ROSS MOODY RUSSELL fue un productor y autor de jazz estadounidense. Fue el fundador de Dial Records. Russell escribió pulp fiction en la década de 1930. Sus héroes fueron Dashiell Hammett y, especialmente, Raymond Chandler, sobre quien escribió un estudio inacabado.
CODA: TIRAN DE MÍ SEIS HERMOSOS CABALLOS
Chan fue finalmente localizada por un abogado que representaba a Teddy Wilson, el pianista que había grabado con Charlie en la sesión de Slam Slam Blues, y al que la baronesa había llamado después de que le fallaran todos los demás contactos. La noticia de la muerte de Charlie Parker se había difundido porque un empleado del depósito de cadáveres se lo había dicho a un periodista. A las cuarenta y ocho horas de su muerte, los periódicos del martes 15 de marzo, llevaban diferentes versiones de la historia. El Journal-American subrayaba las extrañas circunstancias de la muerte con este titular: «MUERTE DEL REY DEL BOP PARKER». El Mirror de Nueva York tocaba el tema desde el ángulo romántico, encabezándolo así: «EL REY DEL BOP MUERE EN EL APARTAMENTO DE UNA RICA SOLTERA». El New York Times decía: «CHARLIE PARKER, MAESTRO DEL JAZZ, HA MUERTO». Su versión era respetuosa y tomada de las fuentes oficiales, a las que habían tenido acceso. La edad, tomada del certificado de defunción, como la estimada por la policía, fue de cincuenta y tres años. Charlie Parker tenía, en realidad, treinta y cuatro años cuando murió. No hubiera llegado a los cincuenta y tres hasta 1973. Según el jefe médico, Milton Halperin, la causa de la muerte fue neumonía. No se hizo mención del doctor Freymann.
Chan fue localizada justo antes de que los titulares de los periódicos aparecieran. Se dirigió al depósito de cadáveres, reclamó el cuerpo y lo envió al Walter Cooke Funeral Home de la Calle 72. Dispuso los arreglos oportunos para que se celebrara un funeral modesto con la ayuda de los amigos. En el funeral habría un breve sermón y una composición de Parker tocada por Lennie Tristano y Charlie Mingus; era el tipo de funeral que parecía indicado para un compositor de jazz. Después, le enterrarían en el cementerio Mount Hope, junto con Pree, en Hastings-on-Hudson, Nueva York. La llegada de Doris Parker tiró por tierra los planes de Chan; Charlie apenas la había visto desde hacía cinco años y ella no le había dado ningún hijo. Haciendo ondear su licencia mejicana de matrimonio y amenazando a Chan con hacerlo judicialmente, tomó posesión del cadáver de Charlie e hizo los arreglos para que se procediera al entierro en otro cementerio. Anunció que se le enterraría en Kansas City. Chan protestó y le dijo a Doris que le había prometido que no le enterrarían bajo ningún concepto en la ciudad que odiaba. El argumento no surtió efecto, pero, a cambio de su «cooperación», Doris y su abogado hicieron la promesa verbal de que después de la muerte de Addie Parker, Chan sería libre de trasladar el cadáver a Mount Hope, si así lo deseaba. La petición de Chan de que tocaran jazz en el funeral, al menos un blues, no fue atendida.
Los servicios tuvieron lugar en la Abyssinian Baptist Church en una tarde lluviosa del lunes 21 de marzo. Fue un acontecimiento social. En vez de oírse la melodía de Charlie, sonó The Lost Chord de Arthur Sullivan en un organo eléctrico, una ejecución en la que Charlie hubiera pensado como la última posible. El tema del sermón que realizó el reverendo David Licorish, fue la larga búsqueda de Charlie del acorde desaparecido. Dando fuerte para impresionar a la parroquia se refería al fallecido como «Charlie-Bird», un neologismo de su propia cosecha. El cuerpo estaba metido en un traje nuevo que había comprado Doris. Asimismo, bajo su indicación, se compró un crucifijo que le colocaron en los dedos que lo que habían sostenido durante la mayor parte de su vida era un saxofón. El cuerpo yacía en un carísimo ataúd de bronce, bajo una funda protectora de cristal, de la que surgía luz. Los miembros de la comunidad hipster, viendo esos reflejos espectaculares sobre el cristal, atribuyeron ese fenómeno a causas sobrenaturales.
—No había nada a lo que se pareciera más que a la brillante radiación que rodea la cabeza de un santo —relataba un hipster.
Los que vieron el cuerpo de Charlie, lo encontraron extrañamente en paz. Los compañeros que transportaron el féretro fueron los trompetas Charlie Shavers y Dizzy Gillespie, el pianista Lennie Tristano, el batería Louis Bellson, el periodista Leonard Feather y el inmenso y sudoroso Teddy Reig, el hombre de artistas y repertorio, resplandeciente en su traje azul metálico de seda. En el camino de salida de la iglesia, los porteadores perdieron el pie y el ataúd estuvo a punto de salir lanzado por lo aires. Solo se salvó gracias a los esfuerzos hercúleos, en parte, del potente Mr. Reig. Incluso hasta en su último rito, parecía que la vida de Charlie no podía acaecer con suavidad. La ironía continuaba siendo su regla de vida. Por un lado, estaba rodeado de fanáticos hipsters; por otro, de la vulgaridad y la hipocresía. La presencia de las dos facciones enfrentadas en la iglesia, la que le era fiel a Chan, y la que seguía a Doris, la presencia de los parásitos de la música, los de la prensa y la atmósfera circense del funeral se sumaban a la absurdidad final de la corta y trágica vida de Charlie Parker.
A pesar de las últimas quejas de Chan, el cuerpo fue transportado en avión a Kansas City para que se hiciera el entierro, cuyos gastos corrieron generosamente a cargo de Norman Granz. En Kansas City, hubo un segundo turno de funerales, a los que asistieron Addie Parker y los compañeros de la infancia. Los que de verdad amaban a Charlie Parker podían recordar las extrañas palabras de Parker’s Mood que cantara King Pleasure:
Adiós a todo el mundo
Llega la hora, he de dejaros…
No humilléis la cabeza cuando veáis que
Seis hermosos caballos tiran de mí.
Poned una moneda de plata en la cadena de mi reloj
mirad la sonrisa en mi rostro
para contarle al mundo
que soy en verdad libre.
No lloréis por mí,
que me voy a Kansas City
El día 2 de abril, en el Carnegie Hall, tuvo lugar un concierto benéfico para sufragar los gastos finales. Duró desde la medianoche hasta las cuatro de la madrugada, cosa que hubiera agradado a Charlie, se interpretó muchísima música que se tocó con amor por parte de los que habían tocado con él durante muchos años. Entre los que se ofrecieron estaban Sarah Vaughan, Billie Holiday, Dinah Washington, Pearl Bailey, Billy Eckstine, Herb Jeffries, Sammy Davis Jr., Mary Lou Williams, Hazel Scott, Lennie Tristano, Stan Getz, Charlie Shavers, Thelonious Monk, Gcrry Mulligan y Baby Lawrence. Leonard Feather, Jazzbo Collins y Barry Ulanov actuaron como maestros de ceremonias. Abrió el acto Lester Young, bailó Baby Lawrence, se escuchó una cinta de Parker y se tocaron muchas de las melodías favoritas de Charlie. Asistieron al acto dos mil setecientas personas, y cientos tuvieron que irse sin poder entrar. El concierto recaudó 5.739,96 dólares. Un concierto similar en Suecia alcanzó más de 1.000, así como uno que duró veinticuatro horas en Filadelfia.
Al cabo de unos pocos días de la muerte de Parker, comenzaron a aparecer graffiti en las paredes del Village y en los metros, en lápiz negro o pintados con spray, en los que se leía «BIRD LIVES!».
Aparecieron en la prensa musical emocionantes tributos; era la misma prensa que en su mayoría había hecho caso omiso de Charlie hasta que ya fue una eminencia establecida. «Le Bird N’est Plus!», escribía el Jazz Hot de París. El Orkester Journalen de Estocolmo le comparaba a Jackson Pollock, Dylan Thomas y James Dean, considerados todos ellos como símbolos de protesta de toda una generación.