Annotation
John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973), el famoso autor de El señor de los anillos, es sin duda uno de los escritores más leídos y admirados, y también más enigmáticos, de los tiempos presentes, que puso siempre un particular empeño en ocultar las circunstancias de su vida y en defender su intimidad. De sus obras se han vendido millones de ejemplares en el mundo entero, han sido trasladadas al cine y al cómic, y han sido objeto de un verdadero culto por parte de lectores entusiastas que han visto en él al creador de una nueva y originalísima mitología del siglo XX. Y no obstante su vida ha sido siempre un misterio, como si también él perteneciese a ese mundo mágico salido de su imaginación.
Por vez primera la biografía de Grotta (publicada antes de la oficial de Humphrey Carpenter) nos cuenta sus antecedentes familiares, su niñez en Sudáfrica, donde fue objeto de un secuestro, su juventud en una gran ciudad industrial inglesa, la decisiva influencia que ejerció sobre él un sacerdote católico, la pesadilla que vivió en las trincheras de la primera guerra mundial… Por vez primera Tolkien adquiere un perfil biográfico claro, y podemos conocer profundamente su vida y sus pensamientos, rastreando las fuentes de una portentosa capacidad imaginativa que ha sido el asombro de nuestros contemporáneos.
TOLKIEN / Daniel Grotta
Título Original: The biography of J. R. R. Tolkien, architect of middle-earth
Traductor: Silió, Soledad
©1976, Grotta, Daniel
©1976, 1978, Running Press
©1982, Planeta
Colección: Documento, n.º 75
ISBN: 9788432036156
Generado con: QualityEbook v0.35
Daniel Grotta
Tolkien
Índice
Agradecimientos
Prólogo. El viejo profesor
El muchacho. 1892-1911
El «exhibitioner». 1911-1915
El soldado. 1915-1919
El académico. 1919-1925
El profesor. 1925-1937
El creador de mitos. 1937-1953
El autor. 1953-1965
El recluso. 1966-1973
El inmortal
Epílogo. «El Silmarillion»
Nota del autor
Nuevas lecturas
Agradecimientos
Estoy agradecido a las muchas personas que amablemente me ayudaron en mi trabajo de investigación, y sin cuya ayuda no habría sido posible escribir el libro. Me gustaría mencionar especialmente a la señora Alien Barnett, señora Vera Chapman, Owen Barfield, padre Gervase Mathew, profesor Przemyslaw Mroczkowski, doctor Clyde Kilby, William Cater, Geoffrey Woledge, Mavis y Charles Carr, profesor Davis Abercrombie, profesor T. V. Benn, padre Phillip Lynch, Howard Rosenblum, Frank Beckwith, Shireen Billimoria, y profesor William Walsh. Y también, por permitirme obtener información, al personal de la sala de lectura del Museo Británico, el Sunday Times, la biblioteca del Daily Telegraph, la biblioteca del Times, los archivos de la BBC, y el Oxford Mail.
Deseo también dar las gracias a las siguientes personas por permitirme reproducir materiales procedentes de sus publicaciones: Antología de poemas de Wilfred Owen; 1964; New Directions. El Destronamiento del Poder, C. S. Lewis, publicado por la University of Notre Dame Press. «El Talante Elvish», en Charlas de la Ciudad, edición de 15 de enero de 1966 de The New Yorker; reimpreso con permiso de The New Yorker. «El fantástico mundo del profesor Tolkien», de Michael Straight, reimpreso con permiso de The New Republic, 1956, The New Republic, Inc. Egidio, el granjero de Ham, de J. R. R. Tolkien; publicado en los Estados Unidos por Houghton Mifflin Company. La Imagen del Hombre, de William White; reimpreso con permiso de Abingdon Press. «J. R. R. Tolkien, RIP», de Guy Davenport; publicado en National Review, 28 de septiembre de 1973; permiso para reimprimirlo dado por la editorial de National Review, 150 East, 35 Street, Nueva York, N.Y. 10016. Luz sobre C. S. Lewis, editado por Jocelyn Gibb; reimpreso con permiso de Harcourt Brace Jovanovich, Inc., Nueva York. El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien; publicado por Houghton Mifflin Company. Heroísmo moderno, de Roger Sale; copyright 1973 de The Regents of the University of California; reimpreso con permiso de University of California Press. «Oh, oh, esos espantosos Ores», de Edmund Wilson; reimpreso con permiso de Parrar, Straus, and Giroux, Inc., de Lo que tengo entre los dientes, Edmund Wilson; copyright 1956, 1965 de Edmund Wilson. «El predominio de los Hobbits», de Phillip Norman, New York Times Magazine, 15 de enero de 1967; Í967 The New York Times Company; reimpreso con permiso. El Problema del Dolor, de C. S. Lewis; publicado en los Estados Unidos por MacMiüan Publishing Company, Inc., 1943. El camino sigue siempre adelante: un ciclo de canciones, de Swann y Tolkien; publicado por Houghton Mifflin Company. Tres ensayos literarios escogidos, de C. S. Lewis; reimpresos con permiso de Cambridge University Press, New Rochelle, Nueva York. Fragmentos de un ensayo de Clyde Kilby en Sombras de la imaginación, editado por Mark Hillegas; publicado por Southern Illinois Press. Tolkien: una mirada por detrás de «El Señor de los Anillos», de Lin Carter; 1969 Ballantine Books, Division of Randon House, Inc. Fragmentos de un ensayo de Patricia Spacks de Tolkien y los críticos, editado por Neil Isaacs; publicado por Notre Dame University Press. El crisol Tolkien de la fe: la subcreación, de John Timmerman; copyright 1974 Christian Century Foundation; reimpreso con permiso del número de The Christian Century de 5 de junio de 1974. La relación Tolkien, de William Ready; reimpreso con permiso de Henry Regnery Company. Árbol junto a Tolkien, de Colin Wilson; copyright 1974 de Colin Wilson; Capra Chapbook Series, Capra Press, Santa Bárbara, California. «Por qué vive Frodo», de Judith Christ; copyright 1967 Downe Publishing, Inc.; reimpreso con permiso del Ladies’s Home Journal.
Prólogo. El viejo profesor
El profesor Tolkien, sentado en su estudio garaje, y escribiendo en una anticuada máquina Hammond la primera y segunda parte de la historia de la Tierra Media, tenía que dar la impresión de ser el mismísimo Bilbo Bolsón que, en Rivendel y con todo cuidado, iba componiendo la crónica de sus fantásticas aventuras en el Libro Rojo de la Frontera del Oeste. El estudio era reflejo fiel del autor que su amigo C. S. Lewis describiera una vez como un «gran hombre, pero parsimonioso y falto de método». Había libros por todas partes, amontonados o colocados en los estantes, además de latas de tabaco con tapadera oscura, que se alineaban también en las estanterías y luego, desparramados por el suelo o embutidos en cajones, papeles y papeles llenos de garabatos, historias y genealogías élficas. Todo ello aparecía cubierto por lo que Tolkien llamaba con eufemismo «polvo distinguido».
Sujeto con chinchetas al borde de la ventana estaba el mapa de la Tierra Media, y señalados en él con tinta azul y negra los itinerarios de Bilbo y Frodo. Encima de la puerta que daba al jardín había un cuerno de pólvora bantú traído de África del Sur, y en el suelo, al lado de la mesa, una maleta grande, vieja y estropeada, de color amarillento. Un visitante preguntó una vez qué era lo que había en la maleta. Tolkien sonrió: «No tiene absolutamente nada que hacer ahí, lo que pasa es que dentro de ella están todas las cosas a las que desde hace tantos años yo andaba pensando en dar respuesta. Ya se me ha olvidado cuáles son.»
En medio de todo aquel desorden, se sentaba el profesor jubilado, fumando su pipa, sonriente, la cara cuadrada, y el pelo blanco. Tolkien, en sus últimos años, podría haber servido de modelo para representar al squire, el señor campesino inglés: alto, ligeramente encorvado, y un poco rellenito; un hombre caprichoso para vestirse, aficionado a llevar chalecos y jerseys debajo de sus elegantes trajes de tweed. Se reía más que la mayoría de los hombres, y estaba siempre inventando bromas. Aunque era una persona retraída y muchas veces pesimista, le gustaba compartir su buen humor con el primero que se le acercara. Un periodista inglés describió una vez a Tolkien como «un cruce entre Bilbo y Gandalf», y la verdad es que se parecía muchísimo a sus amados «hobbits». De acuerdo con la descripción que Tolkien hace de esos seres en El Señor de los Anillos, los hobbits tenían «rostros bonachones más que hermosos, anchos, de ojos vivos, mejillas rojizas y bocas dispuestas a la risa, a la comida y a la bebida. Reían, comían y bebían a menudo y de buena gana; les gustaban las bromas sencillas en todo momento y comer seis veces al día (cuando podían). Eran hospitalarios, aficionados a las fiestas, hacían regalos espontáneamente y los aceptaban con entusiasmo».