Annotation
Biografía apasionada de Valle-Inclán, el autor impar de nuestro siglo y del 98, en un libro vertiginoso a veces, enlagunado de pensamiento otras, donde la prosa corre siempre avivada de intuiciones y fascinante de imágenes. Francisco Umbral ha conseguido, entre la vida y la obra, quedarse con el hombre. Aquí se estudia demo radamente una época, una trayectoria social y humana, del Simbolismo a la Revolución, pasando del ensayo literario al primor histórico, pero lo que nos queda, al fin, es la figura y la entraña valiente y fuerte, lírica y cruel, épica y sentimental, de don Ramón María, quizá el hombre, el español más singular del siglo xx.
Francisco Umbral
Valle-Inclán. Los botines blancos de piqué.
PLANETA
© Francisco Umbral, 1997
© Editorial Planeta, S. A., 1998.
Córcega, 273-279, 08008
Barcelona (España)
Diseño de la colección: Josep Bagá
Ilustraciones de la sobrecubierta: foto Archivo Moreno y foto
© Anna Lóscher Ilustración del interior: Alfonso/Ministerio de Educación y Cultura, Archivo Editorial Planeta, Archivo Mas, Archivo Moreno, Archivo Prensa Española, Archivo Publio López Mondéjar, Archivo Ráfols, EFE, Kaulak/AGE, Oronoz, VEGAP, Xoan Piñón y Zapata
Primera edición: enero de 1998
Depósito Legal: B. 32.542-1997.
ISBN 84-08-02172-9
Composición: Fort, S. A.
Impresión: Hurope, S. L.
Encuadernación: Eurobinder, S. A.
Printed in Spain —Impreso en España
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.
Índice
Prólogo
1. Los botines blancos de piqué
2. Prosa artística y poesía literaria
3. El modernismo como temperatura
4. Satanismo y Evangelio
5. El modernismo crítico
6. El 98 como pentecostés
7. Las tríadas
8. El gerifalte y el dandi
9. La hora wagneriana
10. Un gitano con un burro
11. Iconografías
12. Los otros Valles
13. La escritura perpetua
14. Hacia sí mismo
15. La novela epistolar
16. Glosario
17. El canon español
18. El milagro y la sintaxis
19. El sadismo de Bradomín
20. El personaje/influencia
21. Flor de caudillaje
22. El ciclo militar
23. Latinas palabras
24. El ciclo madrileño
25. El mal
Anexo
Despreciar a los demás y no amarse a sí mismo.
Valle-Inclán
Prólogo
Entre lo que alguna vez he llamado «los libros de mamá», es decir, la pequeña biblioteca doméstica, encontré un día La guerra carlista, sin portada, las tres novelas en un tomo. Leí aquello con iluminación todavía infantil, lo releí varias veces en aquellos años y luego, con la vida, me he ido haciendo un modesto especialista en Valle-Inclán, conocedor de toda su obra, supongo, variantes incluidas, y amigo de los amigos que le quedan a Valle, y que cada día son más, en España y en el mundo.
Aunque en un prólogo no se deben sentar premisas, debo decir que don Ramón es el más vivo, hoy, de los escritores del 98, entre otras cosas porque no hay tal 98, como saben los mejores críticos, sino que todo es modernismo, y el 98 quizá sólo sea el ala izquierda del modernismo/simbolismo. Ala izquierda con la que acaba volando Valle. Mi proyecto de «un Valle-Inclán» viene de muy atrás, claro. He cumplido otros, como son los libros sobre Lenca, Gómez de la Sema, etc., pero ahora que «se va angostando el horizonte», como decía Ortega, me ha entrado la urgencia de hacer el libro de Valle, que se venía enriqueciendo dentro de mí con las agregaciones de la vida, la cultura, el tiempo, la experiencia, etc. Por otra parte, creo que hay que someter a todo autor fundacional —fundacional o fundante para uno mismo— a la prueba de la tardanza, porque hay pasiones de juventud que luego se disipan. Valle, por el contrario, ha ido creciendo en uno como en la gente, y sólo cabría objetar a esto que hoy es más universal por su teatro que por sus novelas, pero ello se debe a la espectacularidad teatral, que se difunde mejor.
A uno, naturalmente, le gusta más el Valle novelista, pero a ambos los estudio con igual detenimiento y placer. Mi libro no es que carezca de procedimiento, sino que evita los procedimientos académicos, universitarios, «profesionales», habituales, consagrados, para atenerse a otro sistema más personal y quizá un poco heterodoxo, tampoco demasiado, que pasaron los tiempos de jugar a escritor maldito. Al menos pasaron para mí. Valle no deja de ser un maldito, empero, de modo que tampoco necesito poner el énfasis en esta calidad/cualidad, sino sólo mostrarla, como decía Flaubert que se debe hacer en la novela. Y Valle, sin ser flaubertiano, está muy en la modernidad narrativa del francés.
Hay en este libro mío una cronología implícita. Stendhal, que tantos trucos conocía de la novela, no da el tiempo mediante fechas, sino mediante síntomas, detalles. Algo así ha hecho uno, mayormente cuando esto no es una biografía, sino una lectura muy personal del que considero el mayor/mejor escritor español de todos los tiempos, en cuanto a acumulación de facultades. No digo, pues, que no haya otros más profundos o trascendentales.
Pero tampoco he escrito un libro silvano, sino que recurro continuamente a autores españoles y extranjeros, a todo el que ha escrito algo sobre Valle, desde el gacetillero amarillecido hasta los grandes tratadistas o los odiadores profesionales del galaico genial.
Al ir profundizando en la obra (modestamente sistematizada), se me ha dado sola la intrabiografía del escritor, un Valle al trasluz, un poeta visto a trasflor, con esquelatura sólo de palabras. Porque con lo que no he querido tener nada que ver es con la anécdota de café y el dicho que todavía perdura de unos en otros, ya que al ser Valle criatura millonario en anécdotas, casi siempre banalizadas por los demás, caeríamos fácilmente en eso que llaman lo «pintoresco», palabra que ya en sí me asquea y no he utilizado jamás, hasta ahora mismo. Nada, pues, de un Valle pintoresco a base de melena y bastonazo, hambre y barba amarilla. Sí, en cambio, utilizo un detalle característico y dandi, del que nadie habla nunca: los botines blancos de piqué. Con esta nota de color subtitulo el libro, aclarando que a veces los bolines eran grises y de fieltro. Y par ahí se entra al estudio del dandismo de Valle, mucho más verdadero que su leyenda bohemia de desharrapado barojiano y con piojos.
Me permito polemizar con muchos especialistas (fue saben más que yo del tema, porque la mayoría están muertos y no pueden replicarme.
En este libro, ensayo, biografía interior o lo que sea, yo sólo iba buscando una cosa: las claves de una escritura. Pero luego me han apasionado los conflictos morales del autor y sus personajes, las políticas de cada época y, en fin, la historia de España, que Valle ha contado/criticado mejor que nadie hasta ahora, por encima de novelistas e historiadores, por lo que se refiere al siglo XIX, naturalmente.
Y más aún. A trasflor de la obra, como he dicho, ha ido surgiendo el hombre desde los traspatios de sus libros, un ser singular, estético y cruel, maudit y padre amantísimo, artista más que poeta, dandi y aldeano, aristócrata natural y revolucionario histórico, sentimental y sádico, hasta puede que masoquista, ejemplar como tío de una pieza (escondiendo tantas), españolazo barbado y gótico de la palabra. Su castellano, curiosamente, o no tanto, ha hecho más revolución en América que en España. Aquí seguimos siendo como muy realistas, ortodoxos, académicos y aculotados.