Nota preliminar
Este libro indaga en un asunto que concierne y preocupa a numerosos españoles, pues trata de por qué, cuándo, dónde y de qué manera se va formando eso que llamamos España, guste más o guste menos el concepto de casa común, tierra madre, patria, Estado o nación de países.
Se trata de un tema candente, aún sin resolver en determinados lugares o entre cierto número de personas, que conviene alumbrar desde una perspectiva nueva, contemporánea, despojada de prejuicios y tópicos que distorsionan la visión de conjunto.
Una de estas perspectivas es la simbólica. Con esta herramienta de análisis se fusionan distintas interpretaciones de la Historia, de la puramente psicológica a la que ofrece la sociología, lo que implica tanto la implacable lucha por el poder de individuos y naciones y el afán de prestigio como las crisis de descontento social, el determinismo geográfico o el factor económico. Los símbolos son creaciones del metalenguaje, imágenes, objetos o personalidades que representan una esencia depurada o encierran un significado de largo alcance. Nos ayudan a descifrar los mensajes que emite la Historia como experiencia viva y acumulada. Nos permiten asimismo establecer categorías y comprender la voluntad humana que subyace en ellos, o su realidad más genuina y menos banal, pues representan formaciones de conocimiento sólidas y potentes, que no se resquebrajan. Una hermenéutica en la que conviene profundizar.
Por qué España es un ensayo de divulgación, una fórmula que en nuestro país inauguraron los krausistas junto con los regeneracionistas y que los maestros del 98 llegaron a hacer popular. Como tal, el libro se propone entretener e instruir, descubrir aspectos olvidados y reunir lo disperso en una interpretación que se acerca a veces a la Filosofía de la Historia.
La obra pretende también contribuir al debate de la realidad estructural de España y su idiosincrasia global, pues no deja de ser cierto que todas las antiguas naciones que señaló Roma, madre o madrastra, tienen un carácter propio y una acusada personalidad.
Disculpen, por favor, los errores y omisiones que puedan encontrar, y que disfruten con este viaje.
Quiero dedicar este libro a mis diez hermanos,
porque ya se lo debía.
Con amor y reconocimiento a Teresa, Antonio (ya fallecido, un hombre que jamás hizo daño a nadie y mi mejor lector), Henar, Miguel, Javier, María, Beatriz, Juan, Pablo y David (que es también mi ahijado mayor). Personas espléndidas que forman parte de lo que soy.
Se lo dedico igualmente a mis cuñados/as. Adorables «postizos» que saben querer y comprender a esta gamberra familia. Y cómo no, a la magnífica colección de sobrinos, con sus cónyuges y preciosos hijos.
Y por supuesto, muy especialmente, al imborrable recuerdo de nuestros padres Ina y Antonio, formidables causantes de todo esto.
O voi ch’avete li’ntelleti sani, mirate la
dottrina che s’asconde sotto ‘l velame de li
versi strani.
(Oh vosotros que tenéis la mente sana, mirad la
doctrina que se esconde bajo el velo de los
versos extraños.)
D ANTE A LIGHIERI
¡Oh patria! Cuántos hechos,
cuántos nombres,
cuántos sucesos y victorias grandes...
Pues que tienes quien haga y quien te obliga,
¿por qué te falta, España, quién lo diga?
F ÉLIX L OPE DE V EGA
España es la nación más fuerte del mundo, lleva siglos tratando de destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido.
O TTO VON B ISMARCK
PIEL DE TORO
CABEZA BIFRONTE
Mapa de Iberia de Estrabón.
La Península Ibérica: una realidad física de perímetro preciso cuyo contorno la identifica. Cabeza bifronte en el extremo meridional del occidente de Europa, su territorio contiene una gran variedad climática debido a su orografía, posición en el paralelo terrestre y por estar expuesta al Océano y el Mar Interior. Sus rotundas cordilleras y anchos cauces fluviales la dividen y vertebran.
País agreste de pastores y marineros, domeñó metales y aprendió a cultivar la tierra. Hace dos mil años vivió su integración en una comunidad política (Roma), lingüística (latín) y religiosa (Cristianismo), encajó distintas invasiones, se fragmentó con el feudalismo y volvió a reunirse en los albores de la Edad Moderna.
Muchos son los símbolos que ha acumulado a lo largo de la Historia, pero éste de su carcasa geográfica es el primero de todos, el que encarna su realidad ineludible, el fundamental para entender que tantos pueblos dispares hayan podido tener una idiosincrasia y destino secular común.
Como una piel de toro tendida al mediodía de Europa, batida por los vientos de uno y otro mar, se abre la Península Ibérica desde los húmedos peñascales del norte hasta la erosión de levante. Así la imaginó el geógrafo Estrabón aplicando el símbolo de «tierra de toros» que había recogido la Teogonía de Hesíodo cuando, en su relato mitológico, situó a Hércules en estas tierras para realizar su duodécimo trabajo: el robo de los toros de Gerión. Estrabón estableció su metáfora a partir de la cartografía fenicia, perfeccionada por Heródoto, en donde el perfil peninsular aparece ya reconocible. El símbolo se basa en la disposición de los cuatro grandes cabos peninsulares y la franja pirenaica a modo de cuello. ¿Podría ser su origen la fama milenaria del país como lugar de crianza de magníficos bóvidos? ¿Representa un epígono de la cultura mediterránea cretense, con el toro como animal totémico, a través de Tartessos?
Es posible.
Mascarón de proa
El tiempo transcurre, las centurias se suceden y amontonan; los peninsulares han evolucionado a través de distintas culturas que han hecho de la Piel de Toro su solar; incluso han alcanzado el continente americano. Ahora podemos mirar hacia el oeste, y lo primero que apreciamos es que la Península se inclina hacia poniente, como si buscara el sol del ocaso. De esta manera surge una nueva perspectiva, dinámica y cargada de Historia. Lo que parecía pie de un continente, apoyado en el tacón de Gibraltar, se convierte en cabeza. Y así, como mascarón de proa europeo, la ancha masa de tierra dirige hacia el océano la promesa del Nuevo Mundo, mientras a popa recoge la brisa de levante, fecunda de culturas, luminosa y amable. El vértice de Tarifa, eje sobre el que bascula el carácter dual de su naturaleza e idiosincrasia, la acerca, nostálgica, a las estribaciones africanas.