Eugenio Trías (Barcelona, 1942-2013) ha sido, sin duda, uno de los filósofos españoles más relevantes del siglo XX y principios del XXI , el único pensador español distinguido con el premio Internacional Friedrich Nietzsche, concedido a la trayectoria global de un filósofo.
Cursó estudios de Filosofía en España y Alemania. Profesor en distintas universidades, desde 1992 ocupó la cátedra de Historia de las Ideas de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. En esta misma universidad recientemente se ha creado el Centro de Estudios Filosóficos Eugenio Trías ( CEFET ) que alberga su biblioteca y archivo personal y que velará por la difusión de su obra.
Eugenio Trías llevó a cabo una profunda reflexión sobre la condición humana, del hombre como habitante del límite, en ese espacio fronterizo entre el ser y la nada, de donde deriva su relación con lo divino, lo sagrado y lo trascendente. Todo ello lo divulgó en una ambiciosa producción de más de treinta títulos, entre los que destacan: La filosofía y su sombra (1969), Drama e identidad (1973), El artista y la ciudad (1976, premio Anagrama de Ensayo), Tratado de la pasión (1978), Lo bello y lo siniestro (1983, premio Nacional de Ensayo), Los límites del mundo (1985), Ciudad sobre ciudad (2001) y la trilogía que consagró a su «teoría del límite»: Lógica del límite (1991), La edad del espíritu (1995, premio Ciudad de Barcelona) y La razón fronteriza (1999).
Entre sus últimos títulos destaca su díptico musical: El canto de las sirenas (2007) y La imaginación sonora (2010), que obtuvo una extraordinaria acogida por parte de crítica y público. Su libro póstumo, De cine. Aventuras y extravíos (2013), supone su particular homenaje al séptimo arte, una de las pasiones –junto a la música y, naturalmente, la filosofía– que le acompañó durante toda su vida.
Con esta reedición de Pensar la religión –publicado originalmente en 1996–, y tras la publicación de El hilo de la verdad (2014), Galaxia Gutenberg está llevando a cabo la recuperación de aquellos títulos que el propio Eugenio Trías consideraba indispensables dentro de su amplísima bibliografía.
Eugenio Trías consagró su vida, en cuerpo y alma, a la sagrada llama de la filosofía, seguro de que esa vocación de juventud tenía como finalidad acercarnos al mundo que nos ha tocado vivir, a los enigmas y misterios que cercan la existencia humana. En Pensar la religión, escrito justo después de La edad del espíritu, aletea esa necesidad imperiosa de acercarse al fenómeno religioso desde la esencia misma de la razón. Pese a estar escrito años antes del atentado de las Torres Gemelas, Trías siempre tuvo claro que las religiones constituían el núcleo primigenio y originario de eso que llamamos «cultura» y que cualquier conflicto intercultural estaría motivado por la cuestión religiosa.
Pocos pensadores contemporáneos se atrevieron a desafiar el paradigma racionalizador y racionalista de nuestro tiempo con la claridad de Eugenio Trías. De ahí radica la extraordinaria vigencia de su propuesta, que nos invita a «pensar la religión» en base a una reflexión del fenómeno religioso en todas sus dimensiones: desde el símbolo y lo sagrado hasta la revelación, desde la experiencia interna del sujeto hasta los nombres de Dios. La lectura de este libro se nos presenta, pues, más necesaria y esclarecedora que nunca para profundizar y entender el que es, indudablemente, uno de los grandes temas de nuestro tiempo.
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Edición en formato digital: septiembre 2015
© Eugenio Trías, 1996
© Herederos de Eugenio Trías, 2015
© del prólogo: Fernando Pérez-Borbujo Álvarez, 2015
© Galaxia Gutenberg, S.L., 2015
Ilustración de portada: El gran metafísico de Giorgio de Chirico, de 1917
© Herederos de Giorgio de Chirico, VEGAP, Barcelona, 2015
Conversión a formato digital: Maria Garcia
ISBN Galaxia Gutenberg: 978-84-16495-10-8
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Prólogo
Hace más de dos años, el 10 de febrero de 2013, que Eugenio Trías nos dejó. No tenemos aún perspectiva ni distancia para calibrar la grandeza de su figura. Menos aún, para ponderar el valor de la obra, y de la propuesta filosófica, la filosofía del límite, que nos ha legado. Trías consagró su vida, en cuerpo y alma, a la sagrada llama de la filosofía, seguro de que esa vocación de juventud tenía como finalidad procurar mayor claridad, mayor luz, en primer lugar a su propia vida, y, derivadamente, a todos los demás, en relación al mundo que nos ha tocado vivir, a los enigmas y misterios que cercan la existencia humana. De esa fidelidad a esa vocación por la filosofía nació una propuesta filosófica sistemática que abarca todo el vivir humano, y que a él le gustaba comparar con una ciudad, la ciudad del límite, compuesta por cuatro barrios: el filosófico, el ético, el estético y el religioso. De estos cuatro barrios que componen la famosa ciudad del límite –símbolo e imagen de la condición humana– los dos primeros se caracterizan porque en ellos predomina la dimensión racional y conceptual e ideativa, mientras que, en los dos últimos predomina el elemento simbólico. El símbolo es el componente clave en el barrio estético y religioso. La condición humana, en tanto que condición fronteriza, requiere la unidad viviente de esos cuatros barrios que son irrenunciables. Tan absurdo sería para el vivir humano querer renunciar a las artes, o a la belleza; como amputar de su existencia las religiones, y lo sagrado; como querer ignorar lo ético y las nociones de bien o mal; como vivir de espaldas a la razón, al afán de conocimiento y saber.
A esta imagen de la condición humana como ciudad del límite Trías llegó tras una larga aventura filosófica que arrancó con su primer libro, La filosofía y su sombra (1969), en el que indaga sobre los límites de la razón en relación con sus sombras, sobre la frontera entre razón y sinrazón, y que se cerró con el libro póstumo, De cine (2014). En estos cuarenta y cinco años de entrega a la filosofía, la religión ha estado siempre presente en su trayectoria, como nos recuerda el propio Trías en sus memorias, El árbol de la vida (2003). Por eso no es de extrañar que el joven Trías reflexione sobre todos esos saberes que parecen refractarios, en un primer momento, a la razón: la magia, el rito, el símbolo, etc. Trías tiene claro, desde el inicio de su propia trayectoria filosófica, que la crítica de la modernidad filosófica a la religión, entronizada por los tres grandes filósofos de la Modernidad tardía a los que Ricoeur denominaría «maestros de la sospecha» (Marx, Nietzsche y Freud), posee una parte de verdad pero resulta insuficiente. A este respecto Trías vio que un concepto demasiado estrecho de razón, o la visión de una modernidad ilustrada demasiado poco histórica o rigurosa, nos había llevado a pensar, indefectiblemente, las relaciones entra la razón y las religiones históricas en términos de «lucha a muerte».
De ahí que Trías se haya dedicado con esfuerzo y denuedo, en diálogo crítico con todas las corrientes de su época (marxismo, estructuralismo, psicoanálisis) a revisar y ampliar el concepto de razón, lo cual le condujo a formular su famosa noción de la