Conozca cómo se ha desarrollado la música en nuestra cultura acercándose a los estilos de cada período, conociendo sus principales características, y entendiendo su problemática desde el punto de vista de su evolución y de su sentido en cada momento.
Aproxímese a un patrimonio que se halla presente y vivo en nuestro entorno. Permítanos que le llevemos de viaje por las diferentes maneras de entender la producción de la música a través del tiempo, desde el mundo antiguo y medieval hasta nuestros días, conociendo los principales hitos de la música instrumental, vocal y, en general, del fenómeno sonoro en la sociedad a lo largo de la historia.
Javier María López le propone un viaje inspirador en el que conocerá los conceptos y a los compositores y pensadores más ilustres la historia de la música.
Javier María López Rodríguez
Breve historia de la música
Breve historia - Pasajes - 16
ePub r1.0
Titivillus 04.11.17
Javier María López Rodríguez, 2011
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
JAVIER MARÍA LÓPEZ RODRÍGUEZ. Nació en 1969 en Lugo. Estudió Composición con José Luis de Delás. En 1995 sacó la plaza de profesor de Música en Educación Secundaria, y en 2003 la de Historia de la Música en Enseñanzas de Conservatorio.
Ha publicado artículos relacionados con la musicología y la pedagogía musical en revistas como Música y Educación, Relafare, Leeme (Revista de la Lista Europea de Música en la Educación), Nassarre, Revista de Musicología o Revista Galega de Ensino.
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Introducción para leer al
principio y al final
SOMOS HISTORIA: HISTORIA DE LA MÚSICA MÁS CERCA
DE LO QUE PENSAMOS
Sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos deportivos que más expectación genera en las audiencias televisivas es la llamada Liga de Campeones o UEFA Champions League, como se la conoce en su denominación anglosajona. Esta competición, que disputan los mejores equipos de fútbol de cada una de las ligas europeas, consigue un enorme seguimiento en cada una de sus retransmisiones. Se calcula que el partido final de este torneo puede llegar a ser seguido por cientos de millones de telespectadores, no sólo en Europa, sino a lo largo de todo el planeta. ¿Qué tiene que ver esto con la historia de la música? Al principio, durante y al final de la emisión los espectadores habrán podido ver y escuchar la cabecera televisiva de esta competición.
Seguramente habrán apreciado una música impactante, con un coro majestuoso, que muchos sentirán acorde con la épica lucha por el balón que se supone es la esencia del evento. Lo que seguramente no sabrán muchos de esos televidentes es que esa música tiene más de doscientos cincuenta años y fue ideada por uno de los compositores europeos más famosos. Se trata de una adaptación de Zadok el Sacerdote, obra compuesta por Georg Friedrich Haendel para la coronación del rey Jorge II de Inglaterra en 1727. Este no es un caso único. No hace muchos años, una plataforma digital española anunciaba su parrilla deportiva utilizando como sintonía, y prácticamente sin voz en off, un organum, una grandiosa composición polifónica a cuatro voces de la Escuela de Nôtre-Dame de París. En ese instante, el oyente-telespectador, sin saberlo en muchos casos, podía retrotraerse en el tiempo, al puro núcleo de la Edad Media europea: unos ochocientos años atrás.
La sintonía de un acontecimiento deportivo de audiencias planetarias es un arreglo de una obra creada hace más de doscientos cincuenta años por Georg Friedrich Haendel.
Realmente, lo que estamos haciendo no es hablar propiamente de música compuesta con anterioridad, sino de una manifestación típica de las sociedades industriales y posindustriales.
Más allá del fenómeno del concierto o de cualquier otra forma de producción de música en directo, es un hecho ampliamente estudiado, por aquellos que se dedican al fenómeno de la escucha ambiental, que hay música por todas partes: en las tiendas, en los transportes, en espacios públicos y no tan públicos, en los medios audiovisuales, que incluyen publicidad dinámica, en la cinematografía y en la televisión, en los tonos de los teléfonos móviles, en el mundo de la informática y en un largo etcétera. Seguramente, más de una persona ha estado escuchando a Mozart involuntariamente a través del auricular telefónico mientras aguardaba a ser atendida por un operador u operadora libre, o ha gustado de tatarear o silbar la música de un anuncio televisivo de colonias sin saber que estaba interpretando a Léo Delibes.
Encendemos el teléfono y suena…
¡Francisco Tárrega! La sociedad actual
está invadida de sonidos donde
obras musicales del pasado pueden
aparecer en cualquier situación.
Esta manifestación, a veces casi impositiva, de música ambiental, cuya escucha no requiere una atención concentrada, tiende a crear en el oyente una especie de inmunidad a la audición, respuesta por otro lado comprensible para poder sobrellevar tal invasión de sonidos. Sin embargo, tanta y diversa presencia podría convertirse en un acicate que despertase nuestra curiosidad y nos impeliese a buscar más sobre estas músicas que aparecen y desaparecen como sintonía de nuestra vida. ¿No sería interesante saber algo más de Francisco Tárrega, cuyos compases catorce a dieciséis de su Gran vals han sido utilizados como tono distintivo de la marca de teléfonos móviles Nokia? ¿Puede nuestra curiosidad llevarnos a conocer con más profundidad la obra de Richard Wagner tras haber oído un fragmento de la Marcha fúnebre de Sigfrido en el emocionante instante en el cual Ginebra devuelve la espada a Arturo en la película Excalibur de John Boorman?
De la Grecia clásica al siglo XX en doce pasos.
La abundante presencia de grabaciones musicales de
diferentes épocas ha estimulado la sensibilidad respecto
a una gran variedad de estilos.
En buena medida, gran parte de la música presente en la sociedad actual tiene un carácter pretérito, porque, a la sazón, y de un modo un tanto simple, se puede decir que ya ha sido compuesta. Pero lo curioso es la capacidad que toda ella tiene para presentarse como actual, más allá de los códigos en donde ha sido concebida. Pensemos en una tienda de discos, real o virtual: en un espacio común no sólo conviven estilos, sino épocas de la historia muy diversas. Es llamativo que, aunque la posibilidad de contar con registros sonoros es algo muy reciente en la historia de la humanidad, la presencia del fonograma parece haber supuesto el estímulo definitivo para el conocimiento y la propagación de los estilos musicales del pasado. Resulta sumamente interesante darles una justa dimensión más allá de su, asimismo, incuestionable manifestación como música del presente.