Diego Castillo - El orgullo de Morelos: Nacido narco (Las historias de la ciudad) (Spanish Edition)

LA DEDICATORIA

INDICE DE CONTENIDOS

1. EL PREÁMBULO

2. LOS INICIOS

3. EL ASCENSO

4. EL BARRIO ARDE

5. LA ERA DEL TERROR

6. JUEGO DE VILLANOS

7. CALAVERA COME CALAVERA

GLOSARIO DE
TERMINOS Y EXPRESIONES

LAS HISTORIAS DE LA CIUDAD

SOBRE EL AUTOR

• Este libro contiene ejemplos de argot, expresiones coloquiales y regionalismos. Hemos incluido de los términos y expresiones utilizados al final del libro.

Corría el verano de 1983, la Ciudad de México aún se encontraba consternada con el terremoto del año anterior, la economía nacional caía en picada con el inicio de las Reformas Estructurales que el Partido de la Revolución Nacional ejecutaba y convertirían al país en una economía neoliberal. La pobreza crecía a niveles exponenciales y con ella la violencia principalmente en las ciudades, que con el abandono gradual del campo, concentraban cada vez más población. La capital del país era de todas la que presentaba un mayor índice delictivo, pues junto con la crisis económica, la referida explosión demográfica causada por la inmigración del resto de la República y por las pocas medidas de planeación familiar de la población, hacían de esta ciudad una caótica urbe con muchísimos focos propensos a la génesis de la delincuencia con las nuevas modalidades de fin de siglo.

En ese contexto nace Juan Tostado el mayor de siete hermanos. Su padre Gabriel Tostado, hombre de recio carácter, alcohólico, agresivo, se dedica a la compraventa de todo tipo de mercancía que entrara o saliera de su barrio natal. La siempre conflictiva Colonia Morelos, ubicada en el corazón de la Ciudad de México, era una de las más violentas, tradicionales y difíciles del país. Su madre Lupita Chilapa hija de migrantes guerrerenses creció en la misma colonia, se dedicaba al hogar por “órdenes” de su marido y padre de Juan a quien conoció en la Secundaria de la colonia, la cual ambos dejaron trunca con la llegada al mundo del primogénito a la jóven edad de 14 años. Ese acontecimiento marcó su vida y destino, pues a partir de ese momento, Gabriel se inició en el “negocio” y Lupita estuvo condenada a atender a su familia.

Juan Tostado creció en medio de un ambiente de constante tensión y violencia dentro y fuera de casa. Machismo, carencias, adicciones y responsabilidades a muy temprana edad que hicieron que su proceso de maduración fuera precoz y muy complicado. Juanito era un niño inquieto. Asistió a la primaria y secundaria del barrio, donde siempre se mostró introspectivo, poco audaz para los estudios, hiperactivo e incluso violento. Desde esa infantil etapa mostraba dotes de líder y sobre todo una aguda astucia para la persuasión, las negociaciones y sobre todo su voz y voluntad se imponían ya fuera por la fuerza o por la retórica; estas “cualidades” poco a poco lo fueron convirtiendo en un pequeño líder para los otros niños y posteriores adolescentes que lo veían como el macho alfa, el jefe, el patroncito y en un futuro no muy lejano, esos niños tomarían el control del barrio y de todos los negocios ilícitos que en él se desarrollarían. Tostado, quien tenía cierto fenotipo que le hacía aparentar una mayor edad por su estatura y embarnecido cuerpo estaba a la cabeza e iniciaba el camino de una larga y notable carrera delictiva aquella mañana del mes de abril de 1999.

-¡Juanito despierta!, ya son las 6, Apúrale o de nuevo te vas a quedar afuera de la escuela.

-¡Ay ma, chingao estoy cansado!, no ves que ayer fui por mi jefe que andaba de pedo con el cacarizo, se puso necio y lo tuve que meter casi a madrazos al cantón como a las 4.

-No me importa escuincle, ya te he dicho muchas veces que te apliques en la escuela, es lo único en esta vida que se sacará adelante y te hará un hombre de bien, no como los malandrines que viven en esta colonia. No hijo, tú debes ser otro tipo de persona y ser ejemplo para tus hermanos que te ven como su héroe.

-¡Ma, no chingues! eso es mentira, en este pinche país estudiar no sirve para nada, ve al hijo de doña Juana, el pinche Edgar, ese cabrón terminó su carrera en la UNAM disque da clases y míralo, siempre bien jodido, no tiene coche, vive con su jefa, se viste bien chafa y nunca trae varo… ¡Ni madres, yo no quiero vivir así!, en cambio ve al “cráneo”, el mero chingón del barrio, ese wey sí que sabe vivirla chido, es un garufa de primera.

Ese wey hace lo que quiere, trae hartas viejas bien buenas, se viste al tiro, trae puro carrazo, armas, billete, tiene bares y negocios en el barrio y nadie se le pone al pedo, hasta la policía se le cuadra a ese cabrón. Yo quiero eso jefa, ser un chingón como él y traer a todo el barrio formado, es más ya ando armando mi banda y en unos años ya verás cómo hasta al pinche cráneo desmadramos. Aparte mi jefe me va a apoyar ya verás ahorita que despierte te dirá qué tranza.

-Hijo, ¡no seas tonto!, esa vida no te llevará a nada bueno, si a caso tendrás momentos de abundancia y placeres, pero eso se termina. Es más importante la dignidad, la integridad, la honestidad y sobre todo la paz. La delincuencia no es un juego, yo llevo toda mi vida en este barrio y he visto la decadencia de las pandillas y sus miembros, de los niños con los que crecí pocos son los que quedan vivos, muchos otras están en la cárcel y muchas chicas viven de la prostitución, ninguno de ellos lleva una vida plena y mucho menos agradable, es una tontería eso que me dices.

Así que anda, levántate y vete a la escuela.

-Ya te dije que no jefa, la pinche escuela no es pa´mí…

Intempestivamente entre tanto dime y direte, se despertó Don Gabriel con una imponente resaca, un monstruoso dolor de cabeza y con voz de enfado intervino:

-Ahora ¡¿qué significa tanto pinche gritadero?! ¡no me dejan dormir!. ¿Qué chingao se traen, Juan?

-Pues mi mamá, jefe. Ya le dije que no quiero seguir en la escuela, esas son pendejadas; tú no terminaste la secu y nos mantienes a todos y tu patrón el Cráneo no tiene ni la primaria y le va bien chido, ¡yo quiero ser como ustedes!

-Ah que chamaco tan cabrón me saliste, pues mijo, esta vida no es para nada sencilla, todos los días son una chinga, hay mucha violencia, peligro en la calle, mucho riesgo. A mí me ha costado mucho trabajo sobrevivir en ese mundo, está cabrón.

-Pero jefe, tú a mi edad ya eras parte de la banda del Cráneo, los calavera, ya taloneabas, caqueabas, ya mercabas y hacías business, ya pesabas en el barrio. Yo quiero seguir tus pasos y llegar a ser tan cabrón como tú o más si se puede. Ándale, dame chance, dile a mi jefa que no se ponga brava.