Epílogo de Ewan Pearson
Javier Blánquez (Barcelona, 1975) se dedica desde hace dos décadas al periodismo cultural, y en los últimos años también a la edición y la docencia. Actualmente imparte clases de historia de la música moderna en la escuela Eumes de Gerona y es colaborador del diario El Mundo, donde escribe artículos, entrevistas y críticas de espectáculos —desde ópera a conciertos pop—, actividades que también desempeña en publicaciones como Time Out Barcelona, Primera Línea, Beatburguer, Rockdelux y allí donde se le reclame, siempre que haya tiempo. Ha coordinado dos libros colectivos para Reservoir Books: Loops. Una historia de la música electrónica (2002 y 2018), junto a Omar León, y Teen Spirit. De viaje por el pop independiente (2004), junto a Juan Manuel Freire. Su interés por la música clásica, simultáneo a su afición por la música electrónica, le llevó a escribir un breve ensayo para Capitán Swing en 2014, Una invasión silenciosa. Cómo los autodidactas del pop han conquistado el espacio de la música clásica.
Mapa de estilos
Este mapa debería servir de brújula si en algún momento te pierdes al situar corrientes y estilos en el tiempo. De izquierda a derecha, el orden es cronológico, desde 2000 a 2017. De arriba abajo, el criterio es estilístico, una transición de la música de raíz más blanca / experimental a la más negra / rítmica.
2000 - 2005
Hauntology Los recuerdos del pasado se infiltran en el sonido como fantasmas: presencias espectrales que nos persiguen, creando la sensación de que el ayer no solo no desaparece, sino que alumbra caminos posibles desechados tiempo atrás. Un ejercicio de memoria nebulosa, una anti ciencia ficción desoladora.
The Caretaker
Boards of Canada
Pop ambient Etiqueta patentada por el sello Kompakt que actualiza el viejo ambient flotante y voluminoso de la década de los noventa, una respuesta relajante a la música de baile con fuerte presencia de melodías sumergidas en el fondo de un grueso colchón de capas de texturas que rozan lo celestial.
Gas
Dettinger
Folktrónica Evolución de la IDM de finales de los noventa, y de la indietrónica que surgió de esa misma corriente, que toma el folk como punto de referencia: abunda en sonidos de la naturaleza, samples de instrumentos acústicos y, sobre todo, en una intención pastoral, la de creación de espacios amenos y agradables.
Four Tet
Drones Un dron puede definirse como un zumbido: un sonido constante que prolonga hasta el infinito la duración de una sola nota y sus modulaciones. Es la unidad básica de significado de la música minimalista, y por sí misma funciona como pilar de un género que busca la escucha atenta y obsesiva.
ELEH
Alessandro Cortini
Drone metal El heavy metal de raíz experimental de principios de la década de 2000, sobre todo el que parte de subgéneros como el doom y el black, comenzó a trabajar con zumbidos, ambientes intoxicados y una sensación de opresión cavernosa, adoptando el lenguaje del dron como base de su estética. La experiencia es una mezcla entre abandono hipnótico y exploración de los abismos más oscuros.
Sunn O)))
Earth
Experimental vs. techno Muchos de los artistas fundamentales de la escena experimental post-digital de la década de los noventa regresaron a sus raíces en el techno, el ambient y otras corrientes menos duras con el cambio de siglo, lo que provocó una interesante colisión entre técnicas de producción difíciles y resultados de consumo fácil para el público que acude a los clubes de baile.
Byetone
DJ Sprinkles
Breakcore La evolución sucia del glitchcore: una corriente alternativa de la IDM gamberra y de la cultura rave con raíces en el movimiento crustie que combina un programa político anticapitalista con una manera caótica y alterada de entender la música de baile. Sus herramientas principales son el sampler y el laptop, y su unidad rítmica preferida es el ritmo roto para crear distorsión y velocidad.
DJ Donna Summer
Venetian Snares
Indie-classical A principios de los 2000 comenzó a emerger una generación de compositores que, educados en la música clásica y el minimalismo, sentían una atracción por el ambient, la IDM, el indie-pop e incluso el tech-no, propiciando un encuentro estético entre estos dos mundos, en el fondo tan cercanos.
Max Richter
Jóhann Jóhannsson
Electroclash El primer síntoma de éxito del regreso del pop sintético de los ochenta en forma de revival. Desde ciudades tan dispares como Munich, Nueva York o Montreal empezaron a surgir productores y DJs obsesionados con el synth-pop, el italo y el Hi-NRG, géneros que homenajeaban con descaro cercano al punk y con cierto ánimo canalla.
Fischerspooner
Miss Kittin & The Hacker
Nu disco Si el electroclash suspiraba por el retorno del primer synth-pop, el nu disco en Nueva York comenzó a urdir el regreso nostálgico del gran tesoro de la música disco en todas sus etapas: desde las producciones orquestales de los setenta hasta las variaciones electrónicas. El límite de su nostalgia era el nacimiento del house.
Metro Area
Daniel Wang
Dance-rock Ante el empuje de la cultura de club, y a raíz de la explosión nostálgica de la música disco y el post-punk, varias bandas indies de principios de siglo comenzaron a tender puentes de unión entre la tradición rock y la nueva música de club. El resultado ayudó a unir para siempre a los públicos del indie y la música de baile.