ACTORES PRINCIPALES
Francisco Largo Caballero, jefe de Gobierno de 1936 a 1937
Fotografía de Francisco Largo Caballero en 1927.
El compromiso político
Francisco Largo Caballero nace en 1869 en Madrid, en el seno de una familia modesta. Trabajador de la construcción, se afilia a la UGT en 1888 y al PSOE en 1894. Es encarcelado en 1917 por haber participado en las huelgas que sacuden por entonces el país, antes de ser elegido a las Cortes el año siguiente. Es secretario general de la UGT desde 1918, y después presidente del PSOE en 1932, para convertirse en ministro de Trabajo en la Segunda República. Su postura se radicaliza durante estos últimos años, hasta el punto de ser llamado el Lenin español y de inspirar la Revolución de Asturias de 1934.
El jefe de guerra
Unas semanas después del golpe de Estado de julio de 1936, es nombrado jefe de Gobierno y ministro de Guerra. Entonces, se esfuerza por disciplinar al ejército y por que se respete la autoridad del Gobierno en la zona republicana, pero se convierte enseguida en el blanco de las maquinaciones del PCE, que quiere tomar las riendas de las operaciones, y se ve obligado a dimitir en la primavera de 1937. Tras la derrota republicana, se exilia en Francia. Es detenido y seguidamente deportado por los alemanes en 1940. Es liberado por la URSS, y muere en París en 1946.
Manuel Azaña, presidente de la República de 1936 a 1939
Fotografía de Manuel Azaña.
Un republicano convencido
Manuel Azaña nace en 1880 en la Comunidad de Madrid, en el seno de la alta burguesía. Es el cofundador en 1913 de la Liga de Educación Política, destinada a sensibilizar a los españoles sobre la democracia parlamentaria, y colabora en la revista de oposición España al lado de los más grandes intelectuales de su época. Admirador de la república a la francesa, es uno de los portavoces de la oposición moderada bajo la dictadura de Primo de Rivera, y después se convierte en jefe de Gobierno tras la proclamación de la Segunda República, que quiere gobernar «mediante la razón».
La encarnación de la República
«Azaña era, sin lugar a dudas, el hombre clave del nuevo régimen, el más destacado por su cultura y sus dotes de orador, a pesar de contar con una apariencia física poco atractiva» (Bennassar 2004, 41).
Lleva a cabo grandes reformas de laicización y de educación de la sociedad, e inicia la reforma agraria. Vencido por la derecha en 1933, lleva al Frente Popular a la victoria en febrero de 1936, antes de convertirse en presidente de la República en mayo de ese mismo año. Independientemente de su influencia real, ocupa su puesto hasta el final de la Guerra Civil, y después se exilia en Montauban (Francia), donde fallece en 1940.
Francisco Franco, general y hombre de Estado español
Franco y Carmen Polo (Primera dama, 1900-1988), fotografía de 1968.
Una brillante carrera militar
Francisco Franco Bahamonde nace en 1892 en Ferrol, Galicia. Fruto de la burguesía media y conservadora, sigue la tradición familiar al abrazar la carrera militar, que le lleva a participar en las guerras de Marruecos en 1912 y a crear la Legión Española, también llamada Tercio de Extranjeros, en 1920. Su actuación durante la represión de la revuelta de Abd el-Krim (1882-1963) en Marruecos le hace ganarse un ascenso al rango de general con 34 años. Bajo la Segunda República, a la que a priori no se opone, guarda las distancias con los conspiradores. Finalmente, sin embargo, acaba por dejarse convencer y participa en la insurrección de julio de 1936, que encabezará semanas más tarde.
La dictadura
Al final de la guerra, Franco, conocido como el Caudillo, se convierte oficialmente en jefe de Estado. Instaura una dictadura personal, al principio dura y muy represiva, antes de suavizar su política. Muere en 1975, tras haber nombrado como sucesor seis años antes a Juan Carlos de Borbón (nacido en 1938). Francisco Franco, dotado de una personalidad relativamente ordinaria, tiene las mismas ideas sobre el mundo y los acontecimientos que ocurren en él que la mayoría de los españoles procedentes de su mismo entorno. Es un militar pragmático, un católico conservador, apegado a la unidad y a la grandeza de la España histórica, y desconfiará siempre de las ideologías nuevas y violentas como las que preconizan el fascismo y el nazismo.
Juan Negrín, jefe de Gobierno de 1937 a 1939
Una carrera prometedora
Juan Negrín, nacido en las Islas Canarias en 1892, es investigador y profesor de fisiología antes de pasar a formar parte del PSOE en 1929 y de convertirse en diputado dos años más tarde. Partidario de un socialismo moderado, encabeza el PSOE tras la Revolución de Asturias de 1934 debido a que Largo Caballero había sido encarcelado por participar activamente en la revuelta. Ocupa el puesto de ministro de Finanzas durante los seis primeros meses de la guerra y organiza el traslado a la URSS de una importante parte de la reserva de oro del Banco de España.
¿El hombre de Moscú?
Durante la crisis que afecta al bando republicano en la primavera de 1937, es el candidato elegido por los comunistas para encabezar el Gobierno, donde es nombrado de forma oficial. Su papel durante la guerra es ambiguo: se le acusa de haber servido a los intereses de la URSS contra los de la revolución española, al haber reforzado el poder central en detrimento de los anarcosindicalistas y al haberse aliado con la burguesía. Jefe de Gobierno de la República en exilio al final de la guerra, se establece en París, donde muere en 1956.
CONTEXTO
Una República en dificultades
La Guerra Civil estalla cuando el contexto nacional e internacional es especialmente inestable. En 1923, bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1870-1930), la monarquía (constitucional desde 1874) es solo la sombra de sí misma. Poco después, el 14 de abril de 1931, se proclama la Segunda República tras la victoria en las elecciones municipales de los republicanos. En cinco años, la mayoría de voto cambia tres veces de bando: lo que la izquierda hace de 1931 a 1933 lo deshace la derecha de 1934 a 1935, antes de que la izquierda logre recuperar el poder en 1936 gracias al Frente Popular. La llegada de la izquierda al poder agrava las tensiones, y los extremistas de ambos bandos se vuelven cada vez más violentos.
La Segunda República cuenta con poca unanimidad, tanto por parte de la derecha como de la izquierda. Las discrepancias entre ambos grupos políticos, así como entre los republicanos y los que se oponen a este tipo de régimen, son demasiado importantes como para llegar al entendimiento. Sin embargo, durante las crisis más graves, como lo será la guerra civil, lo que prevalece es la oposición entre la derecha y la izquierda.
Entre los republicanos se encuentran los partidos reformistas y moderados de centro derecha y de centro izquierda, al que pertenece Manuel Azaña. El PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y su sindicato, la UGT (Unión General de Trabajadores) también lo son durante un tiempo, antes de dejarse llevar por la tentación revolucionaria a partir de 1933, bajo la influencia de Francisco Largo Caballero. Finalmente, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), un partido católico y conservador fundado en 1932 por José María Gil-Robles (1898-1980), respeta la legalidad para compensar el peso electoral de la izquierda.