D. R. © 1988, Fondo de Cultura Económica
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Todas las cosas comenzaron en orden, y así terminarán, y así comenzarán de nuevo, de acuerdo con el orden preestablecido y las matemáticas místicas de la ciudad celeste.
LA CÁTEDRA EDDINGTON
Sir Arthur Stanley Eddington, miembro de la Order of Merit, de la Royal Society, y profesor de la cátedra Plumiana de astronomía de Cambridge entre 1913 y 1914, fue uno de los más grandes astrónomos-matemáticos de su tiempo.
No sólo fue mundialmente famoso como astrónomo, sino también como brillante exponente de los nuevos avances de la física y la cosmología. Dos de sus libros más conocidos, Stars and Atoms y The Nature of the Physical World, fueron traducidos a 12 idiomas distintos entre los dos.
Fue también profundo pensador, tanto en religión y ética como en ciencia. Sus conferencias de Swarthmore, Science and the Unseen World, fueron, con todo merecimiento, de las más apreciadas y ampliamente leídas de toda la serie, y publicaron en ediciones en francés, alemán, danés y holandés.
Eddington fue cuáquero de toda la vida. A su muerte, la Sociedad de Amigos formó, con objeto de organizar una cátedra anual en su memoria (y como resultado de que se apoyara ampliamente el pedido para fondos), un consejo de cuatro miembros, uno de los cuales es nombrado por la Royal Society, otro por el Trinity College de Cambridge (del cual Eddington fue miembro durante 37 años) y dos por la Sociedad de Amigos.
La meta de la cátedra, que ha permanecido invariable desde su fundación en 1947, es la siguiente:
Las conferencias deben tratar algún aspecto del pensamiento científico contemporáneo, escogido por su relación con la filosofía de la religión o con la ética. Se espera que ayudarán así a mantener e intensificar la preocupación que sentía Eddington por relacionar los métodos científico, filosófico y religioso en busca de la verdad, y que serán la manera de fomentar esa comprensión de la unidad que subyace en esos diferentes métodos, que fue su objetivo característico.
El control en rápido incremento del hombre sobre las fuerzas naturales tiene perspectivas de logros materiales que resultan asombrosas; pero si este incremento de control sobre el poder material no va aparejado por un gran avance moral y espiritual, existe la amenaza de un derrumbe catastrófico de la civilización humana. En consecuencia, nunca ha sido tan urgente como ahora la necesidad de una síntesis de la clase de conocimiento que puede obtenerse a través de varias vías —científica, filosófica y religiosa— de buscar la verdad.
En los últimos años se ha vuelto costumbre de los miembros del consejo invitar a un distinguido profesor a dar un breve ciclo de conferencias que puedan luego ser la base para un libro subsecuente. En el otoño de 1980 el doctor Charles Webster, de la Unidad Welcome para la Historia de la Medicina en la Universidad de Oxford, se hizo cargo de esta tarea.
Resulta verdaderamente placentero ver ahora su relación clara y erudita de la interpenetración de magia y mecanicismo de Paracelso a Newton, que escuchamos con tanto placer, hacerse completamente accesible para un público más amplio con la publicación de esta monografía.
J. C. POLKINGHORNE
Presidente del consejo de la cátedra Eddington
Trinity College, Cambridge
5 de marzo de 1982
PREFACIO Y RECONOCIMIENTOS
Los ensayos contenidos en este volumen comprenden una versión ligeramente modificada de las conferencias Eddington dadas en Cambridge en el otoño de 1980. Se ha mantenido el tratamiento general de las conferencias originales. A pesar de la ampliación de ciertos puntos en la versión publicada, se espera que se haya conservado el espíritu de las disertaciones originales. En el transcurso de la revisión también he intentado tomar en cuenta, cuando eran pertinentes, obras publicadas en la primera mitad de 1981.
Este librito está dedicado respetuosamente a Joseph Needham y Walter Pagel, quienes han apoyado al autor de muchas maneras distintas durante los últimos 15 años. Los acontecimientos del decenio de 1930 unieron a estos dos eruditos cuando en Cambridge tuvieron importante papel como precursores en la historia de la ciencia. Llegaron a ser presidente y secretario, respectivamente, del comité formado para promover la historia de la ciencia en la universidad. Sir Arthur Eddington fue uno de los colaboradores para el volumen de ensayos basados en la primera serie de conferencias dadas bajo los auspicios de ese comité en 1936. Los objetivos que Needham y Pagel definieron para la historia de la ciencia en su introducción a ese volumen (Background to Modern Science, Cambridge, 1938) siguen siendo aceptables para muchos de quienes escribimos hoy día. Es especialmente digno de tomarse en cuenta, con respecto a los presentes ensayos, que Needham y Pagel hayan trabajado para ampliar las bases de la historia de la ciencia relacionando el proceso de descubrimiento con el entorno cultural en el que se desarrolló la ciencia. También han asegurado un nuevo nivel de respeto para los valores culturales de la filosofía natural renacentista, muchos de los cuales fueron despreciados hasta ahora por considerarse improcedentes para la corriente principal del pensamiento científico. Entre los beneficios de sus métodos surgió una apreciación mucho más completa de los motivos religiosos de la ciencia. Este último tema es pertinente para los fines de la cátedra Eddington.
El autor quisiera expresar su sincero agradecimiento a los miembros del consejo de la cátedra Eddington por su cortés hospitalidad, a Renate Burgess y William Schupbach por sus sugerencias sobre las ilustraciones, a Margaret Pelling por sus comentarios sobre el texto y por su ayuda en cuestiones editoriales, a Jean Loudon por su invaluable ayuda mecanográfica, y a Jonathan Barry por preparar el índice analítico. Las muchas otras deudas del autor para con los buenos amigos serán evidentes en las notas al texto.
En las citas del texto se han desatado las contracciones usuales y en algunos pocos casos se corrigieron silenciosamente errores obvios. Se omitieron las cursivas de las fuentes originales.