Sesan Oguntade - La Prostituta: Una historia de amor, furia y celos extremos

La Prostituta

Sesan Oguntade

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Traducido por Alexander Sánchez

“La Prostituta”

Escrito por Sesan Oguntade

Copyright © 2020 Sesan Oguntade

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Traducido por Alexander Sánchez

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Todas las citas de las escrituras, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de la Nueva Versión de la Biblia del Rey Jaime (NKJV). Las citas de las Escrituras marcadas con (TLB) y (MSG) están tomadas de las traducciones de La Biblia Viviente y La Biblia del Mensaje respectivamente.

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Capítulo 1

A lo largo de la esquina de la calle, en el crepúsculo, la oscuridad se espesa muy rápido en la noche, caminó un joven de unos treinta años. Tenía la cabeza gris como un albatros y sus ojos dentro de sus gafas oscuras mirando silenciosamente a través de una sección particular de la calle. Se veía tan bien y sombrío como si estuviera en una cacería de oro. Su atrevido y azul gorro hizo mucho para cubrir toda la longitud de su cara. Sus gafas eran tan oscuras que casi le hacían parecer un criminal fugitivo. Se podría decir que era un criminal de alto perfil que intentaba evitar las miradas indiscretas del estado de derecho.

Justo antes de él, se extendía un largo, laborioso, seco, vacío y oscuro camino. El secreto de la apariencia y el maquillaje de este camino hablan mucho de su ocupación. La popular Avenida Allen, una metrópolis en expansión en Lagos, Nigeria, albergaba y albergaba a la gente llamada popularmente las damas de la noche. Nadie viene aquí en este período sin una misión secreta para jugar el juego de la noche.

"Steve, sólo me estoy divirtiendo con estas chicas." Bobby Tamor había dicho en una de sus discusiones hace unos días.

"Atrapando la diversión", había respondido Steve. "Con las terribles damas de la noche, debes estar loco. No puedes andar descalzo sobre brasas calientes y no tener ampollas".

"¿Por qué suenas tan crítico?", dijo Bobby. "Sabes que no es tan bueno juzgar a los demás antes de escucharlos."

"Sí", Steve había aceptado. "Pero eso no descarta el hecho de que sean potenciales venenos en una taza de café."

"Hombre, aquí vas de nuevo, algo no es un veneno hasta que te ha matado."

"¿Tienes que esperar a que te mate antes de alejarte de él? No esperas a que una prostituta se aproveche de tu preciosa vida."

"Oh, vamos", dijo Bobby enfadado. "Ahórrate estos sermones. A veces, necesitas escuchar a estas damas antes de empezar a golpearlas con tu martillo de juicio y condena.

"Estoy de acuerdo", había dicho Steve. "No he golpeado a nadie con ningún martillo de juicio. Sólo intento hacerle un favor a un amigo que intenta incendiar su casa con sus descuidadas aventuras. Por medio de una ramera, un hombre es reducido a una corteza de pan."

"Eres un dictador sentencioso", había dicho Bobby enfadado. "Siempre te he pedido que mires los asuntos desde las dos caras de la moneda."

No, Steve Davies se dijo a sí mismo, ahora casi acercándose a los principales lugares de reunión de las chicas de la noche.

Él sacó su pañuelo, levantó sus gafas oscuras y se limpió el sudor restante que ahora se acumulaba en su cara. No soy un dictador crítico. Pero sólo intentaba ayudar a un amigo.

"Si", lo dijo en su mente. "Estás tratando de ayudar a un amigo, entonces ¿por qué estás aquí en esta calle a esta hora de la noche?"

"No", se respondió a sí mismo. "Pensé que habíamos arreglado esto."

"Lo hemos hecho".

"Sí, lo hemos hecho.

"¿Te has convencido completamente?"

"Sí, lo he hecho. Se dijo a sí mismo e intentó cerrar la puerta a su pensamiento.

Steve Davies recordó vívidamente cómo había mirado con admiración a una de las dos damas nocturnas que su amigo Bobby Tamor trajo a su casa. Esta otra dama se veía extremadamente radiante y hermosa y sólo acompañaba a su amiga que había firmado un contrato sexual con Bobby para el fin de semana. La mente obstinada y la subconsciencia de Steve no podía dejar ir fácilmente a esta dama durante todo el fin de semana y durante otros siete días después de que él pusiera sus ojos en ella y eso fue lo que lo impulsó a estampar su nombre en su cerebro durante muchos días.

Steve pensó que mientras estaba a una distancia conmovedora de uno de los puntos de esta notoria calle donde estas chicas de la noche llevan a cabo sus negocios. ¿Ya estoy enamorado de esta dama? Eso debe ser una tontería de mi parte. Estoy enamorado de una terrible dama de la noche. Estoy enamorado de una prostituta. ¿Cómo explico esto y cómo le informo a Bobby que yo era un dictador crítico que no siempre estaba listo para ver los asuntos desde las dos caras de la moneda? ¿Cómo convenzo a Bobby y a cualquiera de que esto es amor verdadero? Estoy confundido.

"Hey," una dulce voz desde atrás lo despertó de su ensoñación. "¿Buscando un trato nocturno? Una dama alta, ruidosa y rebelde le tocó en su hombro derecho y se aferró firmemente a él.

"O o h h," Steve tartamudeó y tartamudeó. "En realidad no gracias".

"Oh vamos, he puesto sábanas frescas y limpias en mi cama, coloridas sábanas importadas. Mi cama es aromática con especias y fragancias exóticas. Te daré un buen negocio de amor toda la noche."

"Gracias, estoy bien."

"No, no lo estás. Puedo sentir el torrente de sangre en tus venas suplicando por placer. Necesitas satisfacer el fuerte impulso de tus deseos sexuales."

"Estoy bien", dijo Steve, y ahora se siente incómodo. "Te dije que estoy bien".

Bien, entonces querida; estaré en camino, pero en caso de que cambies de opinión y necesites esto, deberías llamarme, te estaré esperando allí." Ella dijo que le diera la espalda a Steve y apuntara con sus largas uñas de color a sus redondeadas y apretadas nalgas."