DOCE
MUJERES
EXTRAORDINARIAS
JOHN
MACARTHUR
Editorial Betania es una división de Grupo Nelson
©2006 por Grupo Nelson
Una división de Thomas Nelson, Inc.
Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América
www.gruponelson.com
Titulo en inglés: Twelve Extraordinary Women
Copyright 2005 por John MacArthur
Publicado en Nashville, Tennessee, por Thomas Nelson, Inc.
Publicado en asociación con la agencia
literaria de Wolgemuth & Associates, Inc.
Todas las citas bíblicas son tomadas
de la Versión Reina Valera,(RV) revisión 1960.
ISBN: 0-88113-962-9
Traducción: Berta Marín
Tipografía:www.MarysolRodriguez.org
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización escrita previa de la editorial.
Impreso en Estados Unidos de América
DEDICATORIA
A todas las niñas pequeñas de mi vida, mis nietas, quienes por la gracia de Dios, están en camino de convertirse en mujeres extraordinarias:
Kathryn
Olivia
Kylee
Jessica
Susannah
Gracie
Brooke
Elizabeth
Audrey
RECONOCIMIENTOS
E stoy agradecido y en deuda con Phil Johnson quien, una vez más, aplicó sus notables destrezas editoriales a mi material. En este libro ha hecho aún más, añadiendo su propia y rica perspicacia en aquellos capítulos donde mis ideas eran insuficientes o inadecuadas.
Y un reconocimiento muy especial para mi extraordinaria Patricia, que ha respaldado fielmente a este hombre común a través de cuarenta y dos años de matrimonio.
CONTENIDO
Ana, en el Antiguo Testamento, madre del profeta Samuel
Ana, en el Nuevo Testamento, viuda que vivía en el Templo
N unca preví que mi libro sobre los apóstoles (Doce hombres comunes y corrientes ) sería tan bien recibido por los lectores. Estos parecieron apreciar y disfrutar el formato de estudio, aun cuando era una leve desviación de mi estilo expositivo normal. El método del libro y el arreglo parecía especialmente apropiado para estudios en grupos pequeños, y eso puede haber ayudado a crear un interés aun mayor. Quizás todavía más importante fue la relación personal y la práctica intensiva que permitían tales estudios. Contribuyó, creo, ver a los apóstoles tal como fueron: hombres comunes y corrientes. Eso es, a fin de cuentas, el punto central del libro. Eran hombres con los que cualquiera puede relacionarse. Muchos de nosotros podemos ver fácilmente rasgos de nuestro propio carácter en sus personalidades, sus defectos, sus luchas, sus caídas frecuentes y sus ansias de ser lo que Cristo deseaba que fueran. Nos da una gran esperanza ver, cuán maravillosamente Dios usó a personas como ellos.
Después que Doce hombres comunes y corrientes estuvo encabezando las listas de mayor venta por más de un año, mis amigos en Thomas Nelson me sugirieron una continuación. ¿Por qué no tratar, en un formato similar, la vida de doce de las principales mujeres de las Sagradas Escrituras? Todos los que escucharon esta idea se mostraron de inmediato muy entusiasmados. Así nació el volumen que usted tiene en sus manos.
Por cierto, no había problema en la decisión con los personajes característicos del primer libro. Jesús escogió a sus doce discípulos, y todo lo que yo tenía que hacer era investigar sus vidas y escribir sobre ellos. Este nuevo libro, no obstante, sería diferente.
Confrontado con una pléyade de mujeres extraordinarias de la Biblia, hice una larga lista de posibilidades. La tarea de reducir la selección a solo doce no era fácil. Sopesé sus respectivas importancias en el acontecer bíblico y escogí a aquellas que eran irremplazables en la historia de la redención.
Espero que usted esté de acuerdo en que mi lista final incluye una buena variedad de los diferentes tipos de personalidades y una selección interesante de mujeres realmente extraordinarias.
Es mi deseo que, al igual que en el primer libro, los lectores vean aspectos propios en estos estudios, y sean fortalecidos al recordar que nuestras luchas y tentaciones son del mismo tipo de pruebas que han debido enfrentar los creyentes de todos los tiempos. De esta forma se nos recuerda que aún en medio de la prueba, Dios permanece eternamente fiel (1 Corintios 10.13).
El Dios de Abraham, Isaac y Jacob es también el Dios de Sara, Rebeca y Raquel. Es también el Dios de cada creyente en nuestra generación: hombres y mujeres parecidos. Nosotros, como todos ellos, tenemos nuestros defectos. Pero somos su pueblo y ovejas de su prado (Salmo 100.3), y su fidelidad alcanza hasta las nubes (Salmo 36.5).
Algunas personas ya me han preguntado por el significado del sutil cambio en el título. Si los discípulos eran «comunes y corrientes», ¿cómo estas doce mujeres son «extraordinarias»?
La respuesta, por supuesto, es que mientras los discípulos eran comunes y corrientes en un sentido, también fueron extraordinarios en otro. Tan lejos como concierne a sus talentos innatos y a sus trasfondos humanos, ellos son genuina y deliberadamente comunes.
...sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia (1 Corintios 1.27-29).
Fue solo el trabajo de Dios en las vidas de los discípulos lo que les dio tan notable poder e influencia para que llegaran a ser personas especiales y pudieran hacer obras realmente extraordinarias (Hechos 17.6).
Lo mismo ocurre con las mujeres protagonistas de este libro. La mayoría fueron comunes y corrientes. Eran mujeres simples, sencillas y en algunos casos de extracto social escandalosamente bajo, tal como ocurría con los discípulos. Tomemos, por ejemplo, a la mujer samaritana del capítulo 4 de Juan. No sabemos su nombre. Del mismo modo, Ana fue una oscura viuda de edad muy avanzada que aparece solo con una breve mención en la introducción de Lucas (2.36-38). Rahab era una ramera. Aun María, la madre de Cristo, fue una joven sin distinción especial, que vivía en una insignificante aldea improductiva de Galilea. En cada ejemplo, lo que las hizo extraordinarias fue un memorable cambio de vida como producto de un encuentro con el Dios del universo.
La única legítima excepción es Eva, que empezó su vida como alguien muy especial en todos los sentidos. Fue creada por Dios para ser el puro e inmaculado modelo de perfección de la condición de mujer. Pero lo arruinó pronto pecando. A pesar de esto, también ella llegó a ser la representación viva de la verdad de que Dios puede recuperar y redimir a aquellos que caen y convertirlos en verdaderos trofeos de su gracia, a pesar de sus caídas. A decir verdad, estoy convencido que por medio de la gracia redentora de Dios, Eva irá a través de toda la eternidad en forma más gloriosa que lo que era en su inocencia terrenal original.
En otras palabras, todas estas mujeres llegaron a ser extraordinarias en última instancia, no debido a algunas cualidades naturales de ellas mismas, sino solamente porque el único Dios verdadero a quien veneraron, que es grande, poderoso, glorioso e impresionante, las refinó de la misma manera que a la plata; las redimió por medio de la obra de un extraordinario Salvador —su propio y divino Hijo— conformándolas a su imagen (Romanos 8.29). El trabajo perfecto de Dios en sus vidas las hizo mujeres realmente extraordinarias.
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