• Quejarse

Vicky Hernandez - Cartas de una demente

Aquí puedes leer online Vicky Hernandez - Cartas de una demente texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Vicky Hernandez Cartas de una demente

Cartas de una demente: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Cartas de una demente" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Vicky Hernandez: otros libros del autor


¿Quién escribió Cartas de una demente? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Cartas de una demente — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Cartas de una demente " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

VICKY HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Cartas de una Demente

Vicky Hernández Rodríguez creció en Bayamón, Puerto Rico. Tras terminar su bachillerato en la Universidad Central de Bayamón, se dirige a la Universidad Metropolitana de Cupey y termina una maestría en Educación. Cartas de una Demente es su primera novela. Actualmente vive en Puerto Rico junto a su esposo e hijas.

Cartas de una Demente

Cartas de una Demente

VICKY HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Cartas de una Demente TABLA DE CONTENIDO Capítulo 1 Ella Se - photo 1
Cartas de una Demente TABLA DE CONTENIDO Capítulo 1 Ella Se - photo 2

Cartas de una Demente

TABLA DE CONTENIDO :

Capítulo 1
Ella

Se preguntaba cuántas vidas silenciosas habrán pasado en las que los seres humanos guardaron en su mente aquello que el corazón se moría por decir, pero que la cordura sepultaba por siempre. Meditaba en todas las veces que aspiró tener una vida excitante ya que pensaba que no era nada chic trabajar arduamente en una barra durante seis días a la semana.

A pesar de que cada momento era igual, esa noche, Anabelle ardía de coraje porque no podía entender por qué Sergio se empeñaba en dejar la puerta del cuarto de baño abierta mientras defecaba descaradamente en un inodoro decorado con flores sobre una peluda alfombra color de rosa. Es que para ella, era insoportable tener que admitir que secretamente admiraba el hecho de que a Sergio se le daba muy bien el poder ir al baño a vaciarse cada vez que ingería cualquier alimento, mientras que, por su parte, tenía que masajearse el trasero para lograr libertar lo poco que podía, una vez a la semana. Aún más, le pesaban las bromas que hacía Sergio cuando era el turno de ella para usar al inodoro, pues éste acostumbraba sacar un sombrero de cartón colorido con los que se suele despedir el fin de año y pararse detrás de la puerta cerrada del baño a cantar y celebrar porque decía que era todo un privilegio ser testigo de las pocas veces que sus tripas se ponían de acuerdo para dejarla ir al baño.

- ¡Lárgate, Sergio! ¿Por qué te empeñas en querer celebrar un proceso tan natural como ir a cagar? – una voz aguda y repleta de agonía se dejaba escuchar.

Al sonar tan molesta, Sergio reía a carcajadas, pero Anabelle había decidido comenzar a ignorarlo por completo para que no le quedara más remedio que dejarla tranquila. Así que entra a la ducha para, posteriormente, prepararse e ir a El Palacio del Ron , una modesta barra en la que llevaba laborando por los pasados tres años de su vida. No le molestaba trabajar allí por las buenas propinas que recibía, pero la verdad es que pensaba que había sido toda una pérdida de tiempo el haber estudiado tanto para alcanzar su Doctorado en Leyes, y que a sus veintinueve años, solamente su Diploma le hubiese servido para generarle un gasto más al tener que comprarle un marco de fotos para colgarlo en la pared de su sala, para que así no se le olvidara dónde rayos lo había puesto, ya que la falta de memoria era algo que la caracterizaba muy bien.

Sin duda alguna era una mujer hermosa. Tenía una corta cabellera azabache que parecía nunca ser visitada por un cepillo, pero aun así lucía muy acorde a los gustos del momento. Para ella, la moda, no era aquello que todos usaban. Más bien, era todo lo que fuese color morado. Quienes la conocían, no se asombraban al verla usando este color, pues su obsesión era tanta que si se vestía con una camisa morada, su ropa interior y su colonia tenían que estar en total sincronía con lo demás. Alguna vez, mientras estuvo sentada en una clase de Psicología en sus años universitarios, el doctor Evaristo Cartagena le pidió que se uniera a un grupo de alumnos para trabajar con ellos y no aceptó. Susurrando al oído del profesor, le dijo que sentía vergüenza de que sus compañeros la vieran tan desacordada ese día. El doctor pensó que estos eran son solo pretextos para no trabajar, pues ya había podido darse cuenta en clases previas, que ella dejaba de atenderlo por mirarse en el espejo y retocar su maquillaje. Intentando razonar, este le dijo que era parte de ella lucir muy presentable y que si existía algún otro motivo por el que no deseara unirse a sus compañeros, que se lo dejara saber. Ella pensó que su profesor estaba siendo muy amable y que le estaba brindando su confianza, así que debía hablarle con la verdad. Fue entonces cuando abrió su boca para decir que todo iba muy bien hasta llegar a la Universidad, pues cuando se había estacionado, una amiga suya la acaparó y le quiso vender una fragancia nueva, y tomándola por sorpresa, la había roseado, depositando el aroma sobre su cuerpo.

Anabelle, se había dado cuenta que su historia solo había logrado confundir más al profesor Cartagena. Fue entonces cuando añadió que el problema era que ese día ella estaba usando accesorios morados, por lo que su colonia debía ser del mismo color. La que ahora vestía su cuerpo era verde y esto le había provocado ansiedad. Por esto, no podía concentrase en nada más que no fuera en una magnífica diligencia que resolviera el enorme trauma que ese maldito atomizador le había provocado. Al decir esto, suspiró sintiéndose aliviada. Resultaba ser que juraba que su confesión había disipado cualquier mínima duda que estuviese estacionaria en la mente de aquel respetado diputado educativo.

El profesor pensó que Anabelle le estaba gastando una desagradable broma para burlarse de él, ya que todos disfrutaban viéndolo enfurecido, pues les parecía cómico su agudo acento italiano que utilizaba al gritar. En medio de su ira, Evaristo Cartagena, le gritó que ella era Obsesiva-Compulsiva y que debía largarse del salón. Cualquier persona se hubiera sentido avergonzada de tales palabras, pero Anabelle pensó que la habían diagnosticado gratuitamente, pues durante toda su vida su madre había pensado igual que su profesor y las palabras de Cartagena le resultaron muy familiares. Así que sintiéndose afortunada por haber recibido un diagnóstico gratuito por parte de un licenciado en Psicología, decidió patentizar su condición y cada vez que alguien le decía que era muy perfeccionista en lo que realizaba, por no decirle peores cosas, ella le respondía que se debía a que era Obsesiva-Compulsiva y sonreía al contestar.

Precisamente por sus manías, Anabelle había comenzado a sentirse incómoda, al no poder encontrar sus pantaletas azules que irían a la perfección con su coqueto sostén de lazos morados; los que deseaba utilizar para poder irse a trabajar . Enfáticamente, comienza a buscar en la montaña de ropa sucia que Sergio formaba hasta hacerla crecer a tamaños descomunales, para ver si allí encontraba la prenda que le devolvería la paz. De cuclillas y para su sorpresa, se percata de una hoja que con lentitud, como llevada por el destino, había caído en el suelo, muy cercano a su rodilla. La toma y la guarda detrás del brassiere que llevaba puesto, no sin poder detener la ola de pensamientos mezquinos que ya la estaban asaltando.

Con base y fundamentos, Anabelle tenía motivos de sobras para desconfiar de Sergio, pero a pesar de muchas altas y bajas, había decidido quedarse junto a él y luchar por su unión. Esta nota encontrada, le hacía pensar que no debía sentirse culpable ahora por todos los amantes furtivos que había tenido durante los cinco años de relación que llevaba con Sergio. Todavía no le encontraba lógica al hecho de quedarse al lado de una persona, si esta le había fallado y en venganza le habías pagado igual. Pero todos estos argumentos se desmoronaban cuando se acordaba de las lágrimas que había derramado por cada una de las faltas de Sergio. No podía negar que él era un buen proveedor, un buen amante y un magnífico padrastro para su hija, pero su instinto animal lo llevaba a arrastrarse muy bajo cada vez que pensaba con su cabeza inferior.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Cartas de una demente»

Mira libros similares a Cartas de una demente. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Cartas de una demente»

Discusión, reseñas del libro Cartas de una demente y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.