El Chapo
El señor del gran poder
1ª EDICIÓN: FEBRERO, 2012
EL CHAPO, EL SEÑOR DEL GRAN PODER
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ISBN: 9780991544202
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El Chapo
El señor del gran poder
RAFAEL RODRÍGUEZ CASTAÑEDA
COORDINADOR
Índice
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1:
EN SUS DOMINIOS
Sinaloa: El reino del narco
Alejandro Gutiérrez
Durango: Una pesada presencia
Patricia Dávila
CAPÍTULO 2:
ENTRE DUELOS Y GUERRAS
Contra Osiel Cárdenas, a muerte
Gloria Leticia Díaz
La frágil tregua
Patricia Dávila
El Chapo vs. El Viceroy : Municipio por municipio
Patricia Dávila
En La Laguna contra Los Zetas
Patricia Dávila
CAPÍTULO 3:
EL ASESINATO DEL CARDENAL
Dudas, incredulidad, indignación
Alberto Aguirre y Felipe Cobián
Investigaciones confusas
Alberto Aguirre y Felipe Cobián
CAPÍTULO 4:
LA CÁRCEL EFÍMERA
Una captura bajo sospecha
C arlos Acosta y Francisco López Vargas
Puente grande, puerta abierta
Felipe Cobián
De la omisión a la complicidad
Ricardo Ravelo
CAPÍTULO 5:
MUJERES, MUJERES
De El Chapo a Zulema: “Cuando yo me vaya”...
Julio Scherer García
Tuvieron a su ex... y la soltaron
Jorge Carrasco y Patricia Dávila
Y el capo mayor se casó con Emma I...
Patricia Dávila
CAPÍTULO 6:
CAPO DE EXPORTACIÓN
En Guatemala, bajo protección
Jorge Carrasco y Jesús Esquivel
La ruta nicaragüense
Roberto Fonseca
Contacto en Colombia
Daniel Lizárraga
Las redes se extienden
Homero Campa y Édgar Téllez
Argentina, nuevo dominio
Jesusa Cervantes
Arizona, acceso libre
Jesús Esquivel
CAPÍTULO 7:
EL PROTEGIDO
La guerra no llega a Sinaloa
Álvaro Delgado
Su fuerza, incólume
Ricardo Ravelo
Al amparo del panismo
Jorge Carrasco Araizaga
Una lucha amañada
Jorge Carrasco Araizaga
Dos sexenios de gloria
Ricardo Ravelo
El ganón
Ricardo Ravelo
Persecución electorera
Ricardo Ravelo y Patricia Dávila
Prólogo
N acido en Sinaloa, donde históricamente tienen sus raíces los principales cárteles del narcotráfico mexicano, Joaquín Guzmán Loera se ha vuelto un arquetipo de los capos del crimen organizado en nuestro país en los tiempos modernos. Discreto en su vida personal y familiar, los testimonios disponibles lo muestran como hombre agradecido con su tierra y con su ámbito social. Lo menos que se dice de él en Badiraguato y sus alrededores es que El Chapo es generoso con los suyos y sabe corresponder, de igual manera, favores, silencios y lealtades.
Eso no bastaría, sin embargo, para convertirlo en lo que es: una especie de héroe mítico en las agrestes zonas serranas del noroeste de México.
El Chapo es, sobre todo, exitoso. Es el líder indiscutible del cártel del narcotráfico más poderoso del país y ante el declive de las grandes mafias colombianas, sin duda uno de los más extendidos del mundo. En el ámbito criminal no se puede aspirar a ser grande si no se desafía a la autoridad y si no se tienen, en la misma autoridad, cómplices o complacencias. Guzmán Loera ha demostrado ambas cualidades. Su fuga del penal de Puente Grande en 2001 es sólo una muestra dorada.
Además no sabe y no le gusta perder. A su escape de prisión, donde permaneció ocho años, convocó a los capos que le eran leales y estableció objetivos claros: la expansión del cártel de Sinaloa a todo el territorio nacional y más allá de las fronteras y el fin de los cárteles rivales: el de Juárez, con los Carrillo a la cabeza; el de Tijuana, de los Arellano Félix; y el de Los Zetas , derivación del cártel del Golfo… Tras la extradición de Osiel Cárdenas, este último poco a poco se ha ido plegando a las órdenes de Guzmán Loera y de su compadre y segundo de a bordo, Ismael El Mayo Zambada…
La historia de El Chapo Guzmán está en permanente evolución. Durante los gobiernos panistas tuvo las facilidades necesarias para convertirse en una versión mejorada de los narcoempresarios tipo Colombia. Con tanta fortuna que, insólitamente, la revista Forbes lo ha colocado en su tradicional lista de los hombres más ricos del mundo. Pero en la actualidad El Chapo Guzmán es una apetecible pieza electorera tanto en México como en Estados Unidos. Su captura o eliminación podría ser un espectacular golpe para los gobiernos tanto de Felipe Calderón como de Barack Obama. Hay versiones confiables de que si los líderes del cártel de Sinaloa no están cercados, sí están en condiciones de serlo en alguna fecha más o menos cercana…
Por lo pronto, con base en reportajes, entrevistas y crónicas publicadas en Proceso a lo largo de más de dos décadas, en este libro ofrecemos una suerte de película sobre el origen, encumbramiento y fragmentos de la azarosa vida de El Chapo Guzmán, a quien allá en las montañas de Sinaloa se conoce como El Señor del Gran Poder, y a quien el Departamento del Tesoro de Estados Unidos describe, textualmente, como “el narcotraficante más poderoso del mundo”.
Rafael Rodríguez Castañeda
CAPÍTULO 1
EN SUS DOMINIOS
27 de marzo de 2005
Sinaloa: El reino del narco
Alejandro Gutiérrez
B ADIRAGUATO, SIN.- Se alude a ellos con la afectuosa expresión de “paisanos” y son vistos como benefactores. “Ellos son gente buena... son los únicos que nos ayudan”, dice un lugareño. Antihéroes que cuentan con las simpatías de mucha gente, sus apellidos encabezan los principales cárteles del narcotráfico en México: se trata de los Caro Quintero, los Fonseca, los Guzmán Loera, los Quintero Payán, los Palma, quienes gozan aquí de un gran respeto.
“ Esperamos más de ellos que del gobierno”, dice la señora Ernestina en el patio de su casa en Santiago de los Caballeros, ranchería donde nació Ernesto Don Neto Fonseca, quien en el penal de máxima seguridad de La Palma purga una sentencia por delitos contra la salud y a quien se acusó de haber participado en el homicidio del agente de la fuerza antidrogas de Estados Unidos (DEA) Enrique Camarena Salazar, en febrero de 1985.
De hecho, hace tres semanas el nombre de Badiraguato cruzó nuevamente las fronteras cuando se difundió un cartel con fotografías privadas de Joaquín El Chapo Guzmán, en las que se veía al capo bailando en una fiesta, divirtiéndose con su gente en una ranchería de El Vallecito, lugar al que posteriormente arribaron las fuerzas especiales del Ejército y aseguraron una computadora en la que encontraron las imágenes del capo, por quien la DEA ofrece una recompensa de 5 millones de dólares.
“ Aquí ya se sabía que El Chapo andaba por estos rumbos”, confía un lugareño.
–¿Cómo lo ven ahora que salieron los carteles con su foto? ¿Qué piensan de él?
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