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A lo largo de la historia, los gobiernos, los dictadores y los líderes religiosos han luchado por aferrarse al poder por la fuerza o mediante la manipulación. Para contrarrestar estas fuerzas siempre han existido sociedades y grupos secretos que trabajan entre las sombras para la emancipación de la humanidad.
Los Illuminati se constituyeron en 1776, entre masones y académicos europeos, con la intención de liberar a las personas de la esclavitud física, mental y espiritual. Esto les hizo entrar en conflicto con la élite política y religiosa gobernante, pero condensaron todos los valores de la contracultura en un único sistema de disconformidad organizada que sigue siendo importante en la actualidad.
El término Illuminati ha sido, desde entonces, usurpado por la idea de un nuevo orden mundial; pero sus principios viven a través de la contracultura y de las comunidades conectadas de la era de Internet. Los hacktivistas y los movimientos culturales como Anonymous y WikiLeaks libran, actualmente, una guerra contra las corporaciones y las agencias gubernamentales corruptas que intentan oprimir y explotar a la sociedad.
Robert Howells
Illuminati
La revolución contracultural desde las sociedades secretas hasta WikiLeaks y Anonymous
Título original: The Illuminati
Robert Howells, 2016
Traducción: David N.M Georges, 2018
Diseño de cubierta: Enrique Iborra
Revisión: 1.0
12/11/2020
Este libro está dedicado a:
Julián Assange , un refugiado por la verdad;
Edward Snowden , un patriota en el exilio;
y a mi amigo Paul John Denham , un prisionero sin culpa.
AGRADECIMIENTOS
El viaje para traer este libro al mundo ha sido largo y arduo. Estoy en deuda con el equipo de Watkins Media por su continua confianza y apoyo: al editor Michael Mann por su paciencia y orientación; a Bob Saxton por su excelente talento editorial; a Vicky Hartley y al resto del equipo de ventas y marketing por sus infinitos esfuerzos en mi nombre; y a Etan Ifield, que contempla la totalidad.
Gracias, además, a aquellos que respaldan mi trabajo desde fuera, incluyendo a Bruce Burgess y a los muchos miembros de la comunidad Online, tanto conocidos como desconocidos.
Y por último a mi familia y amigos por mantenerse en segundo plano mientras me encaminaba hacia los lejanos horizontes de la cultura.
Pregúntate: «¿Qué es lo más importante en el mundo en lo que podría estar trabajando ahora mismo?».
A ARON S WARTZ (1986-2013)
Todo el sistema legal es puesto en duda cuando las leyes se usan para perseguir al inocente.
CAPÍTULO 1
EL IMPERATIVO DE LA CONTRACULTURA
La socialización es un proceso mediante el cual
aprendemos a encajar en nuestro entorno.
Ese era el mantra de mi profesor de estudios sociales que aprendí a recitar en la escuela secundaria a la tierna edad de quince años. Incluso entonces sospechaba que consistía en la maldición de la individualidad y la creatividad, y al reflexionar pienso que se trataba de un pérfido elemento de lavado de cerebro que imponer a adultos jóvenes. En la actualidad se trata de una lección que veo que se enseña por doquier, desde la marea de los medios de comunicación convencionales que denigra y humilla a cualquiera que quede al margen de las religiones que nos recluirían con dogmas descaradamente falsos. La socialización es evidente en las palabras de nuestros políticos, que esperan que nos creamos su desinformación y las acciones de las agencias gubernamentales que encarcelan a los hackers por dejar inservibles las páginas web de corporaciones moralmente corruptas.
Deberíamos tener los conocimientos suficientes como para cuestionar los canales de televisión que informan de guerras como si fueran un espectáculo de fuegos artificiales, mientras nos niegan el metraje de las escuelas bombardeadas y de los hospitales llenos de civiles. Tampoco deberíamos exigir explicaciones a los economistas que recomiendan la desregulación que permite a los banqueros devastar la economía y llevarse grandes beneficios. Y no existe ninguna alternativa en absoluto a que los bancos cobren intereses sobre el dinero que prestan, lo que hace que todos los países e individuos estén en una deuda perpetua, haciendo así que todos seamos esclavos económicos.
En todos los aspectos de la vida se nos dice que es así como debe ser y que no tenemos más opción que amoldarnos para encajar en la sociedad. Pero esto es una mentira.
La contracultura es el anatema de la socialización. Es la ambigüedad que mina todas las formas de gobierno y sus métodos de control. En la contracultura no hay límites ni estructuras sociales, sino simplemente formas de evolución y revolución. Los nuevos grupos que se reúnen y dispersan suelen presagiar tendencias futuras de algún modo, y pueden demostrar ser los catalizadores para el cambio. Abrazar la contracultura requiere que dejemos de adaptarnos a la sociedad y que empecemos a ejercer nuestra propia identidad de modo que la individualidad se convierta en una forma de expresión, una forma de vida que escape a la tradición.
Ahora vivimos en una época de vigilancia en masa que registra y denuncia todas nuestras conversaciones electrónicas, compras, ubicación e interacciones sociales. A través de ello, los gobiernos pueden seguir el rastro e identificar a los miembros de cualquier contracultura o a cualquier partido que hable en contra de los poderes gobernantes.
Desde los albores de la civilización, los gobiernos y los dictadores han luchado para hacerse con el poder y aferrarse a él mediante la fuerza o la manipulación. Los que se alzan contra ellos se exponen a la persecución, la censura y la muerte. La traición y la herejía siempre han despertado la ira de aquellos que han intentado mantener el dominio sobre las masas, al igual que retar a la religión condujo a los herejes y a los científicos a ser encarcelados o sometidos a las llamas por parte de la Inquisición. Para contrarrestar esto, siempre han existido sociedades secretas trabajando entre las sombras de cada civilización para defender una visión alternativa y, a veces, la verdad, con la esperanza de que un día toda la humanidad fuera libre. Sus ideas y filosofías eran sembradas en el dominio público mediante la filosofía y el arte, los rituales y la herejía. En Europa lucharon para socavar a la Iglesia Católica, desde el Renacimiento hasta el Siglo de las Luces, mediante la ingeniería social. Durante este período, la fachada controladora de la Iglesia, intoxicada por la corrupción y la hipocresía, estaba perdiendo el control, y ninguna cantidad de cuerpos ardiendo podía contener la revolución. En el siglo XVIII una revuelta social estaba soplando por Occidente en la mente de los filósofos, las palabras de los poetas y la agitación civil de las masas.
Las sociedades secretas del siglo XVIII establecieron una filosofía a la que se le puede seguir el rastro, mediante la contracultura, hasta llegar a los grupos hacktivistas online actuales. Pero empecemos con la sociedad secreta arquetípica y el grupo que primero se alzó en una revolución abierta contra todas las formas de opresión que se cernían sobre la humanidad: los Illuminati. El término Illuminati pertenece a tres grupos distintos a lo largo de la historia.
El primero son los Illuminati bávaros originales, la verdadera sociedad secreta que apareció en 1776 entre los masones y académicos europeos con la intención de liberar a la humanidad de la esclavitud física, mental y espiritual. Durante su breve existencia, condensaron todos los valores de la contracultura en un sistema único de disconformidad que sigue siendo relevante en la actualidad.