DOCE
HOMBRES
COMUNES Y CORRIENTES
DOCE
HOMBRES
COMUNES Y CORRIENTES
JOHN MACARTHUR
Betania es un sello de Editorial Caribe, Inc.
© 2004 Editorial Caribe, Inc.
Una división de Thomas Nelson, Inc.
Nashville, TN, E.U.A.
www.caribebetania.com
Título en inglés: Twelve Ordinary Men
© 2002 por John MacArthur
Publicado por W Publishing Group
A menos que se señale lo contrario, todas las citas
bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera 1960
© 1960 Sociedades Bíblicas
Unidas en América Latina.
Usadas con permiso.
Traductor: Eugenio Orellana
Diseño y tipografía:
A&W Publishing Electronic Services, Inc.
ISBN: 0-88113-777-4
Reservados todos los derechos.
Prohibida la reproducción total
o parcial en cualquier forma,
escrita o electrónica, sin la debida
autorización de los editores.
Impreso en E.U.A.
Printed in U.S.A.
DEDICATORIA
A Irv Busenitz, por su leal amistad y dedicado servicio por más de tres décadas. Irv es un auténtico maestro y servidor desinteresado que fielmente ha invertido su vida en las vidas de otros hombres que vienen a estudiar al The Master´s Seminary. Irv es el modelo ideal tanto del discípulo como del adiestrador de discípulos, habiéndose dedicado a cumplir 2 Timoteo 2.2: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros».
E STE LIBRO HA SIDO PUBLICADO GRACIAS al apoyo fiel y al aliento de David Moberg, Mark Sweeney, y el resto del personal de W Publishing Group. Por años hemos disfrutado de un estrecho y fiel compañerismo lo que me hace estar agradecido al Señor por el ministerio que estos queridos amigos han tenido en tantas de mis obras publicadas.
Estoy particularmente agradecido a Mary Hollinsgworth y a Kathryn Murray delWGroup, quienes, bajo plazos muy cortos, trabajaron fuertemente para mantener este libro dentro del proceso editorial y de composición. Su amabilidad, paciencia y diligencia han sido ejemplares, aun bajo circunstancias difíciles.
Gracias también a Garry Knussman, quien hizo la lectura de pruebas en diferentes etapas y ofreció muchas sugerencias valiosas.
Mi gratitud especial es para Phil Johnson, quien ha trabajado a mi lado como mi editor principal por más de veinte años. Phil aplicó su talento en el proceso de trasladar este material desde transcripciones de mis sermones sobre Mateo 10 y Lucas 6, convirtiendo ambas series en una sola, asegurándose, además, de que el texto se mantuviera claro y atractivo.
CONTENIDO
H ACE MÁS DE VEINTE AÑOS, mientras predicaba del Evangelio de Mateo, di una serie de estudios sobre el carácter de los doce apóstoles. Los mensajes fueron extraordinariamente bien recibidos. Produjimos de esa serie un casete con guía de estudio, titulado Los hombres del Maestro. A través de los años hemos transmitido por radio varias veces la serie completa en el programa Grace to You. Cada vez que lo ponemos en el aire, genera un cada vez mayor flujo de reacciones positivas de parte de la audiencia. Después de veinte años, ese casete sigue siendo una de las series más populares de todo lo que hemos producido.
Hace unos cuantos años, empecé a enseñar en nuestra iglesia el Evangelio de Lucas versículo por versículo. Cuando llegué a Lucas 6.13-16 (donde Lucas registra el llamado de Jesús a los Doce) prediqué una nueva serie de mensajes sobre los apóstoles. De nuevo, la reacción fue sorprendente y entusiasta. Mientras predicaba la serie, me di cuenta de que una generación completa había nacido y llegado a la edad de adultos desde que habíamos estudiado por última vez la vida de los discípulos. Esta generación se identificó con estos hombres en la misma forma en que sus padres lo habían hecho más de dos décadas antes.
Algunas personas que han prácticamente memorizado la primera serie dicen que siguen encontrando cosas sorprendentemente nuevas, relevantes y prácticas en las vidas de los discípulos. Con mucha rapidez la nueva serie se ha transformado en favorita por lo que la gente me empezó a insistir en que combinara todo el material sobre los apóstoles en un libro. No necesité que me insistieran mucho para hacerlo. El libro que tiene en sus manos es el resultado de esto.
Siempre me he sentido fascinado con las vidas de los doce apóstoles. ¿Quién no lo está? Los tipos de personalidad de esos hombres nos son familiares. Ellos son como nosotros y como otras personas a las que conocemos. Son asequibles. Son personajes reales y vivos con los que nos podemos identificar. Sus defectos y debilidades, así como sus triunfos y características encantadoras, aparecen registrados en varios de los relatos más fascinantes de la Biblia. Son hombres a quienes de verdad queremos conocer.
Y esto se debe a que, en todo sentido, fueron hombres comunes y corrientes. Ninguno era reconocido por su erudición ni por su gran saber. No eran oradores ni teólogos. De hecho, vivían al margen de lo que era el sistema religioso de los días de Jesús. No sobresalían por talentos naturales o habilidades intelectuales. Por el contrario, todos eran proclives a equivocarse, a fallar, a tener actitudes erróneas, a que les faltara la fe y a experimentar amargos fracasos; y el mejor ejemplo de esto era el líder del grupo, Pedro. Incluso Jesús expresó que eran lentos para aprender y de cierta manera torpes espiritualmente (Lucas 24.25).
Ellos representaban todo el espectro político. Uno era un ex zelote; es decir, un hombre radical, decidido a derrotar al gobierno romano por la vía de la violencia. Otro había sido recaudador de impuestos, prácticamente un traidor a la nación judía, en pugna con Roma. A lo menos cuatro, y posiblemente siete, eran pescadores y amigos íntimos de la ciudad de Capernaum, y es probable que se conocieran desde niños. Los otros tal vez hayan sido comerciantes o artesanos, porque no se nos dice nada sobre lo que hacían antes de llegar a transformarse en seguidores de Jesús. La mayoría era de Galilea, una región dedicada a la agricultura en la intersección de rutas comerciales. Y Galilea siguió siendo la base de operaciones para la mayor parte del ministerio de Jesús y no (como algunos podrían suponer) Jerusalén en Judea, que era la capital política y religiosa de Israel.
Pero con todas sus fallas y debilidades de carácter, como hombres comunes y corrientes que eran, después de la ascensión de Jesús, estos hombres dejaron un impacto indeleble en el mundo. Su ministerio sigue ejerciendo influencia en nosotros hasta el día de hoy. Dios, por su gracia, los capacitó y usó para inaugurar la difusión del mensaje del evangelio y trastornar el mundo (Hechos 17.6). Hombres comunes y corrientes, gente como usted y yo, se transformaron en instrumentos por medio de los cuales el mensaje de Cristo se llevó hasta los confines de la tierra. ¡No es de sorprender que sean personas tan fascinantes!
Los Doce fueron seleccionados y llamados personalmente por Jesús. Él los conocía como solo su Creador los podía conocer (cf. Juan 1.47). En otras palabras, Él conocía todas sus fallas mucho antes que los eligiera. Incluso sabía que Judas lo habría de traicionar (Juan 6.70; 13.21-27), y aun así escogió al traidor y le concedió todos los privilegios y bendiciones que dio a los demás.
Piense en las implicaciones de esto: Desde nuestra perspectiva humana, la propagación del evangelio y el establecimiento de la iglesia dependieron enteramente en doce hombres cuyas características más notables eran su condición de hombres sencillos. Jesús los seleccionó y los preparó para un tiempo que se mide mejor en meses que en años. Les enseñó las Escrituras y teología. Los discipuló para que vivieran una vida piadosa (enseñándoles, por medio del ejemplo, a orar, a perdonar y a servirse mutuamente con humildad). Les dio instrucción moral. Les habló de las cosas que habrían de suceder. Y los empleó como instrumentos para sanar a los enfermos, echar fuera demonios y hacer otras obras milagrosas. Incluso tres de ellos, Pedro, Jacobo y Juan, pudieron ver a Jesús brevemente en su gloria en el monte de la transfiguración (Mateo 17.1-9).
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