INTRODUCCIÓN
El patrón militar del pasado chino
«China es un león durmiente. Cuando despierte, el mundo se echará a temblar.» pues la profecía napoleónica parece estar haciéndose ya realidad.
Sin embargo, el emperador francés realizó esa predicción en 1816. Entonces, ¿por qué ha tardado tanto el león en despertar? Es más: ¿por qué estaba dormido? En su día, China fue el país más rico, tecnológicamente avanzado y poderoso del mundo. ¿Cómo perdió su ventaja ante las advenedizas naciones de Europa occidental? O, dicho de otro modo, ¿cómo unos estados europeos, antaño marginales, consiguieron poder y preeminencia globales de 1500 en adelante?
Estas cuestiones resultan clave en la historia universal y en los últimos años han generado una oleada de respuestas y muchos debates. esperaba, pero en aquella época los reformadores se centraban siempre en cuestiones militares. Y siguen haciéndolo.
Este libro aborda la Gran Divergencia entre China y Occidente con la guerra como eje central. En él se afirma que existe un patrón militar en el pasado chino que puede ayudarnos a comprender los períodos de fortaleza, declive y resurgimiento del país. Pero no solo trata sobre
El hilo conductor es la guerra con armas de fuego. Durante mucho tiempo, los historiadores han estudiado los efectos
Pero la edad de la pólvora en realidad duró un milenio, desde el primer uso del compuesto en un conflicto bélico a finales del siglo X hasta que fue sustituida por la pólvora sin humo hacia 1900. Evaluar todo su alcance puede ayudarnos a responder —o al menos esclarecer— la cuestión sobre el auge de Occidente y el «estancamiento» de China.
Una de las explicaciones más persistentes sobre el dinamismo de Europa y el supuesto letargo de China es el paradigma del «sistema estatal competitivo». El antagonismo entre los estados del Viejo Continente, según esta teoría,
Por supuesto, como sabe cualquier
Sin embargo, hubo muchos otros períodos de guerra y competencia interestatal en la dilatada historia del gigante asiático, y los estudiosos han tendido a obviar esas épocas y a exagerar la unidad imperial del país. La hipótesis de este libro es que esas fases son vitales para comprender la historia universal.
Pensemos en la Era Imperial tardía (1368-1911), una época en la que se supone que China estaba unificada y, según numerosos autores, estancada. Es cierto que las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644 -1911) vivieron etapas de gran unidad. No obstante, también hubo otras de intensos conflictos bélicos, sobre todo durante los cambios dinásticos (1368 y 1644). Esto no es de extrañar, pero los no especialistas quizá se sorprendan al saber lo prolongadas y belicosas que fueron esas transiciones. La de la dinastía Yuan (1279-1368) a la dinastía Ming duró casi un siglo, desde 1350 aproximadamente, cuando surgieron pequeños estados que se enfrentaron entre ellos, pasando por las sangrientas batallas del famoso «campo de rivales» (1352-1368), las violentas campañas de consolidación del primer emperador Ming (r. 1368-1398), la amarga guerra de sucesión que estalló tras su muerte, el reino de su belicoso hijo, el famoso emperador Yongle (r. 1402-1424), que inició grandes expediciones a Vietnam y Mongolia y, por último, una serie de enfrentamientos intermitentes que no terminó hasta 1449. En total, las batallas en torno a la transición dinástica Ming se prolongaron un siglo, desde 1350 hasta 1450, aproximadamente. Las guerras eran frecuentes, intensas y de una envergadura que superaba con creces cualquier conflicto que estuviera produciéndose en Europa occidental, con ejércitos de centenares de miles de soldados enfrentándose por toda Asia oriental, armados con cañones, bombas, granadas y proyectiles.
La siguiente transición interdinástica tuvo una duración e intensidad similar. La guerra estalló
No es de extrañar que en las transiciones dinásticas se produjeran guerras intensas, pero la duración de esas etapas resulta importante, ya que afectó a varias generaciones. Evidentemente, no se considera que todos esos conflictos bélicos contribuyeran al dinamismo europeo, es decir, a conflictos interestatales continuos. Algunos autores aducen que China participó en demasiados enfrentamientos
Sin embargo, esos períodos de conflictos bélicos estimularon métodos militares nuevos que se afianzaron con rapidez. Napoleón comprendía que un país, cuando es retado, responde con innovación. Los historiadores
No obstante, parece que hacia 1450, el patrón militar del pasado chino se desvió del de Europa. Para una guía sobre
A pesar de todo, esta tendencia no perduró. Desde mediados del siglo XVI , la guerra se intensificó en todo el este de Asia y la innovación militar se
Sin embargo, la Edad de la Paridad dio paso a una Gran Divergencia Militar, que se manifestó durante la Guerra del Opio, librada entre 1839 y 1842, cuando las fuerzas británicas derrotaron sistemáticamente a la dinastía Qing. ¿Por qué China quedó tan rezagada?
Por supuesto, la respuesta radica, en parte, en la industrialización británica, un proceso sin precedentes en la historia humana. No obstante, como veremos, la ventaja militar de Gran Bretaña no puede reducirse a barcos de vapor y producción en masa. También hay que reconocer que la dinastía Qing había quedado estancada en el plano militar. ¿Por qué? Por falta de práctica. A mediados del siglo aproximadamente. Hubo amenazas internas (rebeliones y revueltas), algunas de ellas bastante importantes, pero en comparación con etapas anteriores de la historia del país, esta estuvo extraordinariamente exenta de guerras. Como consecuencia de la paz, los ejércitos de China se atrofiaron y su innovación militar se ralentizó.
G RÁFICA I.1. Guerras por año en Europa occidental y China.
La línea continua representa a China y la de puntos a Europa. Para más información sobre esta gráfica, los datos que incluye y otras informaciones que los corroboran, además de avisos sobre su uso, véase el apéndice 2. Datos de Zhong guo jun shi shi bian xie zu, Zhong guo li dai, vol. 2; y Dupuy, Encyclopedia of Military History
La Gran Paz Qing puede apreciarse en la Gráfica I.1, que expone la frecuencia de los conflictos bélicos en China y Europa occidental entre 1340 y 1911. Tabular guerras es una tarea muy compleja, por supuesto, y hay que ser cauteloso, pero cuando se corroboran con otras fuentes, cualitativas y cuantitativas, gráficas como esta pueden ayudarnos a realizar algunas observaciones