Bernardo Atxaga - Días de Nevada
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- Libro:Días de Nevada
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2013
- Índice:4 / 5
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Días de Nevada: resumen, descripción y anotación
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«También yo quería entrar en el mundo real, y por un momento lo logré. Los dos caballos salvajes que estaban frente al Chevrolet Avalanche se pusieron a girar como en un carrusel, y con ellos el de Cornélie, el caballo negro de Franquito y otros caballos que formaban parte de mi pasado. Pensé —solo por un momento, ya lo he dicho— que aquella era la imagen de mi vida, y que me sería fácil poner junto a los caballos, o en su lugar, criaturas humanas: la mujer que leía el Reader’s Digest, el hombre que en el hospital se sentía enjaulado como un mono, José Francisco, Didi, Adrián, L., yo mismo, Ángela, Izaskun, Sara… Una vuelta, dos vueltas, tres, cuatro, y así hasta que el carrusel se parase. Pero ¿dónde estaba el centro? ¿Dónde el eje en torno al cual giraba todo?».
Esta es la historia de un escritor que viaja a Nevada, Estados Unidos, entre agosto de 2007 y junio de 2008, pero es también mucho más. Es un relato en el que lo vivido, el instante real, se mezcla con recuerdos, imágenes, sueños y evocaciones. En el que el paisaje árido y hostil del desierto y el horizonte verde, rojo y fucsia de los casinos de la ciudad de Reno, con su trama de luces brillantes y acristaladas, conducen una y otra vez al narrador —y al lector— a ese otro paisaje más íntimo, más personal del País Vasco.
Días de Nevada es una historia hecha de historias, a modo de caja china, que nos muestra cómo cada experiencia que vivimos, cada vínculo creado entre las personas más allá de las distancias temporales y espaciales, cada emoción que nos impacta, cada amenaza que combatimos permanece indeleble. Y nos convierte en lo que somos.
Bernardo Atxaga
ePub r1.0
Titivillus 15.01.15
Título original: Nevadako egunak
Bernardo Atxaga, 2013
Traducción: Bernardo Atxaga y Asun Garikano
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
A Asun Garikano
A Elisabet y Jone Irazu
BERNARDO ATXAGA (Asteasu, Gipuzkoa, 1951). Es uno de los creadores de mayor hondura y originalidad en el panorama literario contemporáneo. Se licenció en Ciencias Económicas y desempeñó varios oficios hasta que, a comienzos de los ochenta, consagró su quehacer a la literatura. La brillantez de su tarea fue justamente reconocida cuando su libro Obabakoak (1989) recibió el Premio Euskadi, el Premio de la Crítica, el Prix Millepages y el Premio Nacional de Narrativa. La novela ha sido llevada al cine con el título Obaba. A Obabakoak le siguieron novelas como El hombre solo (1994), que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica de narrativa en euskera, Dos hermanos (1995), Esos cielos (1996), El hijo del acordeonista (2004, Premio Grinzane Cavour, Premio Mondello, Premio Times Literary Supplement Translation Prize y Premio de la Crítica 2003 en su edición en euskera) y Siete casas en Francia (2009, finalista en el Independent Foreign Fiction Prize 2012, finalista en el Oxford Weidenfeld Translation Prize 2012). También es autor de libros de poesía como Poemas & Híbridos, cuya versión italiana obtuvo el Premio Cesare Pavese de 2003. Su obra ha sido traducida a 32 lenguas. Es miembro de la Academia de la Lengua Vasca.
—Estamos bien —dije a mi madre—. Pero de ahora en adelante tendremos que ser más prudentes. Llega el invierno. Ayer por la tarde nevó.
—Pues aquí ha estado lloviznando durante toda la semana. Estoy aburrida de este tiempo —dijo ella—. Pero ¿desde dónde llamas?
—Desde el despacho de la Universidad. Ya te lo dije, si no te llamo desde aquí se me hace tarde.
—Pues no dejes que se te haga tarde. Dormir es muy necesario. Yo me voy enseguida a la cama. Con este tiempo me aburro.
—Yo he quedado con Ángela para comer. Casi siempre pedimos un plato llamado «Combo». El comedor es muy espacioso, y solemos sentarnos junto a la ventana para poder ver el estanque. Hay un cisne que se pasea, no sé si te lo dije el otro día…
—¿Qué has dicho? ¿Que vais a comer? Querrás decir a cenar, ¿no?
—Vamos a comer, no a cenar. Acuérdate de que estamos en Estados Unidos, en América. Ya te lo dije el otro día. Ahora es mediodía aquí. Son las doce menos cuarto.
—No, no. ¡Son las nueve menos cuarto! Por eso he cenado ya. Pronto me iré a la cama.
—Pero verás un poco la televisión, ¿no?
—No me gusta la televisión. Y además este tiempo me tiene aburrida. Toda la semana con esta llovizna, y no parece que vaya a parar.
Dennis me envió un enlace hacia las diez de la mañana, indicándome que «la araña andaba cerca».
Cliqué en el enlace y apareció una noticia de la edición digital del Reno Gazette-Journal en la que se informaba de una nueva agresión sexual. Había tenido lugar cerca de la Universidad. La víctima era una estudiante de veintidós años. El agresor la había obligado a subir a su vehículo y practicar sexo oral.
Fui al despacho de Dennis. Me dijo que Earle había estado hablando con el jefe de policía del campus.
—Están muy preocupados. Se trata al parecer de un violador profesional.
No sabía qué podía significar lo de «violador profesional».
—Por lo visto, se prepara para hacer lo que hace —me explicó Dennis—. Sabe que bastaría un pelo para obtener su ADN, y se rasura el pubis.
No supe qué decir.
—Ah, tengo un mensaje de Jeff para ti —dijo Dennis, tecleando en el ordenador—. Voy a enviártelo a tu dirección. Pide un texto en vasco para ponerlo en un tipo de letra. «Menhart», creo.
—Es verdad. Se lo prometí el día de la cena de Acción de Gracias.
—Le envías el texto, y en paz —dijo Dennis. Luego miró por la ventana y cambió de tono—. En cierto modo, Jeff tiene suerte. Toda su vida gira en torno a las letras. Ellas le aíslan del mundo.
—Pensamos pasar las vacaciones de Navidad en San Francisco —le dije—. A lo mejor le aviso. No estaría mal ver algo fuera de las rutas turísticas.
Dennis se llevó la mano a la barbilla.
—No, no lo hagas —dijo al fin—. Jeff no es de los que llevan a la gente a conocer la ciudad. No sabe comportarse en grupo, ya lo viste en la cena. Además, los niños le estorban.
Levantó la cabeza y me miró sonriente.
—De modo que a San Francisco. Muy buena idea.
—¿Y tú? ¿Vas a ir a alguna parte?
—Bob quiere ir a Tonopah a ver una mina, y voy a acompañarle.
—Parece interesante —dije—. Compré un libro sobre la historia del boxeo, y decía que Jack Dempsey había peleado allí en su época de campeón del mundo. Debía de haber mucho dinero en ese pueblo.
—Ahora es una zona militar. No viven del oro y de la plata, sino del uranio y del plutonio. Es una zona de pruebas para los bombarderos.
Volvió a cambiar de tema.
—Cuidado en el viaje a San Francisco. Atravesar Sierra Nevada en esta época del año puede ser un problema. No os olvidéis de consultar la previsión meteorológica.
—No se nos olvidará —dije.
—Y otra cosa —prosiguió él—. En San Francisco, no dejéis solas a las niñas. También allí habrá arañas. Hay una plaga en Estados Unidos. Quién sabe, quizás sea esa la explicación del éxito de
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