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William S. Burroughs - La revolución electrónica

Aquí puedes leer online William S. Burroughs - La revolución electrónica texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1970, Editor: ePubLibre, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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William S. Burroughs La revolución electrónica

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Publicado originalmente en 1970 y traducido en esta oportunidad por primera vez al español, La revolución electrónica reúne una serie de ensayos de carácter panfletario escritos por William S. Burroughs. Su finalidad excede los dominios de la literatura: en ellos establece su teoría sobre el carácter viral del lenguaje, y revela los detalles de una serie de experimentos sonoros y visuales cuyo fin es el terrorismo psíquico.

En la medida en que el sistema viral de la lengua se reproduce con gran facilidad y condiciona toda actividad humana, el virus-palabra y su difusión massmediática puede volverse tanto un instrumento de control y sujeción mental, como un arma destinada a sabotear y anular esos mismos mecanismos. En La revolución electrónica, Burroughs explora la dimensión subversiva de la técnica del cut-up (aquella a partir de la cual estructuró sus novelas más experimentales en los sesenta) mediante el uso de dispositivos electrónicos como grabadores de cinta abierta y cámaras de video, con la voluntad expresa de liberar el virus contenido en la palabra y promover el caos social. La revolución electrónica es así un manual de instrucciones de sabotaje urbano y un compendio de experiencias audiovisuales orientadas a intervenir en ese campo de batalla que para Burroughs es la cultura.

William S Burroughs La revolución electrónica ePub r10 Trips 91214 Título - photo 2

William S. Burroughs

La revolución electrónica

ePub r1.0

Trips 9.12.14

Título original: The Electronic Revolution

William S. Burroughs, 1970

Traducción: Mariano Dupont

Editor digital: Trips

Corrección de erratas: Trips

ePub base r1.2

POR UN ARTE IMPURO Qué es una literatura política Puede el arte ponerse al - photo 3

POR UN ARTE IMPURO

¿Qué es una literatura política? ¿Puede el arte ponerse al servicio de una causa, sin perder su condición de tal? ¿Son antagónicos lo estético y lo político?

Joyce ofrece una respuesta inequívoca en su Retrato del artista adolescente: «Los sentimientos excitados por un arte impuro son cinéticos, deseo y repulsión. El deseo nos incita a la posesión, a movernos hacia algo; la repulsión nos incita al abandono, a apartarnos de algo. Las artes que sugieren esos sentimientos, pornográficas o didácticas, no son, por tanto, artes puras. La emoción estética es por consiguiente estática. El espíritu queda paralizado por encima de todo deseo, de toda repulsión».

Entre las artes didácticas se incluye, por supuesto, al arte político: Stephen Dedalus, el héroe de Joyce, está reaccionando contra las palabras que uno de sus amigos, adalid de la causa revolucionaria, había pronunciado un rato antes: «Irlanda primero, Stevie. Después bien puedes ser poeta o místico, si quieres». Característica de la inteligencia insidiosa de Stephen es la ecuación entre didáctico y pornográfico: es igualmente impura cualquier obra que nos incita a salimos de ella e ir hacia el mundo, a pasar a la acción, se trate de masturbarse o hacer la revolución.

Cuestiones como éstas, y otras parecidas, lo tenían a William Burroughs bien sin cuidado. ¿Por qué, entonces, traerlas a cuento en este prólogo? En parte, por el efecto de contraste: apenas hayamos avanzado un poco, ayudarán a recordarnos de qué maneras tan distintas puede ser político el arte. En parte, para trazar continuidades: La revolución electrónica no es otra cosa, finalmente, que un manual de instrucciones para guerrilleros urbanos, una versión tecno de La guerra de guerrillas de Ernesto Guevara. En parte, también, para delimitar mejor fronteras temporales: si La guerra de guerrillas resulta, leído desde nuestro presente, un texto nostálgico, que mira menos al futuro que al pasado (una suerte de pastoril armada, digamos), su contraparte burroughsiana se revela, hoy, como un texto profético, en el cual la instrucción de utilizar la tecnología en contra de sus detentadores, toscamente esbozada en 1970 a través de la figura de un ejército de jóvenes invisibles ocultando grabadores bajo sus sacos, se cumple cabalmente en la actualidad, cuando jóvenes análogos, dotados de instrumentos mucho más sofisticados, vuelven sus computadoras y teléfonos celulares contra los poderes del Estado; ayer nomás en China, hoy en Irán y mañana en cualquier parte.

Hay pocas preguntas que le interesen menos a Burroughs que las demasiado transitadas «¿Qué es la literatura?» o «¿Qué es el arte?». El de Burroughs no es un pensamiento que busque establecer límites, sino derrumbarlos; no se trata de buscar diferencias, sino continuidades: como cuando sugiere que la publicidad, en su trabajo sobre la interrelación entre palabra e imagen, va por delante de las artes (entre otras cosas, porque se ha liberado de pruritos estéticos); o cuando hace suyo el lema de su amigo pintor Brion Gysin, «la literatura está atrasada cincuenta años en relación a las artes plásticas», o cuando propone, en The Third Mind, un nuevo paradigma o «nueva alianza» —como luego haría Ilya Prigogine en su libro del mismo título— entre ciencia y arte: «Creo que el arte y la ciencia tenderán a fundirse más y más. Los científicos están estudiando el proceso creativo, y creo que la división entre arte y ciencia se derrumbará y que los científicos se volverán más creativos y los escritores más científicos».

Burroughs compartió con sus compatriotas-compañeros de ruta de los 50 y 60 el ideal a veces algo vago, por demasiado vasto, de la liberación, entendido no como liberación nacional (ellos eran el imperio, al fin y al cabo), sino personal, o a veces grupal (mujeres, negros, homosexuales): la lucha era contra el «sistema» (denominación omniabarcadora, pero no por ello menos real, que incluye al Estado, al aparato educativo, a los medios masivos y al mercado). Novelas como El almuerzo desnudo y Nova Express proponen la metáfora de la adicción como figura de toda forma de control: en ellas entendemos que vivimos en un mundo de adictos, donde los poderes del Estado y el mercado nos dominan mediante la adicción a las drogas, al dinero, al poder, al consumo, al sexo, y a la palabra.

Pero si lo que queremos es liberarnos, ¿cómo liberarnos de ésta última —la palabra— que, según parece y nos vienen diciendo desde hace milenios, es lo que constituye al ser humano en cuanto tal, lo que nos diferencia, pongamos el caso, de los animales? La primera parte de este libro, «Retroalimentación de Watergate al jardín del Edén», nos ofrece una primera respuesta: no es la palabra en sí, sino la escritura, lo que nos separa de ellos. Porque como Burroughs explica en La revolución electrónica y también en otros textos, «el lenguaje es un virus» que en tanto tal no ha sido creado por el hombre, sino que lo ha invadido y vive en él como un parásito; y es un virus —y no una bacteria u otro organismo— porque es algo no viviente que al introducirse en un ser vivo usurpa las características de la vida; puede reproducir sus cadenas informativas dentro del organismo y luego infectar a otros (mediante un proceso que los lingüistas llaman «adquisición del lenguaje») y puede, incluso, matar. Pero para darle a este descubrimiento todo su valor político hay que destacar que no se trata de una metáfora ni mucho menos de una comparación: es una verdad literal. Burroughs no dice que el lenguaje es como un virus sino que el lenguaje es un virus altamente especializado, porque no sólo no es humano, ni siquiera es terrestre: «El lenguaje es un virus

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