ERIC VICTOR SHANES (21 de octubre de 1944-19 de marzo de 2017) fue un pintor e historiador del arte inglés que se especializó en el arte de JMW Turner.
Graduado de la Escuela de Arte y Diseño de Chelsea, una de las escuelas de arte más prestigiosas del mundo, Eric Shanes se convirtió en pintor y se ganó la vida con su arte. Sus pinturas originales reflejan el bombardeo mediático contemporáneo. Apasionado del arte, Eric Shanes hace más que pintar y enseña la historia del arte moderno y contemporáneo. Considerado el especialista del pintor J. M. W. Turner , publicó varios libros sobre el artista, dio numerosas conferencias sobre él y publicó multitud de artículos sobre el famoso pintor inglés.
Eric Shanes, orador de renombre, era solicitado en muchas instituciones para intervenciones relacionadas con el arte. En 2007 publicó «Pop Art», con el objetivo de dar a conocer este movimiento nacido en Inglaterra en los años 50. Pintor él mismo y profesor de arte, Eric Shanes era sobre todo un gran admirador de quienes «han precedido y compartido su pasión a través de sus publicaciones».
Eric Shanes, 1993
Traducción: María Fortes
Diseño de cubierta: Stéphanie Angoh sobre el cuadro de Dalí El torero alucinógeno
Editor digital: Titivillus
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Pintor, diseñador, creador de objetos extraños, autor y cineasta, Dalí se convirtió en el más famoso de los surrealistas. Buñuel, Lorca, Picasso y Breton tuvieron una gran influencia en su vida artística. La película de Dalí, Un perro andaluz, que produjo Buñuel, marcó su entrada oficial en el cerrado grupo de los surrealistas parisinos, donde conoció a Gala, la mujer que se convertiría en su compañera de toda la vida y en su fuente de inspiración. Sin embargo, su relación con el grupo pronto se deterioró, hasta su ruptura final con André Breton en 1939. El arte de Dalí, empero, siguió siendo surrealista en su filosofía y expresión, así como el principal ejemplo de su frescura, humor y exploración de la mente subconsciente. A través de su vida, Dalí fue un genio de la promoción de sí mismo: creó y mantuvo una reputación como una figura casi mítica.
Eric Shanes
Dalí
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Titivillus 11.11.2020
1. Port de Cadaqués de nuit (Puerto de Cadaqués de noche), 1919, óleo sobre lienzo, 18,7 × 24,2 cm, Museo Salvador Dalí, San Petersburgo.
Los secretos públicos de Salvador Dalí
S alvador Dalí escribe su autobiografía a la edad de treinta y siete años. Bajo el título de The Secret Life of Salvador Dalí (La vida secreta de Salvador Dalí), el pintor español describe su infancia, su vida de estudiante en Madrid y sus primeros años de gloria en París hasta su partida a Estados Unidos en 1940. La autenticidad de las declaraciones de Dalí parece muchas veces dudosa. A menudo las fechas no son exactas, y algunos acontecimientos que relata y que habría vivido durante su infancia ilustran demasiado bien la historia de su vida. El autorretrato que Dalí comienza en 1942, y que continuará hasta su muerte en 1989, presenta a un hombre excéntrico que se complace en adquirir posturas. Sin embargo, afirma decir la verdad sin rodeos cuando desvela delante de las cámaras, los detalles íntimos de su existencia. Este exhibicionismo, explica Dalí en su autobiografía, es una especie de vivisección, una disección del cuerpo vivo que realiza por puro narcisismo. Cuanto más se daba Dalí a conocer en público, más se escondía. Sus máscaras eran cada vez más grandes y sublimes: él mismo se denominaba «genio» y «divino». El hombre Dalí que se ocultaba detrás seguirá siendo un eterno secreto.
Los años del rey
Los primeros recuerdos de Dalí remontarían a dos meses antes de su nacimiento, el 11 de mayo de 1904. En su autobiografía, describe el «paraíso intra-uterino» de los «colores del infierno, es decir rojo, naranja, amarillo, azul, el color de las llamas, del fuego. Es sobre todo cálido, inmóvil, blando, simétrico, doble y viscoso»1. La imagen más sorprendente que recuerda de su nacimiento, de esta expulsión del paraíso que pudo trasladar a este mundo frío y claro, representa dos huevos que flotan sobre un plato y cuya clara es fosforescente: «estos huevos de fuego acababan confundiéndose en una pasta blanca y amorfa, de una gran blandura. Los objetos mecánicos se convertirían más tarde en mis peores enemigos y los propios relojes serían blandos o no serían». La muerte de su hermano ensombrece la vida de Dalí. Con apenas dos años, el hermano mayor de la familia muere el 1 de agosto de 1903 de una gastroenteritis. El joven Salvador sintió a partir de entonces que era el doble de su hermano muerto: «He vivido toda mi infancia y toda mi juventud pensando que era una parte de mi hermano muerto, es decir que llevaba en mi cuerpo y en mi alma el cadáver de mi hermano muerto que se aferraba a mí porque mis padres hablaban sin cesar del otro Salvador».
2. Retrato de Josep Maria Torres, 1920, óleo sobre lienzo, 49,5 × 39,5 cm, Museo de Arte Moderno, Barcelona.
3. Autorretrato, 1921, óleo sobre lienzo, 36,8 × 41,8 cm, Museo Salvador Dalí, San Petersburgo.
4. Autorretrato con cuello de Rafael, 1920-1921, óleo sobre lienzo, 41,5 × 53 cm, Fundación Gala.Salvador Dalí, Figueras.
5. Escena familiar, 1923, óleo y guache sobre cartón, 105 × 75 cm, Fundación Gala.Dalí, Figueras.
Por miedo a que el segundo hijo cayera también enfermo y muriera, los padres mimaron y consintieron mucho a Salvador. Estuvo rodeado de un nido de afecto femenino tejido por su madre Felipa Doménech Ferrés, y más tarde también por su abuela y su tía. Dalí cuenta que su madre le mandaba siempre que se pusiera una bufanda antes de salir. Cuando a pesar de todo, se enfermaba, se alegraba de poder quedarse en la cama. La hermana de Dalí, cuatro años menor que él, cuenta en el libro Salvador visto por su hermana que rara vez su madre quitaba los ojos de encima a su hermano y que a menudo se quedaba toda la noche sin dormir cerca de su cama, porque cuando se despertaba asustado y se encontraba solo, se ponía a gritar aterrorizado. Salvador aprecia la compañía de estas mujeres, especialmente la de las dos mayores, su abuela y Lucía, su anciana nodriza. Sin embargo, tiene muy poco contacto con los niños de su edad. Muchas veces juega solo. Se disfraza de rey y se observa en el espejo: «… con mi corona, la capa sobre los hombros, y el resto del cuerpo totalmente desnudo. Luego, escondía mi sexo manteniéndolo sujeto entre mis piernas para parecer lo más posible a una chica. Ya en esta época, me encantaban tres cosas: la debilidad, la vejez y el lujo». Dalí mantenía con su padre una relación muy diferente a la que tenía con su madre -ésta última lo quería sin límites y lo idolatraba—. Salvador Dalí y Cusi era notario en Figueras, ciudad de mercado catalán situada cerca de la frontera franco española. Como librepensador anticlerical, no envía a su hijo Salvador a una escuela religiosa, que era lo conveniente para un niño de su condición, sino a la escuela municipal. No obstante, ante el fracaso escolar de Salvador al final del primer curso, su padre lo cambia de establecimiento y lo inscribe en el colegio católico La Salle, una orden francesa. Dalí tiene entonces ocho años. Entre otras cosas, aprende francés, que se convertirá más tarde en su «segunda lengua maternal», y recibe formación de dibujo y pintura. Cuando Salvador comienza sus primeras lecciones con los hermanos de La Salle, instala su taller en una vieja lavandería en desuso en la buhardilla de la casa paterna: «Puse la silla dentro de la cubeta de cemento y apoyé un tablón horizontal (que protege la ropa de la lavandera del agua) de través. De esta manera, la cubeta quedaba cubierta a medias. ¡Era mi mesa de trabajo!». Las obras más antiguas que se conservan de él datan de 1914. Son acuarelas de pequeño formato y estudios de paisajes de la región de Figueras. También existen cuadros al óleo pintados por Dalí a los once años; la mayoría son copias de obras maestras que encontraba en la gran colección de libros de arte de su padre. El taller se convertirá en una cueva a donde Dalí se retira para estar solo. En el taller-lavandería, el pequeño rey se prueba un nuevo disfraz: «Comencé a probarme y a observarme mientras acompañaba mis guiños cómicos con una sonrisa ligeramente cruel. Me daba cuenta vagamente de que estaba jugando a convertirme en un genio. ¡O, Salvador Dalí, ahora lo sabes! Si juegas a ser un genio, te conviertes en él».