Francisco Menchen Barba - La sábana santa y la tumba de Jesus

Esta publicación tiene por objeto en primer lugar llevar al lector una idea de lo que es la Sábana Santa de Turín, que es lo que tiene de particular para que sea uno de los objetos más estudiados del mundo asi como conocer la historia de su trayectoria desde Jerusalén hasta nuestros dias.

©2012, Menchen Barba,Francisco

ISBN: 9788461619481

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FRANCISCO MENCHEN BARBA

COPYRIGHT 2.012

ISBN 978 − 84 − 616 − 1948 − 1

A Juan y Cesárea, mis padres

quienes me lo dieron todo.

Con inmenso cariño,

descansen en paz.

I NTRODUCCIÓN

I. La Sábana Santa

El hombre de la Sábana

Objetos encontrados en la Sábana

La tela y los pólenes

Dr. Raes.

Max Frei

Danin y Polleck

Tridimensionalidad de la Sábana

El STURP

Lo que parece sangre, ¿es Sangre?

El carbono 14

Historia de la Sábana Santa

La tradición de Pedro

La Sábana de Edesa

La Leyenda del rey Abgaro de Edesa

La Sábana en Constantinopla

El Códice de Pray

Los templarios

Teorías sobre la aparición de la imagen en La Sábana.

II. La tumba de José de Arimatea.

El contexto histórico S. I y II

Buscando el lugar donde se dejó el cuerpo de Jesús.

La Iglesia del Santo Sepulcro

La tumba de José de Arimatea.

III. Estudio de la Sábana en relación a la tumba de Jesús

Epilogo

Bibliografía

E STA publicación tiene por objeto en primer lugar llevar al lector una idea de lo que es la Sábana Santa de Turín, que es lo que tiene de particular para que sea uno de los objetos más estudiados del mundo así como conocer la historia de su trayectoria desde Jerusalén hasta nuestros días.

Mucha ha sido la controversia que se ha suscitado desde la primera ostensión de la misma en el S. XIV hasta nuestros días, muchos la han considerado como una reliquia medieval falsa, otros sin embargo nunca han dudado de su autenticidad. Es como si hubiera una tradición que no se haya perdido desde un primer momento que va unida a la Sábana y que hace de ella un Icono, pues aun cuando la datación del C14 supuso un duro mazazo a su credibilidad, sin embargo la Iglesia aún seguía confiando en la Sábana como Icono de la cristiandad pese a su respeto a los resultados científicos.

Hasta ahora ha privado el estudio científico sobre los estudios históricos que si bien no han faltado, sin embargo se ha echado de menos un cierto debate histórico teniendo en cuenta todos los factores que rodean a la Sábana y sobre todo enmarcándola en el hecho histórico a la que hace referencia: los días correspondientes entre el Viernes 7 de Abril y el amanecer del Domingo día 9 del año 30, en el que las mujeres y los discípulos de Jesús encuentran el Sepulcro sin el cuerpo de Jesús.

Este hecho obviamente va estrechamente ligado a la tumba de Jesús. Habiendo podido demostrar cual es la ubicación del mismo y procediendo a su estudio, era obvio que pronto me iba a topar con la Sábana Santa de Turín. Ya los estudios del Kholbeck y Nitowsky señalaban que en la Sábana se encontraban materiales propios de la cantera de Jerusalén situada en el área comprendida entre la Iglesia del Santo Sepulcro y la Perta de Damasco de la Ciudad Vieja, estos materiales son difíciles de encontrar en el resto del mundo, pues solo se dan en áreas muy contadas.

Es el estudio de la Sábana a nivel histórico con una mayor perspectiva y también en relación con la tumba de Cristo (para mayor documentación a cerca de la misma el lector deberá remitirse a mi obra “La tumba de Jesús”) lo que dará al estudio de la Sábana una perspectiva diferente, son elementos complementarios y que encajan pues en este estudio vamos a poder determinar como la Sábana de Turín y la Tumba de Jesús están estrechamente ligados.

En ese sentido también se ha podido determinar una estrecha relación entre la Sábana Santa y el Sudario de Oviedo, por lo que en un próximo estudio sacaremos nuestras conclusiones sobre el estudio de tres elementos claves en la noche de la resurrección: La Sábana, el Sudario y la Tumba de Cristo lo cual nos va a ayudar a resolver gran parte del misterio, no solo tanto de la Sindone y el Sudario en sí, sino también de lo ocurrido en ese lapso de tiempo en el que el cuerpo de Jesús estuvo en la tumba.

Nunca podremos averiguar completamente lo que ocurrió y como ocurrió pues si estamos tratando de un fenómeno tal como la resurrección, obviamente ésta solo puede acatarse por la fe pues carecemos de la tecnología para resucitar a una persona o animal y poder estudiar dicho fenómeno, pero sin embargo por un motivo que desconocemos este fenómeno histórico del S. I. ha dejado unos signos que en el día de hoy nos está dando una cierta información, que sin duda aumentará si el estudio se realiza a nivel global de la tumba de Jesús con la Sábana Santa y el Sudario, con lo que poco a poco veremos que ciertos misterios han de dejar de ser tomados como tal y empezar a aplicarles métodos de investigación histórica como a cualquier otro hecho histórico a estudiar y tratar de comenzar a sacar conclusiones científicas aplicables al mismo.

C OLOCACIÓN de la Sábana Santa sobre el cuerpo de Jesús, en la piedra de la unción de la tumba de Cristo en Jerusalén

L A SÁBANA Santa tiene unas medidas de 410 por 110 centímetros aproximadamente, Se encuentra en la capilla de San Juan Bautista de la Catedral de Turín. Allí aparece una figura de un hombre que presuntamente coincidiría con la de Jesucristo, tanto por la parte delantera como trasera. El color de la imagen es sepia rojizo, que tiende a difuminarse cuando más nos acercamos a observarlo. Esto lo hizo diferente al resto de los iconos de su época, pues no solo la envolvía el halo de misterio en cuanto a sus orígenes sino que además era una imagen sin parangón. Se hicieron cientos de reproducciones pero todas ellas se pueden considerar grotescas si la comparamos con el original.

El 4 de Diciembre de 1.532 se produjo un incendio en la Capilla de Chambery, donde se guardaba la Sábana Santa, pese a que fue rescatada por el consejero del Duque de Saboya, Felipe Lambert y dos monjes franciscanos, al estar guardada en un cofre de plata, éste se derritió dando lugar a unos grandes agujeros en la tela, que motivó que el cardenal Luis de Gorrevod mandara a que fuese arreglada al monasterio cercano de las monjas Clarisas pobres, al frente del cual se encontraba Luisa de Varguin; entrando en dicho convento el día 15 de abril de 1534. Las monjas colocaron una tela holandesa en la parte trasera para darle más consistencia, devolviendo la Sábana el día 2 de Mayo.

En el año 1898 se produce una exposición de la Sábana Santa y se decide hacer una fotografía de tal evento. Esta labor va a quedar en manos de Secondo Pía el cual no era un fotógrafo profesional sino un fotógrafo amateur, abogado de profesión, quien contaba con una de las cámaras fotográficas más adelantadas de la época.

Secondo Pía se quedó sorprendido al ver el negativo era en realidad una imagen en positivo, donde podía observarse la figura de un hombre alto de 1,81 centímetros con barba y una serie de heridas todas las cuales coinciden con lo relatado por los evangelios canónicos. Para Ian Wilson “The Shroud of Turin. The Burial cloth of Jesus Christ” en la Sábana no se encuentra restos de trazado alguno y el hecho de que la negatibilidad de la Sábana fuera creada accidental o deliberadamente parece imposible.

Las fotos de Secondo Pia atrajeron la atención de toda una serie de científicos e investigadores ya que el negativo no solo nos mostraba un positivo sino un hombre con las marcas sufridas propias de la pasión de Cristo, mientras que algunos dijeron que la existencia de estas marcas era la prueba que Jesús no murió en la cruz, sino que sobrevivió: otros sin embargo, como es el caso del Biólogo Paul Vignon del Instituto Católico de Paris llega a manifestar que desde el punto de vista médico, esas heridas marcadas en la Sábana no podían ser el resultado de un trazado humano ya que no había restos de pigmentos; para él, ésta imagen pudo haberse producido a consecuencia de un proceso fisicoquímico mientras que el cuerpo de Jesús estuvo en la tumba, para Vignon (Robert K. Wilcox “The truth about the shroud of Turin. Solving the mistery”) El cuerpo de Jesús fue cubierto de sudor febril rico en urea, que formó carbonato amónico, que en un ambiente calmado, emitió unos vapores que junto al aloe le dio unos tintes marrones a esta figura.