MIGUEL DELIBES SETIÉN (Valladolid, España, 1920 - 2010). El apellido Delibes proviene de Toulouse (Francia), ya que su abuelo paterno, Frédéric Delibes Roux —emparentado lejanamente con el compositor Léo Delibes— se asienta en España en 1860, adonde emigra para participar en la construcción de una línea de ferrocarril en la provincia de Santander. En uno de sus pueblos, Molledo-Portolín —escenario luego de una de las primeras novelas delibeanas, El camino— se casa con Saturnina Cortés, y con los años traslada el matrimonio su residencia a Valladolid.
Miguel Delibes es el tercero de los ocho hijos del matrimonio Adolfo Delibes, profesor y director de la Escuela de Comercio de Valladolid, y de María Setién, burgalesa de origen. El niño Miguel estudia en el colegio de La Salle y, en 1938, con 17 años, y antes de que le movilicen como soldado en la guerra civil que asola España desde 1936, decide enrolarse como voluntario en la Marina. «Casi con seguridad iban a destinarme a Infantería y me horrorizaba la idea del cuerpo a cuerpo, la guerra en el mar era más despersonalizada, el blanco era un barco, un avión, nunca un hombre. Yo lo veía como un mal menor».
Delibes, sin embargo, queda profundamente marcado por el conflicto bélico. «Si fuera posible —ha escrito— hacer un estudio médico de las personas que participamos en aquella terrible guerra, resultaría que los mutilados síquicos somos bastantes más que los mutilados físicos que airean sus muñones».
Regresa a Valladolid recién terminada la guerra y estudia Comercio y Derecho. Sin embargo, ninguna de estas carreras le complace. Y sólo el azar quiere —él mismo lo ha reconocido así— que desemboque en el mundo del periodismo y de la literatura. Un azar que comienza cuando, al estudiar el Manual de Derecho Mercantil de Joaquín Garrigues, descubre la belleza del lenguaje y la eficacia de la metáfora y el adjetivo oportunamente empleado. Como también le gusta el dibujo —su padre le ha matriculado en la Escuela de Artes y Oficios—, Miguel Delibes ingresa como caricaturista, en 1941, en El Norte de Castilla, el periódico de su ciudad, y pasa luego a ser redactor.
Ya es por entonces novio de Ángeles de Castro y ésta —que luego será su esposa— le anima a leer y a satisfacer el espontáneo deseo de ponerse a escribir. De esta manera, casi por puro azar y con una formación eminentemente autodidacta en lo que a lo literario se refiere, escribe su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, que consigue el prestigioso premio Nadal, en la noche de Reyes de 1948.
Es el espaldarazo. Dos años antes se había casado con Ángeles de Castro y había conseguido la cátedra de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de su ciudad.
A partir de ahora compaginará la enseñanza, el periodismo y la literatura.
Miguel Delibes es nombrado subdirector de «El Norte de Castilla» en 1952 y director en 1958. Emprende una serie de campañas en favor del medio rural castellano y ello le lleva a enfrentarse con el régimen y la censura reinantes, viéndose obligado a dimitir de su cargo en 1963. Pero no ceja por eso en su denuncia de la postración de Castilla y, cuando no puede hacerlo desde el periódico, lo hace desde la narrativa. Nace así su novela Las ratas (1962), verdadera epopeya novelada de la tragedia del campo castellano.
Pero ya antes había publicado varios títulos más, en especial El camino (1950), su tercera novela y arranque y confirmación de lo que habrá de ser su auténtico estilo narrativo.
Junto a títulos señeros como La hoja roja (1959), Cinco horas con Mario (1966), Parábola del náufrago (1968) —su novela más experimental—, o Las guerras de nuestros antepasados (1975), Delibes publica también sus primeros libros de caza y crónicas de viajes, principalmente USA y yo (1966), consecuencia de su estancia de seis meses en Estados Unidos, como Profesor visitante de la universidad de Maryland.
En 1973, con más de veinte libros publicados y varios premios en su haber, Miguel Delibes es elegido miembro de la Real Academia de la Lengua, ocupando el sillón e minúscula. La toma de posesión tiene lugar el 25 de mayo de 1975, y su discurso versa sobre «El sentido del progreso desde mi obra».
Sólo unos meses antes, en noviembre de 1974, había muerto su esposa Ángeles, a la que el novelista había calificado como su «equilibrio» y la «mejor mitad de mí mismo». En una novela que Delibes publicará diecisiete años más tarde, Señora de rojo sobre fondo gris (1991), evocará la singular figura de esta mujer.
La muerte de su esposa deja sumido al escritor en una profunda depresión, de la que comienza a salir tres años más tarde con la publicación de su novela El disputado voto del señor Cayo (1978). Siguen nuevas novelas, nuevos libros de caza, alguna nueva crónica viajera, y varios de sus relatos —doce en total— son llevados al cine o al teatro. Los santos inocentes en la pantalla y Cinco horas con Mario en los escenarios son los logros más notables en sendos géneros.
Llegan también para Miguel Delibes los reconocimientos y los premios: el Príncipe de Asturias, en 1982; el premio de las Letras de Castilla y León, en 1984; el de las Letras Españolas, en 1991; y dos años más tarde, en 1993, el premio Cervantes, el más prestigioso galardón para escritores de habla hispana. Su discurso de aceptación del premio ha sido considerado como uno de los más bellos y profundos de cuantos se hayan pronunciado en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Y aun cuando en él parece dar a entender Miguel Delibes que da por clausurada su creación literaria, cinco años más tarde, en 1998, publica la que puede considerarse su novela más ambiciosa: El hereje, un alegato en favor de la libertad de conciencia. La novela se desarrolla en el Valladolid del siglo XVI, y «a Valladolid, mi ciudad» dedica Delibes el libro. Ciudad donde nació y donde ha vivido siempre porque, como él mismo ha repetido, «soy como un árbol, que crece donde lo plantan».
Tras la publicación de El hereje su carrera literaria prácticamente se detuvo, principalmente por el cáncer de colon que padecía el escritor precisamente desde la última fase de redacción de su última gran novela.
Recibió en 2007 el Premio Quijote de las Letras Españolas. El escritor trataría aún de sacar adelante una nueva novela corta mediada la década del 2000. La obra, que iba a llevar por título Diario de un artrítico reumatoide, fue finalmente abandonada después de medio centenar de cuartillas manuscritas. Por su incapacidad, tras ser galardonado con el Premio Vocento a los Valores Humanos, Juan Carlos I y Sofía de Grecia, Reyes de España, visitaron personalmente al escritor en su domicilio vallisoletano. La comunidad autónoma de Castilla y León le entregó en noviembre de 2009 la Medalla de Oro de Castilla y León como reconocimiento por «su defensa del castellano», calificando al autor como «maestro de narradores». De igual modo, numerosas entidades culturales e intelectuales españolas e internacionales propusieron en varias ocasiones al escritor como candidato al Premio Nobel de Literatura.
Miguel Delibes, 2010
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Nota de los editores
El presente volumen, si bien es el sexto de los siete que integran las Obras completas de Miguel Delibes, es el último en ver la luz. Lo hace en vísperas del 17 de octubre de 2010, día en que se cumple el noventa aniversario del nacimiento del autor. Desde que se emprendió el proyecto de estas Obras completas, sus editores trabajamos con la idea de culminarlas antes de esta fecha, para compartir con el autor un doble motivo de celebración. Pero Miguel Delibes murió el pasado 12 de marzo y la alegría de la ocasión ha quedado teñida de luto. Ello no empaña, sin embargo, la satisfacción que nos produce haber cumplido el objetivo propuesto y conmemorar el que había de ser el noventa cumpleaños de Delibes con el mejor obsequio posible que unos editores pueden hacer a la memoria de un escritor: haber publicado sus obras completas con el mayor de los cuidados y atendiendo en todo momento a su voluntad, como es el caso. Pues importa subrayar, como no ha dejado de hacerse desde un comienzo, que estas Obras completas han sido impulsadas y desarrolladas bajo la tutela del propio autor, y que son en consecuencia un fiel reflejo de sus designios. También en lo tocante a este último volumen, cuyo contenido fue convenido en su momento con Delibes, y que respeta por lo tanto las decisiones tomadas por él en lo relativo a los materiales incluidos.