© 2015 por Spencer Hoffmann
Publicado por HarperCollins Español® en Nashville, Tennessee,
Estados Unidos de América.
HarperCollins Español es una marca registrada de HarperCollins Christian Publishing.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
Editora en Jefe: Graciela Lelli
Diseño: Grupo Nivel Uno, Inc.
Edición en formato electrónico © julio 2015: ISBN 978-0-71803-927-1
15 16 17 18 19 DCI 9 8 7 6 5 4 3 2 1
Les dedico este libro y este tiempo de mi vida a las tres siguientes personas que, sin orden de importancia, han marcado mi vida y han sido la fuente principal de milagros de amor y, más que eso, son milagros de amor en mi vida.
A mi hijo Spencer
A mi mujer Marilyn
A mi madre Nara
CONTENIDO
A gradecer es una palabra hermosa que significa llenar de gracia. Yo no me siento como una persona que llena de gracia la vida de otros seres humanos, pero sí puedo reconocer que ha habido un sinfín de personas que han llenado la mía de tanta gracia que no puedo más que expresarles mi infinita gratitud.
Gracias mamita hermosa, porque mi vida hoy es gracias al amor con el cual me enseñaste a soñar, a luchar por la vida, a vivir siempre con una sonrisa y sobre todo a ser yo mismo.
Gracias papá, porque a pesar de haberme conocido solo por tres años, has llenado mi vida de reflexión, aprendizaje y un propósito de amor.
Gracias Yayita y Patito, por ser esos ejemplos de una vida inspirada en el amor y una lucha de amor inspirada en la humanidad.
Gracias Granny, por tu luz y tu sabiduría, y por enseñarme a sonreír en la adversidad y a reconocer milagros en la cotidianeidad de la grandeza de Dios.
Gracias hermanos, por estar conmigo siempre a lo largo del camino y porque puedo contar con su amor y apoyo incondicional.
Gracias John Maxwell, por haberme enseñado tanto, por haberle aportado tanto valor a mi vida, por haberme dado una increíble oportunidad y sobre todo por haberme ayudado a creer en la enorme grandeza de mi ser.
Gracias amor mío, por darle sentido a mi vida y darme el regalo más hermoso de todos: una familia de amor.
Y sobre todo, gracias a ti que sostienes este libro en tus manos y haces que mi vida tenga un propósito y un sentido.
S omos seres humanos, pero ¿qué significa «ser humano»?
Cuando hablamos de un ser «humano» en nuestra mente se refleja con total claridad un ser lleno de virtudes y en excelente condición: física, mental, espiritual, emocional, intelectual, etc. Entonces me pregunto: ¿qué hemos hecho o permitido que nos ha deshumanizado? ¿En qué momento dejamos a un lado nuestra parte humana? ¿Cuándo dejamos de ver a las demás personas como nuestros hermanos? ¿En qué momento nos separamos de nuestra esencia humana y permitimos que el odio y el resentimiento tomaran el mando de nuestras acciones?
Como seres humanos llevamos en nosotros un motor, una fuente poderosísima de energía que todo lo puede y todo lo logra, cuyas acciones son nobles porque están inspiradas por la fuerza creadora, la fuerza primaria. Esta fuerza de la que te hablo es también el ingrediente secreto que le da color a nuestras vidas. Estoy hablando de tu corazón y del amor. Somos seres de luz, creaciones perfectas con un único y verdadero propósito, y cuando lo llevamos a cabo nos sentimos vivos, solo cuando lo llevamos a cabo sabemos y sentimos que servimos y que estamos cumpliendo nuestro propósito en la vida: amar y ser amados.
Yo sé que puede sonar a cliché, pero cualquiera que haya experimentado ese amor profundo y verdadero coincidirá conmigo en que ese momento es toda perfección, en ese momento todo funciona y la vida «es color de rosa». En otras palabras, no vive en nosotros la duda, el miedo o cualquier otra emoción negativa.
¿La razón?
No hay separación, sino todo lo contrario: unión.
La fuente y causa de la unión es el amor.
Cuando vivimos en unión toda nuestra vida tiene sentido, no existen los problemas ni las frustraciones, no hay dolor, y eso es porque nuestro espíritu reconoce que cuando vibramos en ese amor genuino no hay diferencia entre tú y yo, no hay individuos «separados» y no hay otra cosa más que el momento presente. De hecho, vivir en amor es la única manera de vivir nuestro presente y darle un sentido real y trascendente a nuestra vida.
¿Puedes pensar en algún momento de amor intenso en tu vida? Vamos, por un instante te invito a cerrar los ojos y pensar en el momento más feliz de tu vida.
Te aseguro que en ese momento no pensabas en otra cosa. Estabas presente, en cuerpo, mente y alma, estabas en unión: con tu espíritu y contigo mismo, con tu fuente, con Dios y con los seres con los que compartías esa experiencia de amor.
El amor es como el fuego: no hay nada más poderoso que él en nuestra vida, ya que es la razón por la cual venimos a este mundo.
Si te queda alguna duda te pido que reflexiones y pienses en lo siguiente: ¿cuáles han sido los momentos en los que te has sentido más vivo en tu vida?
Te aseguro que la respuesta es «en los momentos de mayor amor». Y si tu respuesta se refiere puntualmente a esos momentos, entonces te aseguro que describirás aquellos en los cuales te sentiste más vivo que nunca.
Ahora, el amor no es únicamente el que se siente por otra persona; el amor se manifiesta de muchas maneras en nuestra vida: un simple atardecer; la sonrisa de un niño, un anciano o una mujer, o realmente cualquier persona; un momento de conexión con nosotros mismos y con nuestra misión o propósito en la vida… todos esos son momentos de amor y detonan en nosotros ese sentimiento de máxima vitalidad. Nos hacen ver por qué somos lo que somos y por qué estamos vivos. Es por ese amor que nos consideramos «seres humanos» o simplemente «humanos».
¿Cómo podemos saber cuándo estamos viviendo en amor? Cuando por un momento todo pierde importancia menos el momento.
El amor tiene un efecto maravilloso ya que cuando está presente en nuestras vidas nos hace seres funcionales y podemos usar todas las capacidades que nos fueron dadas para explotar nuestro potencial como seres humanos. Lo que estoy diciendo es que el único medio, estado o posición a través del cual podemos sacar y manifestar nuestro verdadero propósito y maximizar nuestro potencial como seres humanos es el estado del amor.
Se ha dicho que únicamente hay dos maneras de vivir la vida: como si todo fuera un milagro o como si nada fuera un milagro.
Quiero decirte que el amor, como tal, es un milagro. Es el milagro más grandioso y fortuito para los seres humanos; el amor es el ingrediente que hace que nuestras vidas comiencen a ser pequeños milagros, y cuando juntamos esos pequeños milagros de una o varias vidas comienzan a suceder cosas maravillosas.
El amor no solo es la fuente de los milagros, el amor es también un milagro, y por eso una vida de amor ya es una vida milagrosa.
1. El milagro del amor: El primer milagro del amor es el amor mismo, porque una vida de amor ya es una vida de milagros, una vida milagrosa en todos los sentidos.
2. El milagro de una vida consciente: Una vida consciente es el inicio del viaje hacia la realización máxima y hacia una vida llena de amor. Esta consciencia comienza con la pregunta más importante de todas: ¿quién soy?
3. El milagro de la fe: Una vida de fe es una vida de amor, ya que la fe nos lleva a seguir adelante a pesar de cualquier circunstancia. Creer en mí mismo y que simplemente merezco una vida de grandeza, y tener la total fe y certeza en ello, solo pueden resultar en una vida extraordinaria, una vida llena de milagros.
Página siguiente