RUY DÍAZ DE GUZMÁN. Historiador, cronista y militar. Debió nacer entre 1558 y 1560 en la ciudad de Asunción (Paraguay) siendo hijo de Alonso Riquelme de Guzmán y de Úrsula de Irala, hija de Domingo Martínez de Irala y de una india a la que se bautizó con el nombre de Leonor. Álvar Núñez era tío del padre de Ruy Díaz, de lo cual nuestro historiador se sentía orgulloso.
Desde muy joven se dedicó a las armas, acompañando a Ruy Díaz Melgarejo en la fundación de Villarrica del Espíritu Santo, en 1575. En 1580 contribuyó a sofocar el levantamiento de los criollos de Santa Fe, después de lo cual pasó al Tucumán, asistiendo a la fundación de Salta.
De regreso al Paraguay, trasladó Ciudad Real y Villarrica a lugares más cómodos y el 24 de marzo de 1593 fundó la ciudad de Santiago de Jerez. Enrique de Gandía dice que regresó luego a Buenos Aires, donde estuvo empleado en el fuerte, y con tres vecinos notables fundó el convento de San Francisco, la cofradía de Nuestra Señora de la Limpia Concepción. En 1604 se le encuentra en Tucumán y años más tarde en Charcas, donde probablemente se entregó a la lectura de los cronistas de la conquista del Perú. En 1606 pasó a Santiago del Estero como contador de la Real Hacienda, pero por disgustos con el gobernador Alonso de Ribera volvió a Charcas, donde comenzó a trabajar en su historia Anales del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata, conocida por La Argentina, que terminó de escribir el 25 de junio de 1612. Es por esto que por decisión oficial, esta fecha fue declarada Día del Libro paraguayo.
La muerte lo sorprende en Asunción mientras ejercía el cargo de Alcalde de Primer Voto en el Cabildo de Asunción. Se había casado con doña Juana de Oviedo, y tuvo numerosa descendencia. Falleció el 17 de junio de 1629.
DEDICATORIA DEL AUTOR
A Don Alonso Pérez de Guzmán, el Bueno, mi Señor, Duque de Medina-Sidonia, Conde de Niebla y Marqués de Gibraleón.
Aunque el discurso de largos años suele causar las más veces en la memoria de los hombres, mudanzas, y olvido de las obligaciones pasadas, no se podrá así decir de Alonso Riquelme mi padre de tierra tan inculta y nueva, y falta de erudición y disciplina, no mirando la bajeza de su quilate, sino la alta fineza de la voluntad, con que de mi parte es ofrecido para ser amparada debajo del soberano nombre de V. E., a quien la Magestad Divina guarde con la felicidad que merece y yo su menor viador deseo, que es fecha en la ciudad de la Plata, provincia de los Charcas, a 25 de junio de 1612 años.
Ruidiaz de GUZMÁN
Título original: Anales del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata
Ruy Díaz de Guzmán, 1835
Edición, Introducción y notas: Enrique de Gandía
Retoque de cubierta: Himali
Editor digital: Titivillus
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INTRODUCCIÓN
La vida y la obra de Ruy Díaz de Guzmán han sido muy discutidas en la historiografía hispanoamericana. Díaz de Guzmán es un historiador paraguayo, nacido en Asunción, con un tercio de sangre india, es decir, hijo de un español y de una mestiza.
El ambiente de Asunción, en que nació y vivió Ruy Díaz de Guzmán era, como vemos. No es extraño que Ruy Díaz de Guzmán, hijo de la tierra y de la raza vasca mezclada con la guaraní, tomara a menudo la espada, para andar por las selvas, y la pluma, para escribir cartas, protestas, alegatos y, también, la primera gran historia del Río de la Plata y del Paraguay.
Junto a él había otro historiador que hemos dejado para lo último a fin de hacer una comparación. Era el arcediano Martín del Barco Centenera. De su vida nos hemos ocupado varias veces y Paul Groussac hizo una edición crítica, admirablemente informada, de la crónica de Ruy Díaz de Guzmán. Más tarde, los investigadores de la conquista hemos acudido al Archivo de Indias, de Sevilla, a las copias de documentos de este archivo hechas por el señor Gaspar García Viñas, con destino a la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, donde las utilizó, en mínima parte, Paul Groussac, y al Archivo Nacional de Asunción.
Ruy Díaz de Guzmán vivía, insistimos, en una pequeña población donde no faltaban hombres y hasta mujeres de buena cultura. En sus viajes por el Alto Perú conoció, sin duda, lo mismo que en Paraguay, algunos cronistas e historiadores de Indias (no sus personas, sino sus libros…) y, por último, consta, por sus transcripciones, que no dejó de consultar el conjunto de documentos que todavía hoy, afortunadamente, se conservan en el Archivo Nacional de Asunción.
Comparado con otros historiadores o cronistas de Indias hay que separarlo totalmente de ellos por algunas razones. En primer término por ser nativo de América y no de España; en segundo término por abarcar, en su mirada y relato, una parte del continente que no tiene la amplitud ni la riqueza de hechos que tienen otras tierras, como México, Nueva Granada o Perú. Es, como algunos de ellos, un testigo presencial, de vista, que puede ser considerado, en todo momento, irrecusable. En algunos instantes se nota, como dijimos, que leyó documentos hoy desaparecidos, del archivo de Asunción, que se hallaban en la Municipalidad o andaban entre familias. Es indudable que, tanto en Asunción como en el Alto Perú, consultó algunos cronistas que hablaban del descubrimiento del Río de la Plata y de otros acontecimientos que él no pudo conocer. En todo lo restante, es testimonio de tradición directa o de presencia. Asimismo comete errores de fechas y lugares que la falta de memoria justifica y hace comprensibles. Lo mismo ocurrió a su colega, el presbítero Martín del Barco Centenera. No podemos compararlos, ni a uno ni a otro, con otro colega de Chile, español, nativo de Madrid y de padres navarros, Alonso de Ercilla y Zúñiga, que, en su Araucana, se revela como un gran poeta, de los mejores de su siglo y de su lengua, y como un inventor de discursos que atribuye a los indios para no dirigirlos él mismo a los reyes de España. Tal vez, desgraciadamente, nunca encontraremos esta obra completa.
El nacimiento
Ruy Díaz de Guzmán nació en Asunción entre el año 1558 y el 1560. Su padre llamábase Alonso Riquel de Guzmán. Su madre, Úrsula de Irala. Este tercerón tenía una genealogía española que lo entroncaba con grandes familias de la Península. La conocía muy bien y en su libro hizo alarde de ella, aclarándola a la perfección. Su abuelo se llamaba como él, Ruy Díaz de Guzmán, vecino de Jerez de la Frontera, antiguo servidor de la ilustre casa de los Guzmán. Su padre, hasta los veinte años, había sido paje y secretario del excelentísimo señor don Juan Alonso de Guzmán, sexto duque de Medina Sidonia y octavo conde de Niebla. Casó con doña Ana de Aragón, hija del arzobispo de Zaragoza, don Juan Alonso de Aragón, y era nieta del rey don Fernando el Católico. El abuelo de nuestro historiador, también llamado Ruy Díaz de Guzmán, se había casado con una hermana del segundo adelantado del Río de la Plata y famoso aventurero de la Florida, Álvar Núñez Cabeza de Vaca. El abuelo de Álvar Núñez era Pedro de Vera Mendoza, conquistador de Gran Canaria, hijo de doña Teresa Cabeza de Vaca, que tenía una brillante genealogía. Cuando escribió sus Anales, nuestro autor los dedicó a don Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, conde de Niebla y marqués de Gibraleón.