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Gracias al maestro Jesús, por enseñarme
que la única creencia que necesito corregir
es la sensación de estar separada de Dios.
Por corregir mi mente y hacerme aceptar
la sanación en mí para después compartir con otros.
Por recordarme quien soy: una hija amada de Dios,
creada para crear.
Para el amor de mi vida: mi hijo Darwin,
mi milagro más grande.
Gracias por elegirme como tu mamá y tu alumna.
A mis padres: gracias por el milagro de darme vida
y la herencia de sus genes en amor infinito.
A mi hermana Kate: gracias por enseñarme que en el amor no existen
distancias ni tiempo, que venimos a aprender y divertirnos;
por dejarme ver que existen bendiciones disfrazadas de tragedias.
Tragedia + tiempo = comedia.
Tienes el poder de obrar milagros.
Yo proveeré las oportunidades para obrarlos,
pero tú debes estar listo y dispuesto.
Dios en UCDM
Un corazón dispuesto y agradecido
es un imán para los milagros.
PRÓLOGO:
TÚ ERES UN MILAGRO
Kate del Castillo
T odo lo que yo tenga que decir acerca de Tú eres un milagro, de Verónica del Castillo, puede parecer un “cebollazo”, por ser ella la autora de este libro y también mi hermana, a quien amo y admiro profundamente. Pero no importa, o mejor dicho, no ME importa y al parecer a ella tampoco, puesto que fue suya la idea de invitarme a escribir este prólogo: gracias Vero.
Entiendo muy bien por qué lo hizo. Soy, a diferencia de ella, completamente terrenal. Escéptica. Solamente creo en lo que veo y palpo. Las dos crecimos bajo la religión católica y no hubo diferencias en la educación entre las dos, entonces me pregunto: ¿Cómo podemos ser tan diferentes? Quiero aclarar, antes de seguir; creo profundamente en Dios porque lo veo todos los días en el reflejo del espejo, a través de mis ojos. Todos somos Dios. Dios ESTÁ en uno. Me atrevo a compartir que, como la mayoría de nosotros, mi hermana ha vivido y sobrevivido muchas etapas. Ha luchado incluso contra ella para mejorar y superarse, para ser más espiritual y emocional que sólo una gran profesional. Eso lo admiro, de veras. Pero esto tampoco quiere decir que su carrera no haya evolucionado. Al contrario. Simplemente sus prioridades siempre fueron sembrando raíces para crecer, desde lo espiritual, hoy son esos los frutos que hoy ella cosecha merecidamente.
La verdad sea dicha, yo estaba un poco renuente a leer este libro. No sabía qué esperar y pensé que iba a estar lleno de “mensajes” con los cuales yo no iba a estar de acuerdo, o plagado de ideas que me iban a hacer sentir juzgada y regañada. No soy para nada “fan” de los libros de autoayuda y mucho menos de los que traen “ejercicios” que uno debe seguir, como borreguito, para ser feliz; como si realmente existiera un “manual de la felicidad”. Es horrible cuando te sientes con la obligación de hacer algo, sólo porque se trata de la familia: ¡Aaaarrgghh! ¡Pero también, qué bonito es hacerlo y encontrar una enseñanza de vida profunda que no esperabas!, surgida del puño y letra de un ser tan querido. Al final, mi hermana es una mujer extremadamente inteligente, ha pasado prácticamente los mismos 18 años que yo tengo fuera de Mexico, estudiando diferentes filosofías, distintas técnicas de desarrollo humano y varias alternativas de la medicina tradicional. Algunas fallidas, tal vez. Por lo menos eso era lo que yo pensaba, ya que ciertos aspectos de su carácter no mejoraban y algunas de sus ideas seguían inamovibles y preconcebidas. Por ejemplo, le costaba escuchar otras maneras de pensar y se aferraba únicamente a sus creencias. En fin, recuerdo que no lograba encontrar coherencia entre su forma de pensar, su manera de hablar y su capacidad de actuar.
Creo que todos estaremos de acuerdo que lograr esto es de las cosas más difíciles para poner en práctica, como seres humanos que somos.
Después de leer Tú eres un milagro mi percepción cambió de una manera que no me esperaba; tanto positiva, como –aunque todavía no me lo crea— espiritualmente. No hablo sólo de la percepción que tenía de Vero, también cambió mi forma de ver y de encontrarme con esos milagros, de los cuales yo me sentía completamente exenta. Tal vez pensaba que este libro se proponía “convertirme” en algo. Lo cierto es que me hubiese dado una pena enorme decirle la verdad de lo que, quizás, hubiese pensado de su libro, de no haber tenido ningún efecto en mí. Todo lo contrario, ¡resultó que la única que estaba mal y con prejuicios era yo! Y esa revelación me hizo sentir una profunda felicidad. No sólo estoy aprendiendo, a partir de la lectura de este libro, que los milagros existen y están por todas partes; no son privilegio de unos cuantos, sino que son cuestión de FE y de estar abiertos a distinguirlos.
También me hizo feliz que esto no fuera un libro religioso. Yo no creo en la religión, ni en ninguna institución establecida por el hombre para ejercer control sobre las masas. Mi sorpresa terminó siendo, entonces, que cada página que leí me hizo estar más en contacto con ÉL, con MI propio Dios. ¡Además tiene un excelente sentido del humor, muy típico de mi hermana!
Una de las partes que más me gustó y con la que más me identifico fue: “Einstein creía en el Dios panteísta del filósofo Holandés Baruch Spinoza, es decir, un Dios impersonal, sinónimo de naturaleza y Universo: «Yo creo en el Dios de Spinoza que se revela en la armonía ordenada de lo que existe, no en el Dios que se involucra Él mismo con los destinos y acciones de los seres humanos.» Es decir, creía en un Dios sutil pero no malicioso ni castigador, un Dios que gobierna la naturaleza pero que no es personal.”
Hermana, estoy muy agradecida contigo por haberme dado la oportunidad de ampliar mi manera de pensar, de sentir ¡y hasta de creer!
Recuerdo en varias ocasiones que Vero quería “curarme” por medio de Reiki y Theta Healing y sepa Dios qué tantas otras cosas más y yo no sentía nada, más que su amor y generosidad incondicional, pues siempre quería ayudarme de alguna manera. Tan es así, ¡que hasta a un retiro me llevó! ¡Agua Viva, cómo olvidarte! Sin embargo, varios amigos y amigas mías sí han sido ayudados por mi hermana. Literalmente ayudados.
Hace poco tiempo Vero estuvo de visita en mi casa en, Los Ángeles, California, a donde yo me encontraba ensayando para un show con dos grandes amigas mías actrices. De pronto mi asistente se pasaba a visitar y a ver los ensayos.
Las productoras venían de visita, igual… Resulta que mientras yo ensayaba, ¡ella ayudaba a mis colegas! Me fui enterando de esto porque cada día llegaba alguien a decirme “tu hermana tiene un don”, “Verónica me curó un dolor que traía desde hace meses”, “que maravilla tener a una hermana que sea sanadora”, “hasta hablé con mi papá, que ya murió, gracias a tu
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