ÍNDICE Gracias por adquirir este eBook Visita Planetadelibros.com y descubre una nueva forma de disfrutar de la lectura ¡Regístrate y accede a contenidos exclusivos! Primeros capítulos Fragmentos de próximas publicaciones Clubs de lectura con los autores Concursos, sorteos y promociones Participa en presentaciones de libros Comparte tu opinión en la ficha del libro y en nuestras redes sociales: Explora Descubre Comparte SINOPSIS Ecos del pasado nos relata los mejores casos de fantasmas, impregnaciones y poltergeist del mundo, de la mano de Laura Falcó. La autora, con un tono coloquial y muy ameno, irá desgranando las historias que impregnan sitios como el Hotel Stanley (Colorado) donde se grabó El resplandor, la torre de Londres, la cárcel de Alcatraz, la Isla de Poveglia, el parador de Cardona o las catacumbas de París, entre muchos otros. El libro incluirá un código que dará acceso a material inédito como imágenes y psicofonías. LAURA FALCÓ LARA ECOS DEL PASADO LOS MEJORES CASOS DE FANTASMAS, IMPREGNACIONES Y POLTERGEISTS PRÓLOGO Seguro que has oído la historia mil veces, pero fue muy importante en mi desarrollo personal y en mi vida. La historia real tampoco es muy conocida, pero tuve la suerte de escucharla de primera mano. Para recordarla tengo que remontarme a finales de los años ochenta del siglo XX.
Por entonces, era un adolescente que ya sentía pasión por los misterios y enigmas. En esas fechas empezó mi pasión por el mundo de la radio. Mis primeros pinitos los hice en una emisora de Zaragoza que tenía una gran penetración social. Se trataba de Radio Heraldo. Ya había oído hablar de la psicofonía de Belchite, obtenida por el equipo de Cuarta dimensión —del que me convertí en colaborador—, pero no imaginaba que la persona que miraba mis auriculares y mi micrófono para que todo se oyera bien era el realizador técnico —Ricardo Martínez se llamaba— que había sido el responsable de conseguir uno de los documentos sonoros más misteriosos y enigmáticos que jamás se hayan obtenido... Fue él quien grabó aquella psicofonía —repetida en mil sitios y mil lugares — gracias a una serie de micrófonos y cables que extendió en Belchite, una localidad en la cual, durante la Guerra Civil, sus habitantes habían sufrido varios ataques aéreos que destrozaron vidas y viviendas durante los días que duró aquel asedio.
Lo que ocurrió allí fue terrible. Hoy se ha convertido en un museo del horror que se vivió en nuestro país en esos tiempos. Su aspecto es entre aleccionador y angustioso: se encuentra tal cual quedó tras los ataques aéreos convertido en testigo de esa locura. Es un esqueleto de edificios, iglesias y piedra. No se sabe cuánta gente murió en los ataques; seguramente fueron cientos de personas, pero sí se sabe cuántos edificios fueron derribados: ¡todos! Y entre esas huellas quedó algo que el técnico descubrió cuando revisó los doscientos cuarenta minutos que había grabado aquella noche. Y es que en una parte de esa grabación —aproximadamente durante unos treinta minutos— se escuchaban gritos, bombas, aviones en vuelo rasante...
Pero aquellos sonidos solo eran audibles en cinta magnetofónica, ya que los presentes no escucharon durante toda esa noche nada anormal. Tras revisar todo y después de cerciorarse de que los equipos estaban bien no le quedó más remedio que admitir que lo grabado escapaba a toda explicación lógica. Era como si parte de ese terrible pasado hubiera quedado registrado en una suerte de éter y, de vez en cuando, como si se tratara de un eco, se manifestaba desde su ubicación en el más allá. En aquella ocasión, los magnetófonos —tan sensibles que podían grabar aquello que a veces se escapa a los oídos— habían logrado captar aquello. Ecos del pasado como el que acabo de citar son los que el lector encontrará en este libro de Laura Falcó Lara, que cuando iba a iniciar sus relatos me comentó cuál era el contenido de la sección radiofónica que estaba preparando: contar historias y sucesos que ocurrían en lugares en los cuales había quedado una huella de un pasado —como aquella— que en la mayor parte de ellos había sido trágica. Es lo que en parapsicología se conoce como impregnación.
Supe que lo que iba a contar sería un triunfo. Y no me equivoqué. Esa sección, a la que denominó «Ecos del pasado», se convirtió al poco de empezar a emitirse en el programa La rosa de los vientos de Onda Cero — programa que tengo la inmensa fortuna de dirigir— en un auténtico éxito y ha terminado por ser una de las secciones imprescindibles en ese mosaico de temas y secciones que es el programa. Cuando se emite cualquier cosa, suelo visualizar mil transistores de radio y agudizo los sentidos y la intuición para saber qué es lo que hace la gente mientras se dice algo. Y cuando suenan los «Ecos del pasado» de Laura Falcó percibo que la gente potencia su atención y esos transistores se mantienen encendidos y nadie los toca. Suelo utilizar esa técnica muy a menudo; es la que a veces me hace decidir si cambio de tema o tengo que decir algo que capte la atención del oyente si siento que ha cambiado.
Con ella no hace falta cambiar nada, porque sé que los oyentes siguen sus historias con pasión y algo de miedo, que son dos elementos que, si se dan en conjunto, auguran éxito en la radio. Laura es capaz de contar con rigor, pero a la vez huir de discursos tenebrosos y narrar esos sucesos de forma cercana y agradable. A partir del día siguiente a la emisión compruebo habitualmente, siguiendo las descargas en internet, que «Ecos del pasado» tiene una audiencia extraordinaria: esta sección está cada semana entre lo más descargado del programa. Es una sección con magia... Ahora, esa magia llega al papel y transcribe algunas de las historias asociadas a lugares siniestros, terribles, con unos hechos trágicos detrás y un presente en el que ocurren cosas que escapan a nuestra comprensión. Disfrutad con lo que os va a explicar a partir de esta página.
Lo vais a hacer. Ya veréis como sí. Cuando paséis de página comprobaréis que os digo la verdad. BRUNO CARDEÑOSA ALCATRAZ California (EE. UU.) Alcatraz, conocida como La Roca, es una pequeña isla situada en el centro de la bahía de San Francisco. Su carácter inexpugnable probablemente ha marcado su destino.
En ella se localizan el faro de Alcatraz y la edificación que conocemos como «prisión» y que a lo largo de su historia ha sido utilizada como fortificación militar, como cárcel militar y, posteriormente, como prisión federal, hasta echar al fin el cierre en 1963. Se convirtió en parque nacional en 1972 y recibió la consideración de Hito Histórico Nacional —reconocimiento que el Gobierno federal de Estados Unidos concede a edificios, lugares, objetos o distritos, por su importancia histórica— en 1976 y 1986. Foto: Shutterstock Hoy en día, la isla forma parte del Parque Nacional Golden Gate y es quizá uno de los mayores atractivos turísticos en la zona. Pero en el pasado, no fue así... La primera parte de su historia se vincula al ejército. En 1853, el Cuerpo de Ingenieros comenzó a fortificar la isla, labor que duró hasta 1858.
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