B REVE HISTORIA
DEL Á FRICA
SUBSAHARIANA
B REVE HISTORIA
DEL Á FRICA
SUBSAHARIANA
Eric García Moral
Colección: Breve Historia
www.brevehistoria.com
Título: Breve historia del África subsahariana
Autor: © Eric García Moral
Copyright de la presente edición: © 2016 Ediciones Nowtilus, S.L.
Doña Juana I de Castilla, 44, 3º C, 28027 Madrid
www.nowtilus.com
Elaboración de textos: Santos Rodríguez
Diseño y realización de cubierta: Universo Cultura y Ocio
Imagen de portada: Afrika map 1660
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).
ISBN edición digital: 978-84-9967-831-3
Fecha de edición: Enero 2017
Depósito legal: M-41188-2016
El periodista Xavier Aldekoa evocó la imagen de un océano para definir la diversidad del continente africano. Para mí, la historia africana es como un universo infinito, repleto de recovecos por descubrir y otros que nunca serán hallados, con tantos planetas, sistemas y galaxias que resulta complicado hablar de «África» y pretender abarcarlo todo. Esta es la razón por la que el libro empieza con una sincera advertencia para el lector. En estas páginas no encontrará «la historia africana» en su totalidad, sino sólo una parte de ella. Resumir miles de años en una obra breve es una ardua tarea, incluso me atrevería a decir que es un propósito imposible de alcanzar. Es inevitable que algunos temas queden en el tintero mientras otros tengan una cierta preeminencia. Los aquí elegidos son los que yo mismo, como historiador africanista, he creído adecuados para dibujar un retablo general de la historia africana, de su riqueza, contradicciones y diversidad. Todo ello a partir de episodios concretos que ayudan a entender dinámicas más amplias. Otro autor quizá hubiese preferido centrarse en otros puntos y optado por un enfoque diferente. En mi caso, he intentado alejarme de generalizaciones y ofrecer una visión panorámica de las realidades históricas, conectando África con el mundo y resaltando aquellos aspectos que me parecen fundamentales a la hora de entender a las sociedades del continente, incidiendo en la perspectiva africana sobre su propia historia. Puede considerarse este libro como un pequeño telescopio que permite atisbar un diminuto espacio del universo africano, uno que espero que despierte las ganas por descubrir el continente, por acercarse a él y conocerlo de forma íntima.
También debo advertir al lector de que en las siguientes páginas no se hablará del continente en su conjunto, sino del África subsahariana o África negra que es, precisamente, la región más maltratada por los tópicos. Es por ello que el libro pretende ser un mazo con el que derrumbar los estereotipos sobre los africanos y su historia, pero también una ventana a través de la cual observar, telescopio en mano, a unas sociedades que han caminado durante siglos por senderos diferentes al nuestro.
África tiene historia. Para todos aquellos que la visitéis por primera vez, bienvenidos. Y para los reincidentes, espero que vuestro interés siga creciendo a través de estas páginas.
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El título de este capítulo puede parecer una obviedad, pero no lo es tanto si nos detenemos a pensar en cuánto conocemos sobre la historia africana. Si saliéramos a la calle y entrevistáramos a cien personas escogidas al azar, la inmensa mayoría evocaría las mismas imágenes al hablar de África: pobreza, sequías, hambre (las tres con niños enfermos o famélicos como protagonistas), violencia, y a Nelson Mandela, que parece ser la única figura histórica del continente que ha logrado captar nuestra atención. Por supuesto, todo ello existe en África, pero también existe en el resto del mundo y no en todos los lugares se toman casos concretos como ejemplos de todo un conjunto. La imagen de un continente salvaje, atrasado y misterioso ha captado también la atención del público, pero este pocas veces ha decidido indagar si el contenido sobre África que se le ofrece, desde los medios de comunicación o incluso en las escuelas, es justo con la realidad africana. Resulta demasiado común pensar en las sociedades africanas como grupos de personas divididas en tribus atávicas, con costumbres anticuadas y modos de vida superados en Occidente siglos atrás. De este modo, la historia de África se perfila como algo estático, detenido en el tiempo, sin ningún tipo de evolución. Y así, África parece un continente cuya historia empieza cuando los europeos iniciaron la conquista colonial o, en el mejor de los casos, cuando los europeos emprendieron el abyecto comercio de esclavos. Pues bien, este libro pretende demostrar lo contrario y situar a los africanos en el lugar que les corresponde en la historia del mundo. La historia de África no es una sucesión de tribus luchando entre ellas, nunca lo fue, no al menos desde la prehistoria. Las tribus, en África, hace tiempo que no existen en el sentido en el que las imaginamos y las que aparecen en documentales no son más que excepciones y ejemplos postreros de modos de vida muy antiguos. Al hablar de tribus se simplifica el espectro sociocultural de las sociedades y se niega su capacidad para constituir organizaciones complejas, cosa que, como demostraremos, abundaron –y abundan– en África.
África es la cuna de la humanidad, así que podríamos decir que su historia es la más longeva. Desde la prehistoria las sociedades africanas siguieron su propio camino hacia el presente. Su ruta no fue la misma que en otros lugares del mundo, ni tampoco su lugar de partida. Las sociedades africanas comparten rasgos culturales comunes entre ellas pero también una rica diversidad y pluralidad que resulta diáfana si tenemos en cuenta las dimensiones del continente.
En África hubo reinos e imperios cuya pujanza fue similar, si no superior, a la de sus contemporáneos del norte. Pocos conocen la historia de estos imperios que dominaron el continente en la llamada época clásica africana y son menos aún quienes saben lo que ocurría en África durante la trata de esclavos atlántica o durante la colonización europea. Esto se debe al hecho de que al hablar de historia africana, por ejemplo en los colegios, en realidad lo que se hace es hablar de la historia de los europeos en África.
En este mapa del continente, creado por Kai Krause, se pueden apreciar sus verdaderas dimensiones. África resulta más grande que la combinación de Estados Unidos, China, India, Japón y toda Europa.
La historia africana podría dividirse en diversas etapas: prehistoria, antigüedad, siglos oscuros (ss. I-VII d. C.), época clásica (ss. IX -XVI d. C.), período predador (ss. XVII-XIX d. C.), período colonial (ss. XIX-XX d. C.) y período independiente (ss. XX-XXI d. C.). Por supuesto, la historia no se divide en compartimentos estancos pero esta división nos permite crear un esquema mental en el que situar los acontecimientos que estamos a punto de narrar.
Los historiadores contamos con diversas herramientas para reconstruir la historia africana. Las fuentes escritas no son tan abundantes como en otros continentes debido a que en África la transmisión de conocimientos se realiza en general de manera oral. Pero este hecho no puede llevarnos a pensar que las fuentes escritas no existen. Estas existen desde tiempos antiguos, en Egipto. Más tarde los escritores grecorromanos dejaron sus testimonios sobre las zonas de África que visitaron, principalmente el norte del continente, y el territorio circundante al egipcio. A estos les siguieron los autores árabes, como el famoso viajero Ibn Battuta, que describieron las sociedades con las que contactaron en África Occidental y en la costa oriental. Al entrar en la órbita del islam, los sabios africanos también empezaron a escribir en árabe, dejando para la posteridad libros y textos de incalculable valor para reconstruir la historia precolonial de muchos puntos del continente. En la ciudad de Tombuctú, al norte de Mali, se hallan miles de pergaminos y manuscritos que datan de muchos siglos atrás. A partir del siglo XV también contamos con los testimonios escritos por los europeos que empezaron a navegar por las costas africanas y a penetrar tímidamente en el interior. Los documentos coloniales siguieron a los de los exploradores. Resulta evidente, pues, que la mayoría de fuentes escritas sobre el continente las elaboraron personas extranjeras, por lo que dichas fuentes ofrecen en muchos casos una perspectiva ajena a las sociedades africanas. ¿Dónde podemos encontrar la perspectiva africana? La respuesta es sencilla: en las fuentes orales.
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