha servido constantemente de norma, es que una traducción debe ser, ante todo y sobre todo, fiel, exacta y completa. No me he permitido nunca, como a menudo hacen los traductores, sacrificar palabras o frases, invertir giros, añadir voces; en suma, me he negado a hacer esa especie de adaptación que, en favor de la claridad y de la elegancia, mutila y disfraza la forma, y, a veces, el pensamiento del original. El lector de este libro no pretenderá, sin duda, encontrar aquí una satisfacción artística y literaria, ni es posible tampoco que una obra, en que se analizan los problemas más sutiles de la filosofía, presente una claridad y nitidez que no entrañan los problemas mismos. La lectura de una obra filosófica exige una reflexión siempre atenta y un esfuerzo en constante tensión. Las oscuridades de forma, que, de seguro, se encontrarán a menudo, obligarán, pues, a los lectores españoles a hacer el mismo trabajo de penetración que los lectores alemanes tienen que realizar cuando quieren conocer el pensamiento del autor de la Crítica del juicio.

Debo, finalmente, advertir que he añadido en nota las variantes de la primera y segunda edición que pueden afectar en lo más mínimo al sentido de la frase. He puesto también, aunque muy de tarde en tarde, notas personales que suministran algún dato o explican alguna alusión más o menos recóndita; y todas esas notas, que no son de Kant mismo, van siempre seguidas de la indicación (N. del T.). En el prólogo que precede a la obra misma he tratado de exponer la interpretación, a mi juicio, más exacta de la estética de Kant. En ese mismo prólogo se encontrarán también indicaciones referentes a los principales trabajos sobre la estética y la teleología.

APÉNDICE
METODOLOGÍA DEL JUICIO TELEOLÓGICO

§ 79

Si la teleología debe ser tratada como perteneciente a la teoría de la naturaleza

Cada ciencia debe tener su lugar determinado en la enciclopedia de todas las ciencias. Si es una ciencia filosófica, debe su lugar serle asignado, o en la parte teórica, o en la práctica de la filosofía, y si tiene su lugar en la primera, debe ese lugar serle asignado, o en la teoría de la naturaleza, en cuanto considera lo que puede ser objeto de la experiencia (consiguientemente, en la teoría de los cuerpos, o en la teoría de las almas, o en la ciencia universal del mundo), o en la teoría de Dios (del fundamento primero del mundo, como conjunto de todos los objetos de la experiencia).

Ahora bien, se pregunta: ¿qué lugar corresponde a la teleología? ¿Pertenece a la (propiamente llamada) ciencia de la naturaleza o a la teología? Una de las dos cosas debe ser, pues de tránsito de la una a la otra no puede ninguna ciencia servir, porque tránsito significa sólo la articulación u organización del sistema y no lugar alguno en el mismo.

Que no pertenece a la teología como una parte de la misma, aunque puede hacerse en la teología el más importante uso de ella, es por sí mismo claro. Pues tiene por objeto suyo productos de la naturaleza y la causa de éstos, y aunque señala esa causa como un fundamento puesto fuera y por encima de la naturaleza (creador divino), lo hace, sin embargo, no para el Juicio determinante, sino (para dirigir sólo el Juicio de las cosas en el mundo por una idea adecuada al entendimiento humano, como principio regulativo) solamente para el reflexionante en la consideración de la naturaleza.

Del mismo modo, empero, no parece tampoco pertenecer a la ciencia de la naturaleza, que necesita principios determinantes, y no sólo reflexionantes, para exponer fundamentos objetivos de efectos naturales. En realidad, la teoría de la naturaleza o explicación mecánica de los fenómenos de la misma por medio de sus causas eficientes no gana tampoco nada si se la considera según la relación de los fines unos con otros. Señalar los fines de la naturaleza en sus productos, en cuanto constituyen un sistema según conceptos teleológicos, pertenece propiamente sólo a la descripción de la naturaleza, arreglada según un hilo conductor particular, en el cual la razón, si bien lleva a cabo un asunto magnífico, instructivo y de finalidad práctica en algunas direcciones, sin embargo, no da conclusión alguna sobre el origen y la posibilidad interior de esas formas; de eso, empero, es de lo que se trata propiamente en la ciencia teórica de la naturaleza.

La teleología, como ciencia, no pertenece, pues, a doctrina alguna, sino sólo a la crítica, y, por cierto, a la de una facultad particular de conocer, a saber, el Juicio. Pero en cuanto contiene principios a priori, puede y debe decir el método de cómo se debe juzgar sobre la naturaleza según el principio de las causas finales; y asi, su metodología tiene, por lo menos, influjo negativo en el proceder de la ciencia teórica de la naturaleza y también en la relación que ésta puede tener, en la metafísica, con la teología, como propedéutica de esta última.

§ 80

De la subordinación necesaria del principio mecánico bajo el teleológico en la explicación de una cosa como fin de la naturaleza

El derecho de buscar una explicación meramente mecánica de todos los productos de la naturaleza es en sí totalmente ilimitado, pero la facultad de bastarse con esa explicación es, según la constitución de nuestro entendimiento en cuanto tiene que ver con cosas como fines de la naturaleza, no sólo muy limitada, sino claramente delimitada; de modo que, según un principio del Juicio, no se puede obtener nada por el solo medio del primer proceder para la explicación de esos fines; por tanto, el Juicio de semejantes productos debe siempre ser subordinado, al mismo tiempo, por nosotros a un principio teleológico.

Es por eso razonable, y hasta meritorio, seguir el mecanismo de la naturaleza para una explicación de los productos naturales, tan lejos como ellos pueda hacerse con verosimilitud y no abandonar ese ensayo porque sea imposible en sí coincidir por su camino con la finalidad de la naturaleza, sino sólo porque ello es imposible para nosotros, los hombres, pues se exigiría para ello una intuición diferente de la sensible y un determinado conocimiento del substrato inteligible de la naturaleza que pudiera dar fundamento también al mecanismo de los fenómenos según leyes particulares, todo lo cual supera totalmente nuestra facultad.

Así, pues, para que el investigador de la naturaleza no trabaje en pura pérdida, debe, en el juicio de las cosas cuyo concepto está, indudablemente, fundado como fines de la naturaleza (seres organizados), poner siempre a la base alguna organización primitiva que utilice aquel mecanismo mismo para producir otras formas organizadas o desarrollar la suya en nuevas figuras (que, sin embargo, siempre se derivan de aquel fin y son conformes a él).

Es una gloria recorrer por medio de una anatomía comparativa la gran creación de las naturalezas organizadas para ver si en ella se encuentra algo semejante a un sistema según el principio de producción, sin tener necesidad de quedarnos en el mero principio del Juicio (que no da conclusión alguna para el conocimiento de su producción) y de renunciar cobardemente a toda pretensión de penetrar la naturaleza en ese campo. La concordancia de tantas especies animales en un esquema común, que parece estar a la base no sólo de su esqueleto, sino también de la disposición de las demás partes, en donde una sencillez de contorno, digna de admiración, ha podido producir, por achicamiento de unas y alargamiento de otras, por recogimiento de éstas y desarrollo de aquéllas, tan gran diversidad de especies, deja penetrar en el espíritu un rayo, aunque débil, de esperanza de que se pueda obtener aquí algo con el principio del mecanismo de la naturaleza, sin el cual no puede, en general, haber ciencia alguna. Esa analogía de las formas, en cuanto, a pesar de toda la diversidad, parecen ser producidas según un prototipo común, fortalece la sospecha de una verdadera afinidad de las mismas en la producción de una madre común primitiva, por medio de la aproximación gradual de una especie animal a otra, desde aquélla en que el principio de los fines parece más guardado, hasta el pólipo, y de éste, incluso, hasta los musgos y los líquenes, y, finalmente, hasta la escala inferior, que podemos observar, de la naturaleza, la materia bruta, de la cual y de cuyas fuerzas, según leyes mecánicas (iguales que las que siguen la producción de los cristales), parece provenir toda la técnica de la naturaleza, que en los seres organizados nos es tan incomprensible que nos creemos obligados a pensar para ellos otro principio.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Crítica del juicio»

Mira libros similares a Crítica del juicio. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Crítica del juicio»

Discusión, reseñas del libro Crítica del juicio y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.