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Esteban Echeverría - Dogma socialista

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Esteban Echeverría Dogma socialista

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ESTEBAN ECHEVERRÍA Buenos Aires 1805 - Montevideo 1851 escritor y poeta - photo 1

ESTEBAN ECHEVERRÍA (Buenos Aires, 1805 - Montevideo, 1851), escritor y poeta, miembro de la llamada Generación del 37, inició sus estudios en la escuela de San Telmo y, en 1823, ingresó al Colegio de Ciencias Morales para hacer sus estudios preparatorios, al mismo tiempo que empezó a trabajar como dependiente de comercio. En 1825 partió a Francia; entre 1826 y 1830, en París, estudió economía política, historia, filosofía, matemática, física, química y literatura, y comenzó a escribir poesía y prosas diversas.

A su regreso, publicó sus primeros poemas y poco después sus primeros libros de poesía Elvira o la novia del Plata (1832), Los consuelos (1834), Rimas (1837) y El ángel caído (1846). Entre sus principales estudios destaca El dogma socialista (1846). Desde 1841 vivió en Montevideo, desterrado por el régimen de Juan Manuel de Rosas.

Esteban Echeverría 1839 Retoque de cubierta etal Editor digital etal ePub - photo 2

Esteban Echeverría, 1839

Retoque de cubierta: et.al

Editor digital: et.al

ePub base r1.2

Notas 1 Y no al Colegio de Ciencias Morales como dice Gutiérrez fundado sin - photo 3

Notas

[1] Y no al Colegio de Ciencias Morales, como dice Gutiérrez, fundado sin duda en el fragmento autobiográfico de su amigo, que publica en el t. 5 de las Obras completas (edición Casavalle, Buenos Aires, 1874). Observa Palcos que todavía no se había fundado este Colegio, y cita la lista de inscripción de Echeverría en la Universidad. (Echeverría y la democracia argentina, Buenos Aires, El Ateneo, 1941, p. 17 y nota). (N. del E.)

[2] Único, en el sentido que él diera a la palabra partido y en relación a su época, en la que no había más que facciones. (N. del E.)

[3] Según el Dr. Jorge Cabral Texo, habríase publicado antes en El Nacional en el nº 26, del 14 de diciembre de 1838 (Noticia preliminar a la reedición facsimilar del Fragmento preliminar al estudio del Derecho, de Alberdi, hecha por el Instituto de Historia del Derecho Argentino, Buenos Aires, 1942, p. XXV). No hemos tenido tiempo de comprobar el aserto. (N. del E.)

[4] A raíz de este acontecimiento, Echeverría suscribió, en su calidad de vecino del Partido, el acta-protesta contra Rosas, de fecha 26 de julio de 1840, que Gutiérrez reproduce al pie de las páginas LXX-LXXII del t. 5 de las citadas Obras completas. Contiene expresiones y conceptos dignos de ser leídos. (N. del E.)

[5] En un manuscrito sin fecha, que lleva la firma de D. Domingo Faustino Sarmiento, que se guarda en el Museo Histórico Nacional y que Carlos M. Urien publicó por primera vez en 1905, aquél escribe a Echeverría: «Nadie ha hecho a la democracia objeciones más vigorosas que Usted…» (Esteban Echeverría. Ensayo crítico-histórico sobre su vida y obras, Buenos Aires, Cabaut y Cía., 1905, p. 93.) (N. del E.)

[6] Publicado por primera vez en Montevideo, imprenta de El Nacional, 1846. (N. de J. M. Gutiérrez.)

[7] Don Rufino. Con motivo de la heroica muerte de este amigo, el que escribe esta nota dio a luz en Montevideo un opúsculo titulado así: A la memoria de Rufino Varela, muerto por la patria en la jornada del Quebrachito. Imp. de El Nacional, 1841, XXVI, 57 pág., 89 menor. (N. de J. M. Gutiérrez.)

[8] Políticamente hablando, un partido es el que representa alguna idea o interés social; una facción, personas; nada más. Como entre nosotros no se puede exigir tanto, ni ser tan severo en el lenguaje, llamamos indistintamente partidos y facciones a las nuestras. Entiéndase también, una vez por todas, que hablamos de unitarios y federales como partidos políticos. Conocemos entre unos y otros, algunos proscriptos muy capaces, estimables y patriotas. cuya amistad nos sería grata. (N. del E.)

[9] He aquí esa carta, cuyo borrador autógrafo nos sirve para insertarla en este lugar, publicándole por primera vez:

«Señor Vicepresidente de la Asociación de la joven generación argentina.

»En víspera de salir al campo a negocios urgentes, escribo a usted estas líneas para comunicarle, en embrión, el proyecto de una serie de trabajos que en concepto mío debe emprender la Asociación para ponerse en estado de realizar sus miras y llevar a cabo la noble empresa que con tanto entusiasmo y decisión ha iniciado. Tenía ánimo de haberlo presentado en la primera sesión que hubiésemos tenido, pero difiriéndose ésta a causa de no haberse expedido todavía las comisiones que se nombraron, considero oportuno que usted lo haga en caso que se reúnan antes de mi vuelta, para no perder tiempo y que se vean cuanto antes los frutos del trabajo de la Asociación. Lo que más urge, a mi ver, es el código o declaración de principios, puesto que él no servirá sino para establecer la propaganda y atraer sectarios a nuestra doctrina. A pesar de esto la comisión ha hecho cuanto ha podido, ocupados como han estado sus miembros de otras indispensables atenciones, y espera en todo el próximo mes presentar la obra que le encomendaron, a la consideración de la Asociación. Sería, entre tanto, conveniente, que todos nos ocupásemos en preparar los elementos de la nueva organización social que proyectamos, y que ventilásemos aquellas cuestiones positivas que serán en lo porvenir de un interés más vital para la patria. Los principios son estériles si no se plantan en el terreno de la realidad, si no se arraigan en ella, si no se infunden, por decirlo así, en las venas del cuerpo social. Nuestra misión es ésa. Hemos reconocido ciertos principios: hemos formulado en pocas palabras nuestra creencia; falta arbitrar los medios para hacerlos reconocer por todos, y colocarlos triunfantes en la silla del poder y en la cabeza del pueblo.

»Por esta razón, pues, opino que la principal mira de la Asociación debe ser ampararse de la opinión, ya por medio de la prensa, ya de la tribuna, así que cambie el orden de cosas actual y que la revolución levante otra vez la cabeza. Para ponerse en actitud de conseguirlo, trabajará con tesón en formarse un cuerpo sistemado de doctrina política que abrace principalmente todas las cuestiones más útiles y necesarias a nuestra sociedad.

»La primera cuestión que debe discutir, deslindar y fijar la Asociación será la de la libertad de la prensa, porque ella es el gran móvil de toda reforma, y si no se reglamenta caerá de nuevo en los extravíos que la perdieron.

»La segunda, qué es la soberanía del pueblo, y qué límites deben circunscribirla.

»La tercera, cuáles son la esencia y las formas de la democracia representativa.

»Podrán ventilarse también algunas cuestiones económicas. ¿Es útil un Banco entre nosotros? ¿Qué es el papel moneda? ¿Cuáles sus efectos y su influjo como medio circulante, y resorte para dar fomento a la industria? ¿Qué es el crédito público?

»¿De qué fuente deben salir las rentas del Estado? ¿Cuál es el sistema de contribuciones más ejecutable, y cuál sería el que deberíamos adoptar? ¿Qué clase de industria es la más conforme a nuestra condición? ¿Cómo podría fomentarse la industria agrícola?

»En seguida convendría tocar algunos puntos de administración, único medio que pueden emplear con éxito nuestros gobiernos para hacer sentir en nuestro vasto y despoblado territorio la influencia nociva o benéfica de su poder, puesto que la acción de la ley es casi nula para la mayor parte de los que lo habitan.

»¿Bajo qué plan debería organizarse nuestra campaña? ¿Convendría o no establecer municipalidades en ella? ¿Quiénes las compondrían? ¿Cuál sería su objeto? ¿Qué autoridad debe revestir un juez de Paz? ¿Cuáles deben ser sus atribuciones? ¿Debe ser sólo juez independiente, brazo activo y maléfico de la autoridad?

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