Al príncipe se le exige que se case bien, sea honrado, tenga empatía con la ciudadanía y esté bien preparado. A las infantas solo que se casen bien y permanezcan en un segundo plano. A la vista está que Cristina Federica de Borbón y Grecia matrimonió peor que mal y ha protagonizado el mayor escándalo de la familia real en casi cuarenta años de juancarlismo.
La intocable narra con precisión de cirujano y un estilo periodístico directo algunos hechos conocidos, desvela la operación secreta diseñada en los albores de 2012 en La Zarzuela para establecer un cortafuegos procesal en torno a la hija menor del monarca y explica cómo manejan el asunto las grandes víctimas colaterales, don Felipe y doña Letizia, que se refieren al «caso Nóos» como el «caso Nóos forramos».
Este libro de Eduardo Inda y Esteban Urreztieta bucea en la personalidad de la gran desconocida de palacio. Una mujer antaño austera, religiosa y cartesiana que quedó «abducida» en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 por un deportista guaperas con fama de macho alfa. A partir de entonces se volvió altiva, codiciosa, materialista e intelectualmente sorda. Tal y como se relata en estas páginas, continuación de Urdangarin. Un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos, Cristina se ha enrocado en la defensa de su pluriimputado marido, se cree víctima de «una conspiración» y considera que todos sus negocios en Nóos y Aizoon son «plenamente legales». Una soberbia que la ha convertido en la primera royal española que se sienta en el banquillo, acusada de delitos que le pueden suponer hasta once años de cárcel.
Eduardo Inda & Esteban Urreizteita
La intocable
Cristina, la infanta que llevó la corona al abismo
ePub r1.0
jandepora 18.08.14
Eduardo Inda & Esteban Urreizteita, 2014
Editor digital: jandepora
ePub base r1.1
A la más maravillosa trilogía que vieron los tiempos: G. & J. & J.
A TI, por tu apoyo psicosomático.
EDUARDO INDA
A mis padres.
ESTEBAN URREIZTIETA
EDUARDO INDA (Pamplona, 1967) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, comenzó su andadura profesional en Antena 3 Radio y luego trabajó en ABC. En 1994 se incorporó a El Mundo, donde dio sus primeros pasos en la sección Local, cubriendo la información del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Allí permaneció hasta que en 1999 pasó a ser el corresponsal político de dicho diario en La Moncloa. De 2001 a 2007 dirigió El Mundo/Ibiza y Formentera y El Mundo/El Día de Baleares, donde destapó algunos de los más sonados casos de corrupción que han afectado a las Islas. En 2007 fue nombrado director de MARCA, cargo en el que permaneció hasta 2011, cuando fue designado adjunto al director y jefe de Investigación de El Mundo. Es autor, junto a Esteban Urreiztieta, de Urdangarin. Un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos, bestseller en el año 2012.
ESTEBAN URREIZTIETA (Madrid, 1979) es licenciado en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU y máster en Gestión de Medios Audiovisuales. Comenzó en la profesión como redactor en el equipo de José María García. Entre 2003 y 2011 fue responsable de Investigación de El Mundo de Baleares. Durante esta etapa, en la que fue nombrado subdirector del periódico, destapó los principales casos de corrupción de las Islas. Sus informaciones provocaron la dimisión de la histórica líder de Unió Mallorquina (UM) Maria Antònia Munar, el procesamiento y encarcelamiento de sus principales lugartenientes y la consiguiente disolución del partido bisagra de Baleares durante las últimas décadas. En la actualidad es redactor jefe en el equipo de Investigación de El Mundo en Madrid. Ha publicado en La Esfera Los March. La fortuna silenciosa, Mallorca és nostra y, junto a Eduardo Inda, Urdangarin. Un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos. Juntos han investigado y dado a conocer casos tan importantes como el Caso Neymar, Pujol y Mas, La Camarga, Bárcenas, Urdangarin y González.
CAPÍTULO I
Lo que faltaba: Manos Limpias pide la imputación de la infanta. La infanta como asunto de Estado. «Alberto, esto no se nos puede ir de las manos». La reunión en Zarzuela en la que se forjó la Operación Cortafuegos. ¿Invitamos a Alfredo? Cuatro uf y un juez que decide no estigmatizar a Cristina
«¡Joder, lo que faltaba!», bramó el 14 de febrero de 2012 una muy noble boca en uno de los despachos más grandes de La Zarzuela. Aquel martes no fue precisamente el día del amor ni en los bellísimos parajes del Monte de El Pardo ni en un casoplón alquilado a nombre de Telefónica en el tan washingtoniano como cool barrio de Chevy Chase, ni tampoco en el despacho de la primera planta del 81 de la milla de oro barcelonesa (el Paseo de Gracia) que ocupa el bufete Brugueras, García-Bragado, Molinero y Asociados. Ni Rafael Spottorno, ni El Jefe, que es como se refieren en clave a don Juan Carlos los miembros de la liliputiense corte española, ni los duques de Palma, ni desde luego un inefable Mario Pascual Vives, que acostumbra a estar a por uvas, se esperaban que Manos Limpias se atreviera a reclamar ni más ni menos que la imputación de Cristina Federica de Borbón y Grecia. ¿Había «plan B»? No, entre otras razones, porque siempre se pensó que esto de Nóos era una cosa del «trepa de Vitoria», de ese chico «con el que nunca se tenía que haber casado Cristina» y que, en todo caso, lo de la séptima en la línea de sucesión era peccata minuta, tan peccata minuta que a nadie se le pasaría por la cabeza osar solicitar la intervención de un juez al que nadie fuera de las Islas tenía calado del todo.
Aquel día de San Valentín Virginia López-Negrete, la joven pero sobradamente audaz letrada del sindicato fundado por el antiguo dirigente de Fuerza Nacional del Trabajo Miguel Bernad en 1995, ultimaba a velocidad supersónica en su hogar capitalino del Niño Jesús el escrito que menos de veinticuatro horas después presentaría en el Juzgado de Instrucción número 3 de Palma dando el paso que nadie sospechó que fuera a dar. Como por arte de birlibirloque, o no, que para eso están los 007 made in Spain, en Zarzuela sabían desde hacía pocas horas los derroteros que iba a tomar la valiente jurista bilbaíno-vallisoletana el miércoles por la mañana. La suerte estaba echada. La acción popular, derecho contemplado en ese artículo 125 de la Constitución que algunos quieren ahora fulminar, iba a dar un paso en el que con el devenir del tiempo se cumpliría el viejo aserto castellano que determina que «a la tercera va la vencida».
El miércoles 15 levantó el telón con uno de esos días de humedad mallorquina que se te mete hasta el tuétano y contra el que no hay forros polares o plumíferos que valgan. Santi Carrión, el procurador del sindicato Manos Limpias, se plantó con puntualidad británica en los dominios de José Castro a la hora de apertura del juzgado: las nueve de la mañana.