Ilustración en blanco y negro de Sócrates
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Gowing, Thomas. La filosofía de las barbas / Thomas Gowing 1ª ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : EGodot Argentina , 2019 .
Libro digital, EPUB.
Traducción de: Jorge Fondebrider.
ISBN 978-987-4086-77-8
1. Cultura . 2. Filosofía Ⅰ. Fondebrider, Jorge, trad. Ⅱ. Título.
CDD 190
ISBN edición impresa:
Título original
The philosophy of beards
© 2019 Ediciones Godot
Traducción Jorge Fondebrider
Corrección Renata Pratti
Diseño de tapa e interiores Víctor Malumián
Ilustraciones de Sócrates, Confucio, Leonardo Da Vinci, David Henry Thoreau, Charles Darwin y Karl Marx Juan Pablo Martínez
© Ediciones Godot
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Buenos Aires, Argentina
Digitalizado en EPUB3 3.2 por DigitalBe© (
Junio/2019)
InclusivePublishing: este ebook cumple con la recomendación técnica de Accesibilidad para consumidores con capacidades visuales, auditivas, motrices y cognitivas diferentes.
Tabla de contenidos
Índice
Guía
Paginación equivalente a la edición en papel (978-987-4086-68-6)
Prefacio
L a conferencia que sigue —la primera, creo, sobre este tema específico— tuvo un cálido recibimiento por parte de un público numeroso y animado, y recibió largas y halagadoras reseñas del Ipswich Journal y del Suffolk Chronicle, diarios locales. A mi editor, emprendedor y progresista, le ha parecido merecedora de una mayor circulación. ¡Ojalá los lectores piensen como él y se la saquen de las manos con la misma libertad con que él me la ha arrebatado de las mías!
Desde su aparición, fueron añadidas muchas notas a la conferencia, que, es de desear, permitirán entretenimiento e información. Solo me resta hacer mi reverencia, desearles a mis frates barbati larga vida a sus barbas y gritar:
Pivat Regina!
Floreat Barba!
Leonardo da Vinci (Vinci, 1452 - Amboise, 1519)
Introducción
N uestro poeta más universal e imaginativo, cuyos versos únicos son a menudo síntesis y epítomes de poemas, hace que Hamlet exclame: “¡Qué espléndida obra es el hombre! ¡Qué noble en su razón! ¡Qué infinito en su facultad! En su forma y movimiento, ¡qué expresivo y admirable! En su acción, ¡qué similar a un ángel! En comprensión, ¡qué parecido a un dios! ¡Belleza del mundo! ¡Modelo de animales!”. Y, sin embargo, esa misma criatura gloriosa, tan digna de elogio, en singular contradicción, ¡es tan desmemoriada de sus más altos atributos, que puede despreciar su razón!, ¡ignorar sus infinitas facultades!, ¡desfigurar deliberadamente esa forma tan expresiva y admirable!, ¡rebajarse a acciones más propias del demonio que del ángel! ¡Ahogar su capacidad de comprensión divina en la bebida! ¡Afeitar su majestuosa belleza y convertirse, en lugar de en modelo, en parodia de animales!
¡Oh, Moda! ¡La más poderosa, pero la más caprichosa de las diosas! ¡A qué extraños caprichos sometiste a los hijos e hijas de los hombres! ¿Qué cosa hay tan encantadora que con una palabra no puedas transformar en un objeto de disgusto o aborrecimiento? ¿Qué cosa es tan fea y repulsiva que no tengas el arte de exaltar y convertir en una imagen dorada para que veneren tus esclavos, so pena del fiero fuego del ridículo? ¡Podría hacerse una recopilación de las formas y figuras, modas y mascaradas que les has impuesto con demasiada frecuencia a tus voluntarios devotos, que le exigiría a la imaginación más vívida, a la más fantástica trama de fantasía, que proporcionase una descripción de los contenidos incongruentes!
¡Puede que ningún rasgo humano haya estado más sujeto a los cambiantes humores de la Moda que la Barba, sobre la cual esta noche nos proponemos ofrecer algunos datos, con la esperanza de poder demostrar que en ningún caso esta ha sido culpable de ofensas más deliberadas contra la naturaleza y la razón! Con ese objetivo en mente, se examinarán la estructura, la intención y el uso de la Barba, y se señalarán sus relaciones artísticas; luego se trazará su historia; y se responderá después brevemente a algunas objeciones sobre llevar Barba, no incluidas en el tema precedente.
Fisiología
U n pintoresco y antiguo autor latino pregunta: “¿Qué es una barba? ¿Pelo? ¿Y qué es el pelo? ¿Una barba?”. Tal vez la barba pueda definirse con mayor claridad si afirmamos que hasta cierto punto es todo el pelo visible que hay en el rostro debajo de los ojos, que crece naturalmente a los costados de la cara y hacia abajo, que cruza las mejillas formando un arco invertido, que bordea los labios superiores e inferiores, cubriendo por arriba y por abajo el mentón, y que cuelga delante del cuello y la garganta (siendo los bigotes y las patillas meras partes de un todo general). El pelo de la cabeza difiere del de la barba. En una vista microscópica ampliada, este último se ve parecido a un cilindro achatado, que se va angostando hacia el extremo. Tiene una funda exterior rugosa y un revestimiento interior más fino; y, como una planta, alberga una médula central que consiste en aceite y materias pigmentadas. En sus partes inferiores es bulboso y las fibras capilares descansan en una gran vesícula. El bulbo está encerrado en un pliegue de la piel y se incrusta en las glándulas sebáceas. La raíz por lo general está insertada de manera oblicua en la superficie. Evitando más detalles, permítaseme dirigir su atención a la circunstancia de que, mientras que el cabello de la cabeza solo está provisto de un tubo medular, el de la barba está provisto de dos . ¿No es un hecho llamativo para comenzar? ¿Y no sugiere de inmediato que esta disposición adicional debe tener un propósito especial? Lo tiene, como veremos ahora; y solo agreguemos que el pelo de la barba está más profundamente insertado y es más duradero; más chato, y de ahí con mayor predisposición a enrularse.
Como la barba hace su aparición simultáneamente con uno de los cambios naturales más importantes en la constitución del hombre, en todas las épocas ha sido considerada como la insignia de la hombría. Todas las razas principales de hombres, tanto de climas cálidos como fríos, que dejaron estampado su carácter en la historia —egipcios, indios, judíos, asirios, babilonios, persas, árabes, griegos, romanos, celtas, turcos, escandinavos, eslavos— fueron provistas de un abundante crecimiento de este abrigo natural. En consecuencia, sus empresas se distinguieron por un vigor y una audacia acordes. Resulta también indiscutible que sus mayores esfuerzos fueron contemporáneos a la existencia de sus barbas; y una investigación minuciosa demostraría que el crecimiento y la caída de ese rasgo natural ha tenido más influencia en el progreso y la declinación de las naciones de lo que hasta ahora se ha sospechado. A pesar de que existen excepciones individuales, la ausencia de barba es por lo general un signo de debilidad física y moral; y en las tribus degeneradas que carecen por completo de barba, o que la tienen muy deficiente, hay una falta consciente de dignidad varonil y de contento además de una condición física, moral e intelectual baja. Tales tribus deben ser buscadas por el fisiólogo y el etnólogo; el