Bernardo Stamateas - Más gente tóxica
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- Libro:Más gente tóxica
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2014
- Índice:3 / 5
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Más gente tóxica: resumen, descripción y anotación
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Tras el esperado éxito del libro que ha revolucionado el mundo de la autoayuda, Bernardo Stamateas nos brinda una nueva oportunidad para reconocer los prototipos tóxicos que nos rodean al tiempo que nos desvela las claves de su personalidad, a fin de reconocerlos y librarnos de ellos. Después de explicarnos cómo distinguir y neutralizar al envidioso, al descalificador, al neurótico y al manipulador, entre otros, Stamateas descubre, en Más gente tóxica, cómo comportarse ante, por ejemplo, el triangulador, el miedoso, el obsesivo, el masoquista, el prepotente, el negativo, entre otros.
«Muchas veces permitimos entrar en nuestro círculo más íntimo a “gente tóxica”, personas equivocadas que permanentemente evalúan lo que decimos y lo que hacemos, o lo que no hacemos».
Se trata de «personas tóxicas» que potencian nuestras debilidades y nos llenan de cargas y frustraciones.
«Ser tóxico es una forma de vivir, de pensar y de actuar; es una manera de funcionar. Mientras todos tratamos de corregir los rasgos tóxicos que percibimos en nosotros mismos, la “persona tóxica” no los reconoce y vive echando la culpa a los demás, robando su energía. Son adictos emocionales que necesitan hacer sentir mal al otro para sentirse bien ellos». Bernardo Stamateas.
Bernardo Stamateas
Cómo son los que te quieren mal para sentirse bien
ePub r1.0
Titivillus 22.01.16
Título original: Más gente tóxica
Bernardo Stamateas, 2014
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
A todas las personas nutritivas que día a día,
con sus palabras, sus acciones y su afecto
acarician y bendicen la vida de los demás.
EL TRIANGULADOR
Nadie ama al mensajero que trae malas noticias.
SÓFOCLES
Como el jamón del sándwich
Seguramente en el transcurso de tu vida te habrás encontrado con una persona que se puso en el medio de una relación para bien o para mal, aunque en la mayoría de los casos lo hace para «meter cizaña» entre la gente. Al mismo tiempo es la voz del mensaje de aquel que no se atreve a decir cordialmente lo que quiere expresar o lo que piensa de alguien. ¿Qué significa ser un triangulador? ¿Cómo funciona? ¿Cómo actúa? ¿A qué o a quiénes persigue? Comencemos comprendiendo un poco más a este personaje a través de esta metáfora:
El ariete era un arma de guerra utilizada en la Antigüedad para derribar torres, puertas o murallas fortificadas. Consistía en un tronco grande y pesado con cabeza de metal que varias personas cargaban e impulsaban con ímpetu con el objetivo de derribar un obstáculo. En la actualidad las fuerzas de seguridad utilizan arietes de metal para romper puertas, paredes, etc. El ariete simboliza la manipulación. En términos cotidianos sería como «llenarle la cabeza» a alguien a propósito de un tercero.
Muchas personas funcionan como un ariete, es decir, son usadas por los demás para golpear a otro. Esto puede ocurrir en el ámbito educativo, familiar, laboral e incluso entre amigos. Buscar arietes es una manera de comunicarse en la que un miembro de la familia, por ejemplo, no se comunica directamente con otro miembro de la familia, pero sí lo hace con una tercera persona para que intervenga en un asunto. Analicemos el procedimiento:
Tenemos a las personas A, B y C. A está enfadado con B pero no le dice nada, sino que llama a C y se queja de B. C va a hablar con B.
La triangulación es el acto de contarle a un tercero un mensaje que este debe entregarle a la persona involucrada. Por ejemplo:
Carlos (A) le dice a Estela (B) que Paula (C) lo maltrató. A se lo dice a B para que B se lo diga a C. A usa a B como ariete sin que este se dé cuenta de la maniobra. Ahora tenemos más conflictos que antes: por un lado, A no solucionó su problema con C, y ahora se suma el conflicto de B con C. Todos pierden, porque la situación no se resolvió y, además, ahora hay nuevos enemigos en escena.
Veamos este otro ejemplo:
El empleado A le dice a B que el jefe lo presiona demasiado. B lo vive como una gran injusticia, y al ver la pasividad de A interviene reivindicando los derechos laborales. El jefe no entiende a qué se refiere B, por lo que va a hablar con A y este asegura: «Jefe, ¡yo nunca dije eso!», dejando en mal lugar a B, que quedó envuelto en una batalla en la que no tendría que haberse metido.
El chisme funciona con el principio del ariete, por eso, no creas a Fulanito cuando viene a contarte que Menganito está hablando mal de ti. ¡No creas todo lo que te dicen! El chisme proviene de un tóxico.
Un chisme es como una avispa, si no puedes matarla al primer golpe, mejor no te metas con ella.
GEORGE BERNARD SHAW
La manera de evitar la triangulación consiste, en primer lugar, en hablar con la persona con la que tenemos el conflicto, sea cercana o no, y, en segundo lugar, en no decirle nunca a un tercero algo sobre otro. En caso de que hablemos y no resolvamos el problema, necesitaremos buscar ayuda de la persona apropiada.
Entre los miembros de una pareja que se ha separado, es común que los hijos sean utilizados como ariete: «Dile a tu madre que yo digo que…».
La versión más moderna es el «Se busca ariete». En este caso, la persona expone en Facebook o Twitter su malestar para ver quiénes «comentan» o a quiénes «les gusta» su publicación, tomando así partido activo por «el sufriente». Quienes lo hacen, al ponerse del lado de A y experimentar malestar hacia B quedan triangulados. Son una especie de «ariete pasivo», dado que atacan a B escribiendo en las redes sociales.
¿Qué tipos de personas intervienen en una triangulación?
- El que no se atreve a afrontar el problema y busca un ariete, esto es, un intermediario. Esta persona necesita un ariete para que vaya a «pegarle» a un tercero. Está buscando ayuda, pero la pide mal. La manera sana de hacerlo es decir: «Tengo un problema. Por favor, échame una mano y habla con él/ella». Es decir, explicitar que necesita un mediador para que este salga a buscar una solución sin que se produzca ningún tipo de agresión.
- El que quiere manipular. Aquí la persona busca un efecto directo: se pone en el papel de víctima o utiliza el rol de cuidador: «Ten cuidado con Fulanito que es difícil». De esta manera, lo que hace es generar dudas. El objetivo es influir sobre el otro.
En ambos casos, el objetivo no es resolver el problema sino golpear, dañar al otro mediante un ariete.
Modus operandi del triangulador
Los triángulos están destinados al fracaso, porque no ofrecen soluciones, sino que ocultan el verdadero problema. Lo resuelven mediante «puertas derribadas», es decir, mediante el uso de la agresividad. La técnica por excelencia para ponerse en el rol de ariete es ponerse en el lugar de víctima. ¿Por qué? Porque la gente «compra» esa actitud.
La victimización puede adoptar alguna de estas tres formas:
- Víctima de sí mismo. Es el caso de las personas que dicen: «No soy capaz», «No sé si podré», «Siempre me va mal».
- Víctima del otro. En este caso, los argumentos son: «Tú me haces explotar»; «Tú me hiciste daño»; «Mi familia me llevó al sufrimiento».
- Víctima del mundo. Sus dichos habituales son: «Yo quiero, pero no me dejan»; «El mundo no me ayuda»; «Si el mundo cambiara, yo lo haría».
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