Deshumanizando al varón
© Daniel Jiménez, 2019
Primera edición
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ISBN 978-0-578-57533-9 (tapa blanda)
ISBN 978-0-578-57534-6 (edición digital)
A mi hermano
Índice
Agradecimientos
Me gustaría dar las gracias a Anxo Fernández Dopico, cuya actividad en nuestra página de Facebook ha permitido mantener el interés del público en los asuntos de los hombres a fin de que yo pudiera dedicarme a escribir. Por las traducciones que ha realizado, por los contactos que ha compartido conmigo y mucho más. También doy las gracias a los demás colaboradores de la página, Ígor Salazar, Iván S.G. y Simón Blanco, por sus valiosas contribuciones.
Quisiera igualmente agradecer a todos los que financiaron este proyecto en Patreon, entre ellos Gabriel Correa Herrera. Destaco especialmente las generosas aportaciones de Raúl Casado Linares, Hixem Alfonso Leiva Navas y Pablo M. H. Siempre recordaré la confianza que depositaron en mi trabajo.
No olvido a los comentaristas habituales de la bitácora, entre ellos Antonio Isidro Gallego Raus, Alberto de los Santos Gutiérrez, Francisco J. García M., Santos González Malagón, Emilia Raggi Lucio, Enric Carbó, Arturo Novo Sieira, Matías Pardo Mateos, David M.C., Juan S. Rodríguez., Isabel C. Castro Hermida, Sergio A. Romero E. y José Luis García Fernández y Diego Alejandro Londoño Correa, que desde 2013 continúan participando e interactuando con mis escritos, aportando datos y perspectivas que han tenido un gran impacto en el presente trabajo. Tampoco olvido a todas aquellas páginas que apoyaron y promovieron los textos escritos en mi bitácora, haciendo posible que este proyecto fuera conocido.
Mi agradecimiento también a Abdulwahid Jiménez, amigo de muchos años, por revisar concienzudamente el texto y por sus sugerencias estilísticas. Igualmente importantes han sido las observaciones de David Benito, gracias a las que corregí algunos errores de contenido.
Y por supuesto quiero dar las gracias a mi esposa, cuya comprensión y apoyo han sido fundamentales para el día a día de la redacción. No podría haber tenido mejor compañera en este viaje.
Nuevamente, a todos, gracias.
Prólogo: la torre del encierro
En la diminuta aldea de Theth, situada a gran altura en los Alpes del norte de Albania, se encuentra una inusual y estremecedora reliquia. Se la conoce como la “torre del encierro” (kulla e ngujimit) y es “la única reliquia de esta clase que queda y es fácilmente accesible para los visitantes,” según el escritor de guías de viaje Gillian Gloyer. “La torre se utilizaba cuando una familia estaba ‘en sangre’ –es decir, cuando se encontraba involucrada en una venganza. Los hombres de la casa se encerraban en la torre y vivía allí hasta que un desafortunado pariente hubiera sido asesinado o la deuda de sangre se hubiera resuelto. Las mujeres no corrían peligro de ser asesinadas en una deuda de sangre…” Cuando visité Theth en el verano de 2018, encontré a los dueños de la propiedad ansiosos por ganar algo de dinero cobrando la entrada a su atracción turística. Habían reparado el interior de la torre para transformarla en un pequeño museo, incluyendo una mesa circular con cubiertos en la planta superior, donde los hombres comían mientras vigilaban el perímetro, ante el posible acercamiento de quienes buscaban venganza.
Si bien la torre del encierro es una reliquia, las deudas de sangre no lo son. Con la creciente modernización y urbanización de Albania, la institución ha migrado a las ciudades. En la ciudad de Shkodër (Shkodra), a varias horas de Theth a través las accidentadas carreteras de montaña, los chicos y hombres jóvenes albaneses viven sus vidas enclaustrados en sus casas, temiendo poner un pie en la calle para no resultar asesinados. Incluso hay “vecindarios del encierro” en la ciudad, para proporcionar algo de seguridad en números. En muchos otros países, desde los Balcanes hasta el Sureste de Asia, pasando por Oriente Medio, persisten patrones similares de venganza y deudas de sangre.
La torre del encierro en Theth, Albania (Adam Jones, 2018).
La torre es una metáfora apropiada, transmitiendo simbólicamente las complejidades y paradojas de ‘dominación masculina,’ tanto históricamente como alrededor del mundo contemporáneo. En numerosas sociedades, el poder de los hombres y la masculinidad a menudo se presentan como una dolorosa y desproporcionada vulnerabilidad a la violencia, explotación y muerte prematura. Pero el sufrimiento de los hombres y su dolor como víctimas rara vez recibe atención, y menos aún son condenados con el tipo de indignación moral con el que se presentan los (muy reales) abusos y atrocidades infligidos sobre mujeres y niñas.
También invisible es la forma en que el llamado poder ‘patriarcal’ es a menudo desafiado y contrarrestado –o de forma alternativa, apoyado y fortalecido– por mujeres y las imperantes construcciones de feminidad. Como Daniel Jiménez apunta en este pionero y fascinante libro: “fueron ambos sexos quienes promovieron y perpetuaron los roles de género tradicionales (que también perjudican al hombre), mientras que la terminología actual deposita toda la responsabilidad en el varón al tiempo que invisibiliza y absuelve a la mujer de su construcción.”
Durante décadas –e incluso siglos– los feministas han prestado atención a las maneras destructivas en que el orden social discrimina contra mujeres y feminidades. Sus esfuerzos han de ser elogiados y debe aprenderse de ellos. Menos convincente, sin embargo, es la estrategia feminista estándar de presentar a los hombres y las masculinidades como todopoderosos, moralmente quebrados y dedicados a preservar su hegemonía sobre las mujeres. De hecho, los extraordinarios avances realizados por mujeres alrededor del mundo durante el siglo pasado han sido animados, asistidos y posibilitados de manera crucial por hombres. Ésta es una de las razones por las que, como señala Jiménez, nunca ha habido una insurrección armada de mujeres contra el orden ‘patriarcal’ –porque dicho orden ofrece muchos beneficios a las mujeres, y porque cuando las mujeres se han movilizado contra la violencia y discriminación que experimentan, han encontrado una audiencia receptiva entre los hombres.
A medida que el feminismo se ha establecido como un poderoso paradigma sociopolítico en el Norte y Sur Global, ha provocado una reacción crítica cada vez mayor por sus omisiones, ofuscaciones y tergiversaciones. Muchos feministas serios y concienzudos se han encontrado entre sus críticos. Yo mismo he realizado mi propia contribución a este respecto, y me complace encontrar algunos de mis argumentos citados en estas páginas. Pero creo que no hemos tenido, hasta ahora, una réplica tan elocuente, históricamente matizada y con un rango temático tan amplio como encontramos en Deshumanizando al varón. La revisión de Jiménez del concepto ‘patriarcado’ es profunda y equilibrada, y su relevancia para los debates contemporáneos y políticas sociales es considerable. El autor explora cuidadosamente la