Agradecimientos
Agradecimientos
La idea de comenzar a investigar sobre el teniente Sáenz de Tejada surgió del capitán Javier Donesteve, que fue el que me animó a buscar la hoja de servicios de mi tío abuelo en el Archivo General Militar. A ellos mi profunda gratitud y al coronel Madrigal y a toda la Academia de Caballería mi agradecimiento por la colaboración prestada. Unas muy enormes gracias al general Carlos Blond Álvarez del Manzano por toda su valiosísima ayuda, creo que sin él mucho de este trabajo no hubiera sido posible; al comandante legionario Jesús Romero Cuenca y al cabo Eduardo Sar Quintas por tener la paciencia de llevarme hasta Midar y ser unos magníficos anfitriones dentro del mundo militar de Melilla. A mi tía Eva por su hospitalidad al acogerme en su casa de Melilla. Estoy muy agradecido al sargento de regulares Carlos González Rosado por las fotos prestadas y sus comentarios sobre la historia del grupo. Mi gratitud a los comentarios del coronel Pedro Pérez sobre este trabajo, cuando más necesitaba de una orientación histórico-militar. Mi agradecimiento a María Luisa Despujol, condesa de Caspe y nieta del capitán Despujol, por el testimonio de este combate que todavía perdura en el seno de su familia. Por sus valiosísimos comentarios y la sensibilidad con que supo transmitírmelos le quiero dar las gracias a Marta Echegaray Fontcuberta. A mi buen amigo Hernando Maura por su visión de la política de principios del siglo XX. A la duquesa de Canalejas por dar luz a ciertos aspectos, quizás ya olvidados, sobre el magnicidio de José Canalejas. Gracias también a los valiosos comentarios de Maita Juste, nieta del general Enrique Marzo. Estoy muy agradecido a mis primas Esperanza y Mapi Jiménez de Bagües por sus aportaciones sobre la historia de Aragón. Mi reconocimiento a Salem Mezhoud por poner en perspectiva la visión y el sentimiento del pueblo amazig. Un sincero agradecimiento a Margarita Marcelo Juárez y a Sergio Lorente Martínez por su tiempo y dedicación durante la recta final en la preparación de este libro. Sus comentarios y calidad de perspectiva me fueron de gran ayuda. Muchas gracias al coronel de infantería José Luís Isabel Sánchez por sus acertados comentarios, correcciones y recomendaciones. Mi sentido agradecimiento por el ánimo recibido y las valiosas aportaciones que partieron de un profundo conocimiento de la historia española de Ignacio Gálvez Monte y Gabriel Echevarría. Un caluroso y entrañable agradecimiento a Felipe Abad León por su aportación sobre la historia de La Rioja y en especial de ciertos aspectos menos conocidos sobre la familia Sáenz de Tejada y Olózaga y del que además he tenido la gran fortuna de contar con su prólogo en este libro. Muchas gracias al coronel Juan Ignacio Salafranca Álvarez del Instituto de Historia y Cultura Militar por su tiempo y valiosísimos comentarios sobre la guerra de África, cuyo tío abuelo el capitán Juan Salafranca fue también laureado por su heroico comportamiento en la defensa de Abarrán el 1 de junio de 1921. Muchas gracias también al teniente coronel Arturo Martín Filgueira por su colaboración prestada. Un montón inmenso de gracias a mi tío Jaime por su entusiasmo e imprescindible colaboración en la elaboración de este trabajo. Espero que su curiosidad por un episodio que afectó de una manera muy especial a sus mayores haya quedado satisfecha. También quiero agradecer a todos mis hermanos, hermanas, tíos, tías, primos y primas que han esperado con paciencia la publicación de este libro y en especial a mi prima Malú, que siento ya no esté con nosotros para poder disfrutarlo. A mi mujer Grace, mis hijos Pablo, Casilda, Inés, mis padres y madre política, Graciela Velasco, por todo su apoyo.
Bautismo de Fuego
Bautismo de Fuego
Hasta ahora nuestro joven alférez había permanecido durante un mes en su destino de Sevilla con su Regimiento de Cazadores de Alfonso XII, que no llegó a ser movilizado para participar en la campaña africana. No obstante, se presenta voluntario para participar en la campaña del Rif y se le destina al Regimiento de Caballería de Húsares de la Princesa n.º 19 que ya había sido trasladado a Melilla. El 24 de septiembre de 1921, el alférez Sáenz de Tejada llega a un Nador ya reconquistado para presentarse a su nuevo regimiento.
Sus primeras experiencias en los frentes del Rif las describe en varias cartas que envía a su casa. Lejos de la perspectiva que entrañan los grandes movimientos de tropas y los enfrentamientos en los campos de batalla, la calidad del testimonio que este joven oficial transmite a su familia es muy valiosa desde un punto de vista histórico, ya que permiten acercarse a las condiciones de vida que se encontraron las tropas durante la guerra de Marruecos.
La singularidad y cercanía con que describe los aspectos más dramáticos de un ambiente de guerra nos va a permitir sentir el modo en que toda esa generación de españoles asumía tanta muerte y desolación. Destaca la calidez con la que describe su experiencia en Marruecos y la manera de desestimar las enormes incomodidades por las que inevitablemente hubo de pasar.
Nador 25 de septiembre 1921
Queridos Papás: Por fin he llegado en esta después del gran número de dificultades pues no me dejaban venir y tuve que acudir hasta el Ministro de la Guerra que dio una R. O. para que me pudiera ir, después con la tormenta no circulaban los trenes y gracias a ir con La Cierva que van poniendo trenes especiales, pude llegar a coger el Vapor con lo que llegué ayer a Melilla sin novedad, de allí me mandaron para este campamento donde llegué anoche encontrándome todas las cosas del pueblo, que debió ser estupendo, completamente desechos y las fuerzas acampadas entre las ruinas.
Los oficiales de mi escuadrón estaban en el portal de un antiguo café del que aún queda el techo y allí me metí con todo mi impedimento. Estoy en el escuadrón 4.º donde está Joaquín Toledo y Osorio al que conocéis.
Aquí estamos admirablemente, pues no nos lavamos porque aunque estamos al lado del mar, como la playa está llena de cadáveres no nos acercamos por ella, de comer tomamos lo que podemos que suele ser arroz y gallinas o corderos cuando se los robamos a los moros.
La cuestión de la bebida es la peor pues aunque hay pozos en el fondo tienen muerto y no podemos beber, los riachuelos son salados y no podemos beber más que vino y agua que nos mandan de Melilla y que es malísima, sin embargo nos las arreglamos bastante bien y vivimos alegres y contentos. Si me mandáis algo de comer que sean embutidos y algunas latas de esto [ilegible] pues ya estoy harto de conservas y todo sabe igual.
Hoy por la mañana a las 5 he salido a hacer la descubierta y como ha llovido una barbaridad me he puesto como un sapo pero ya me he mudado y estoy admirablemente. No se ve un moro por ninguna parte y los tiros los oímos de lejos así que podéis estar tranquilos. Otro día os seguiré contando cosas, por ahora creo que no avanzamos en unos días así es que no tengáis ningún cuidado.
Os abrazo a todos.
Salustiano
Mandadme una manta de viaje si podéis.
Húsares de la Princesa fue uno de los muchos regimientos de la caballería escogidos para apoyar la labor de reconquista en los alrededores de Melilla. Desde su fundación en 1833, fue primeramente concebido como escolta de la princesa Isabel (después Isabel II). Con la primera guerra carlista cobró un gran protagonismo bajo las órdenes del entonces coronel Diego de León, que participó en la contienda del lado isabelino. Años más tarde tuvo también la oportunidad de emplearse en Marruecos durante la guerra de 1859-60 en tiempos de Leopoldo O’Donnell y Juan Prim; conflicto que estalló en respuesta a los continuos acosos a los que estaban sometidas las plazas de Ceuta y Melilla. Húsares de la Princesa ya no existe como tal desde el advenimiento de la II República y en la actualidad el heredero de su historial es el Regimiento de Farnesio.