Nos gustaría aclarar algunos aspectos sobre los hechos descritos que, de haberlos incluido en la narración, habrían afectado la fluidez de la misma.
En el capítulo 4 describimos hechos relacionados con la desaparición de Vernon Ramos, el oficial de la Superintendencia del Mercado de Valores de Panamá, quien desapareció mientas investigaba a la casa de valores Financial Pacific. Algunos detalles de la descripción del día de su desaparición son ficticios, pero los hechos fundamentales son reales. Algunas personas en Panamá piensan que Ramos aún está vivo. Esperamos que tengan razón.
En el capítulo 5 describimos el arresto del abogado Jesús Valeiro, en medio de una situación un tanto confusa en una casa utilizada para una fiesta en la que participaban prostitutas. Aunque algunos detalles menores son ficción, el hecho es real y fue ampliamente reportado por La Prensa. Un reporte de la policía panameña detalla cómo Valeiro indicó a los oficiales que era consejero del entonces presidente Ricardo Martinelli, lo que también consta en los correos internos de Mossack Fonseca.
Agradecimientos
En primer lugar, agradecemos a Ana María de Vásquez, la madre de Rita, quien desde el inicio de la investigación colaboró traduciendo los textos de inglés a español. Su ayuda fue invaluable, lo mismo que su apoyo emocional durante estos momentos tan difíciles.
A Daniel, quien generosamente nos enlazó con María del Carmen, sin su entusiasmo inicial este libro nunca hubiera sido una realidad.
A los editores de Penguin Random House, María del Carmen y Ariel, cuyo trabajo de edición de este libro ha sido increíble.
Jeffrey Savitskie, editor y amigo de muchos años… sin sus consejos y experiencia, Scott no habría logrado este relato.
Hay muchísimas otras personas sin cuya ayuda este libro no se hubiera escrito, sin embargo hemos decidido agradecerles en privado, pero queríamos asegurarnos que supieran que no los hemos olvidado.
Finalmente, y no menos importante, al ICIJ, y en particular a Marina Walker, Mar Cabra y Emilia Díaz, al igual que a los otros periodistas que trabajaron en este proyecto tanto en Panamá como internacionalmente.
Éste fue un reto profundamente personal para nosotros y lleno de dificultades, pero al mismo tiempo fue una oportunidad de crecimiento profesional que nos permitió trabajar con un grupo diverso y talentoso de periodistas.
1
Una visita intimidatoria
Jürgen Mossack atravesó las pesadas puertas negras de metal que rodean las oficinas de La Prensa, el principal periódico en la República de Panamá; pasó por el detector de metales que se encuentra en el vestíbulo y subió las escaleras que lo llevaron a la sala de juntas. En su recorrido tropezó con fotografías históricas de un país que lo adoptó en sus primeros años de vida, imágenes que cuentan episodios de la historia patria y de los inicios del diario durante la dictadura militar.
Mossack, uno de los abogados más poderosos del país, iba acompañado por dos de los principales miembros de su bufete; acudía al periódico para una reunión “fuera de registro” solicitada con antelación durante esa misma semana por su socio, Ramón Fonseca. Al igual que en los días de la dictadura, cuando los secuaces de Noriega asistían con regularidad para acosar al personal del periódico y censurar lo que se pretendía publicar, Mossack acudía para, tal vez de una forma más elegante, intimidar al periódico con la finalidad de lograr que se dejase de investigar a su firma.
El día anterior, 15 marzo de 2016, su oficina había sido rodeada por seis equipos internacionales de televisión, causando un gran revuelo en Panamá; con lo que no contaron fue con que los pacientes y empleados de la clínica que se encuentra en la planta baja del edificio donde se ubica la firma publicaran en las redes sociales imágenes de la aglomeración. Sin duda todo el alboroto causó inquietud entre los abogados panameños, y las especulaciones no se hicieron esperar: “Hay una investigación muy grande con la gente de Mossack…”; “Seguro tiene que ver con la investigación de Lava Jato en Brasil”, nos comentaron algunos de nuestros conocidos más cercanos. Lo que hasta entonces se ignoraba era que los periodistas internacionales apostados en la puerta de entrada de Mossack Fonseca formaban parte de la colaboración periodística más grande de la historia, liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, conocido como ICIJ.
Un año antes, en febrero de 2015, el ICIJ había sido contactado por periodistas del Süddeutsche Zeitung, un periódico alemán con sede en Múnich, a quienes les fue filtrada la base de datos completa de la firma; la filtración sin precedentes contenía información desde el año de 1977. Jürgen Mossack no tenía un real conocimiento de la magnitud de la investigación de que era objeto cuando entró a las oficinas de La Prensa, lo único de lo que creía estar seguro era de que el diario tenía algo que ver con los eventos del día anterior, y aunque no podía controlar lo que los medios internacionales informaran sobre su bufete, podía tratar de mantener sometidos a los medios locales.
Ya en la sala de juntas, fueron recibidos por Luis Navarro, presidente de la junta directiva de la corporación; Rolando Rodríguez, director asociado y jefe de la unidad investigativa, y Lourdes de Obaldía, directora de La Prensa. Mossack entró con el aire de superioridad que sólo tienen aquellos acostumbrados a salirse con la suya, lo cual no era de sorprender: el alcance de las operaciones de su bufete pasó de unas modestas oficinas en la ciudad de Panamá a tener presencia en los paraísos fiscales más exóticos del mundo. Entre sus clientes figuraban importantes miembros del jet set internacional, multimillonarios, jefes de Estado, y alguna que otra celebridad del cine y del deporte.
Sin embargo, la reunión prosiguió sin mayor conflicto. Mossack y su equipo expresaron sus ideas y justificaron su negocio, y los directivos del periódico escucharon e hicieron preguntas cuando lo consideraron apropiado. Lejos estaba Mossack de conocer que sus interlocutores conocían perfectamente su pasado, que había nacido en Alemania y era hijo de un ex oficial nazi de las SS; salió de Europa en los años siguientes al final de la Segunda Guerra Mundial y llegó a Panamá, donde no sólo encontró un nuevo país sino una nueva identidad.
Las publicaciones hechas por La Prensa —que por esos días había dado a conocer dos noticias sobre la firma, una que guardaba relación con su hasta entonces supuesta implicación en el caso