E l palpitar de mi pulso se aceleraba mientras corría hacia arriba de la colina. Algo estaba mal. No tenía idea de qué, pero sentía cómo mi ansiedad aumentaba con cada paso. El resto de la colina estaba tan cerca, y sin embargo, tan lejos a la vez. Los músculos de mis piernas me ardían. Si me detenía, probablemente me caería y no llegaría a la cima. If I stopped, I would probably fall over and not reach the top. Me obligué a mí misma a continuar a pesar de los calambres incómodos en mis piernas, y me detuve abruptamente en la orilla de la pendiente empinada. Me incliné, recuperando el aliento, mientras mis más grandes temores se hacían realidad.
El automóvil salió del estacionamiento. La niña en el asiento trasero, volteó su cabeza. Tenía exactamente el mismo perfil que yo.
¿Hacia dónde iba? ¿Por qué se estaba yendo? Y ahora, ¿qué se suponía que hiciera sin ella?
Capítulo Uno
Casey
Una semana antes. . .
D i vueltas sobre la cama y pestañeé un par de veces hasta que los números rojos en el reloj sobre mi buró tomaron forma. Pestañeé un poco más, los números no se movían, pero no tenían sentido. No podía ser tan tarde—
La voz animada de mi hermano, Lucas, podía ser escuchada desde la cocina a largo del pasillo.
Me desperté de un salto. Lucas nunca se levantaba antes que yo. Normalmente, mamá tenía que arrastrarlo fuera de la cama. Miré el reloj de nuevo, todo tenía sentido.
¡Dios mío! La hora no estaba mal. ¡Iba terriblemente tarde! Brincando al piso, corrí por el pasillo hacia la cocina. Lucas tenía sus figuras de acción sobre la mesa y las estaba haciendo pisar fuertemente sobre la caja de cereal, mientras sonidos de explosión exagerados salían de su boca.
Mamá estaba vestida de traje, y su cabello estaba recogido hacia atrás. Estaba sacando carpetas con documentos de su bolso y colocándolos sobre la mesa. Tenía una junta esa mañana; ella siempre se levantaba temprano para sus juntas, ¿por qué no se había molestado en despertarme?
“Ya era hora de que te levantaras,” dijo sin voltearme a ver.
“¡Mamá! ¡Se suponía que me levantaras más temprano!”
“Para eso sirven las alarmas,” dijo, mientras continuaba organizando las carpetas sobre la mesa.
Coloqué mis manos sobre mis caderas. “Se me olvidó configurarla, me desvelé anoche terminando el ensayo para la clase de la Srta. Halliday.”
Volteó a verme, sus ojos muy abiertos y de manera despreocupada. “Muy bien, eso te enseñará acerca de la responsabilidad.”
Apreté mis dientes fuertemente. Quería seguir discutiendo, pero ni siquiera tenía suficiente tiempo para hacerlo. En vez de eso, gruñí lo suficientemente fuerte para que ella pudiera escuchar, y corrí de regreso a mi habitación. Sólo tenía diez minutos antes de la hora de llegada del autobús. Cuando me vi en mi espejo de cuerpo completo, pude haber gritado. Mi cabello era un desastre café sobre mi cabeza, y mis ojos seguían somnolientos. Parecía un zombie. Abrí mi el cajón de mi guardarropa y saqué un conjunto de ropa al azar para el día. Lo que sea iba a tener que funcionar. No podía llegar tarde a la escuela, no después de haberme quedado hasta las once y media la noche anterior, terminando mi ensayo. El ensayo valía la mitad de mi calificación del semestre, y la Srta. Hallidey no aceptaba excusas para trabajos tarde.
Después de vestirme, me cepillé los dientes y me peine el cabello. Había sido una buena idea bañarme la noche anterior. Mi cabello era algo de lo que nunca debía preocuparme; obedecía al toque del peine, alisándose y formando ondas sedosas sobre mi hombro.
Terminé con suficiente tiempo para tomar una barra de granola y agua. Después me apresuré a salir de la casa hacia la parada del autobús. Lucas ya estaba ahí con los tontos de sus amigos.
Respiré profundo en el momento en que el autobús aparecía a la vista calle abajo. ¡Lo logré! Sonreí y supe que hoy sería un buen día.
O al menos eso pensaba hasta poco tiempo después. Estábamos en la última parada antes de la escuela y recordé algo que había olvidado, lo único que importaba esa semana. Vi el ensayo de cinco páginas en mi mente, colocado en mi escritorio, donde lo había dejado después de que lo imprimí la noche anterior.
¡ No, no, no!
Mi estómago se revolvió, y mi garganta se hizo más pequeña. ¿Cómo pude haber olvidado la cosa más importante? Había estado tan preocupada con cómo me veía, que se me olvidó poner la tarea en mi mochila. Deslicé mis dedos entre mi cabello, levantando las trenzas de mi cuello, el cual se encontraba repentinamente caliente.
Agarrando la parte de arriba del asiento en frente de mí, quería impulsarme a mí misma por el pasillo, fuera del autobús, y correr a casa. Nunca llegaría a la escuela a tiempo, pero al menos tendría mi ensayo. Llegar tarde sería mejor que el que mi ensayo no estuviera en las manos de la Srta. Halliday antes del final del día.
“¡Sin levantarse!” El Sr. Chambers, el conductor del autobús, me gritó. Sus ojos me miraban en el espejo que estaba sobre su cabeza.
Algunos niños me voltearon a ver, y yo me hundí en mi asiento. ¿Podría empeorar este día?
Utilicé el teléfono de la oficina principal de mi escuela para llamar al celular de mamá. No contestó, así es que tuve que dejar un mensaje.
“Mamá, olvidé mi ensayo sobre mi escritorio; es esencial para mi calificación. Por favor tráelo a la escuela cuando escuches esto. . .” Mi voz se apagó y colgué. Sabía que no saldría de la junta que tenía una vez que llegara al trabajo. Su trabajo era tan importante para ella, más que su hija. ¿Por qué mamá había despertado a Lucas y a mí no? Nuestras habitaciones estaban justo una al lado de la otra. Una vez más, yo estuve en segundo lugar. Ahora tenía que ir a clase sin mi ensayo, y probablemente recibir un sermón severo de la Srta. Halliday y una calificación reprobatoria.
Una lágrima salió de mi ojo, y me la quité. Miré el reloj, dándome cuenta de que sólo tenía dos minutos para llegar a clase.
Agradecí a la secretaria por permitirme usar el teléfono de la escuela e intenté ignorar la mirada de lástima en su rostro.
La última campanada sonó cuando llegué al final de las escaleras. Corrí por el pasillo y llegué al salón demasiado tarde. La puerta estaba cerrada, y todos mis compañeros miraban hacia el frente del salón. Coloqué mi mano sobre la chapa de la puerta y la giré lentamente, intentando no hacer ni el más mínimo sonido. Esperaba que todas las miradas estuvieran en mí, pero ese no fue el caso. Todos escuchaban a la Srta. Halliday hablar, con muchísima atención. Ella se movió, y miré a una niña a su lado al frente del salón.
Jadeé ligeramente y me pregunté si aún estaba soñando, la niña al frente del salón se veía justo como yo. Me pellizqué el brazo y mordí mi labio del dolor. Definitivamente estaba despierta. Miré hacia abajo, viendo mi ropa, y me di cuenta que estábamos vestidas diferentemente. Quizás aún tenía sueño y estaba imaginando cosas. Había muchas niñas con cabello café en este mundo, ella era sólo una más.