Siglo XXI / Serie Filosofía y pensamiento
Francisco Sierra Caballero
Marxismo y comunicación
Teoría crítica de la mediación social
Prólogo: Armand Mattelart
La teoría crítica, que nos había explicado el fundamento materialista de nuestra sociedad y ofrecido estrategias para transformarla, tiene un nuevo desafío. Nuestro tiempo ya no se caracteriza solo por las contradicciones que la desigual distribución de la riqueza entraña, sino que también se ve determinado por un nuevo escenario: el capitalismo de plataformas y la revolución digital que han hipermediatizado la cultura y generado nuevos antagonismos sociales. Para poder comprender la sociedad del siglo XXI tenemos que repensar cuestiones esenciales de la teoría del valor, la semiótica y la reproducción del sistema social situando la comunicación como una cuestión central.
Para enfrentarnos a este reto, Francisco Sierra nos propone una lectura marxista de la mediación social a partir de un análisis sintomático que hace emerger lo real, proyectando nuevas prácticas instituyentes, un nuevo pensamiento y praxis social para pasar de la cultura de la resistencia a la comunicación transformadora.
«Del presente libro del profesor Sierra emana una fuerza epistemológica que redefine la comunicación, la restituye en su dimensión material, rompiendo con el mediacentrismo, el tropocentrismo y el presentismo cultural.» ARMAND MATTELART
«Un largo viaje por esa comunidad electiva que es el pensamiento marxista vis-à-vis de la comunicación, con paradas singulares en autores, periodos, desvíos, conexiones y propuestas críticas, hasta rozar con los dedos el aparato ideológico del capitalismo cognitivo.» MARGARITA LEDO
« Marxismo y comunicación es una obra profunda y rigurosa que interviene en un terreno teórico proclive a dejarse llevar por las modas académicas. Por encima de todo, ofrece una caja de herramientas materialistas indispensable para cuestionar los dogmas del neoidealismo contemporáneo y la sociedad de la información.» CÉSAR RENDUELES
Francisco Sierra Caballero es catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla. Director de la Sección de Comunicación y Cultura de la Fundación de Investigaciones Marxistas, en la actualidad, preside la Unión Latina de Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura (ULEPICC) y es miembro activo de la RED TRANSFORM de la UE, y de la Asociación Española de Investigación en Comunicación (AE-IC). Autor, entre otras obras, de Políticas de Comunicación y Educación. Crítica y Desarrollo de la Sociedad del Conocimiento (2006) e Introducción a la Comunicología (2019).
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© Francisco Sierra Caballero, 2020
© Siglo XXI de España Editores, S. A., 2020
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ISBN: 978-84-323-1993-8
PRÓLOGO
Armand Mattelart
«Marx missed the communications bus.» De tanto repetirse, esta sentencia inapelable emitida por Marshall McLuhan ha tendido a convertirse en matriz de opinión. A lo cual respondió Jean Baudrillard hace tiempo, comentando uno de los libros del autor canadiense: «Un libro brillante y frágil. Simplemente carece de la dimensión histórica y social que haría de él algo más que un “travelling” mitológico sobre las culturas y su destino». Del contexto histórico y social en el que se construyó y sigue constituyéndose el pensamiento inspirado por el marxismo sobre las «comunicaciones» trata precisamente el presente libro del profesor Francisco Sierra.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y DE TRANSPORTE
Para el autor de El capital, el establecimiento de los medios de comunicación –entendidos en un sentido amplio– es indisociable de la construcción del moderno mercado mundial, toda vez que la transformación de todo el capital en capital industrial engendra la circulación (perfeccionamiento del sistema monetario) y la rápida centralización de los capitales. No son, piensa Marx, los instrumentos de comunicación los que en ese mercado de dimensión planetaria son indiferentes a las barreras religiosas, políticas, nacionales y lingüísticas, sino las mercancías. Creer lo contrario equivale a situar la realidad cabeza abajo, a metamorfosear a los individuos en cosas y a las cosas en seres animados. Es decir, sumirse en el fetichismo. La forma mercantil es la forma general de intercambio. El lenguaje universal es el lenguaje de las mercancías, el precio. Todo se vende, todo se compra; el lazo común es el dinero, medio simbólico y mediador por excelencia, perpetuum mobile. La naturaleza de este agente de comunicación por antonomasia es la de ser transfronterizo.
Marx se refiere a los «medios de comunicación, de circulación y de transporte» como fuerzas que, al «aniquilar el espacio por el tiempo» aseguran las condiciones físicas del intercambio. Sobre su impacto, el ejemplo que sigue es paradigmático: «La aparición de los ferrocarriles –escribe en 1879– ha sido le couronnement de l’oeuvre [en francés], la coronación de la obra en los países en los que la industria estaba más desarrollada. Inglaterra, Estados Unidos, Bélgica, Francia, etc. Al llamarles “coronación de la obra”, entiendo que (junto con los barcos de vapor para el tráfico marítimo y el telégrafo eléctrico) han sido, a fin de cuentas, el medio de comunicación que corresponde a los modernos medios de producción; también quiero decir que han sido la base de enormes sociedades por acciones y que, al mismo tiempo, han constituido un nuevo punto de partida para todas las compañías bancarias. En resumen, han impulsado el auge, insospechado, de la concentración del capital, y han acelerado poderosamente la actividad cosmopolita del capital de préstamo, aprisionando así al mundo entero en una red de fullería financiera y de endeudamiento recíproco, forma capitalista de la fraternidad “internacional”».
Ya en el Manifiesto comunista (1848), Marx y Engels habían vislumbrado los retos planteados por el surgimiento de los «medios de producción e intercambio masivos»:
Como consecuencia del perfeccionamiento rápido de los instrumentos de producción y gracias al mejoramiento incesante de los medios de comunicación, la burguesía precipita en la civilización incluso a las naciones más bárbaras. Obliga a todas las naciones, so pena de correr a su perdición, a adoptar el modo de producción burgués; les fuerza a importar a casa lo que se llama la civilización; dicho de otra manera, hace de ellas naciones de burgueses. Construye un mundo a su imagen.
Pero, a la vez, Marx y Engels reconocen que el crecimiento de los medios de comunicación bajo tutela de la gran industria favorece la organización de los obreros en una clase y, por ende, en partido político: «Toda lucha de clases es una lucha política […]. Y la unión que los burgueses de la Edad Media, con sus caminos vecinales, tardaron siglos en establecer, los proletarios modernos, con los ferrocarriles, la llevan a cabo en unos pocos años». Cuando Marx habla de «las condiciones materiales del transporte» se refiere a las rutas, los canales, los puertos, los túneles y los puentes.